viernes. 09.05.2025

“La Balsa de Lampedusa” es una de las piezas centrales del primer museo de arte subacuático de Europa, el Museo Atlántico de Lanzarote, que está creando Jason deCaires Taylor.

El escultor inglés, según explican este martes desde los Centros Turísticos, quiso abrir una reflexión crítica hacia la situación actual de los refugiados inspirándose en la célebre “La Balsa de Medusa”, de Theodore Gericáult. La obra pintada en 1819 y que hoy habita en el Louvre, cuenta cómo los supervivientes de un naufragio en la costa oeste de África -no muy lejos de Lanzarote- son abandonados a su suerte por los altos mandos del barco, condenados a vagar por el mar en una precaria embarcación que ellos mismos construyeron.

Hoy, “La Balsa de Lampedusa”, de Jason deCaires Taylor, vive en el fondo submarino, desde donde nos habla de la problemática de la inmigración en nuestro tiempo, sobre “el abandono por parte de la sociedad, la pérdida, la desesperación y la muerte, pero también, la esperanza, de la que ya hablaba Gericáult”.

Bajo la proclama “Todos somos inmigrantes”, deCaires Taylor construyó una balsa integrada por personas procedentes de distintas partes del mundo. Nada se dejó al azar, fueron escogidos por el propio artista para llenar de simbología poética la composición.

Entre los modelos que sirvieron al artista para plasmar esta obra, se encuentra Abdel, un inmigrante real que fue escogido por deCaires-Taylor para encabezar la balsa en una postura erguida, mirando hacia el horizonte, con la mirada fija en la esperanza.

Abdel llegó a Lanzarote en una patera cuando sólo era un niño. Embarcó con 12 años desde el Aaiún en busca de nuevas oportunidades. Pintaba y quería estudiar arte. En medio de la travesía el motor de la embarcación se estropeó y vagaron a la deriva durante días, sin apenas agua y comida, hasta que los avistó un atunero que los llevó a tierra.

Hoy, después de 16 años, Abdel ha conseguido establecerse en Lanzarore, pero no ha olvidado su travesía, sabe que muchos como él nunca llegaron a su destino.

Abdel y «La Balsa de Lampedusa», de Jason deCaires Taylor
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