Por Miguel Ángel de León
Está científicamente comprobado: una de cada cien personas es un psicópata. Tal y como lo lee. La estadística es la gran mentira, de acuerdo, pero en este caso no engaña. De todo lo cual se deduce e infiere, necesariamente y por la elemental ley de probabilidades, que usted -salvo que sea un asceta o anacoreta que vive escondido en la montaña o en la Cueva de Las Palomas- conoce a algún psicópata, suponiendo que no lo sea usted mismo, que a lo peor es mucho suponer (el hecho de que lea una columna como ésta ya es sospechoso, para mi gusto).
Esos números no son palabras mías. Los acaba de recordar el profesor emérito de la British Columbia University (con perdón por la purria de anglicismos), don Robert Hare, de los Hare de toda la vida de Dios. Un tipo serio. Quizá demasiado, a juzgar por la foto que aparece en la entrevista que le hacía este lunes el diario ABC. Pero es lógico que, con su profesión, no esté el hombre para bromas. Nadie como él conoce cómo funcionan las mentes criminales, especialmente las de los psicópatas, a los que lleva estudiando desde hace décadas, casi tantas como las que dedicó Van Helsing al estudio de los hombres-vampiro, hasta descubrir que no todos trabajaban en Hacienda y que había mucho autónomo desparramado por esos castillos del Diablo. Mucho cuidado con eso, que no está el horno para bollos. Hay malas noticias al respecto: sepan legos y profanos en la materia, entre los que me incluyo, que no hay cura para las psicopatías.
El cine ha hecho mucho daño y ha ayudado mucho a creer que psicópata sólo es el que se dedica a matar con el pulso firme y la misma rutina con la que se bebe un vaso de agua. No nos llevemos a engaño (y el que quiera llevarse, que vaya a los mítines políticos): la mayor parte de los psicópatas cometen sus crímenes desde otras esferas. Principalmente, las finanzas y la política. Es palabra del profesor: “Detrás de los grandes escándalos financieros, con pérdidas para miles de personas, siempre hay una mente psicópata. En los grandes negocios la psicopatía no es una excepción. ¿Qué tipo de persona es capaz de robar a miles de inversores, de arruinarles aunque después se suiciden? Dirán que lo sienten, pero nunca devolverán el dinero. Es incluso peor que lo que hacen muchos asesinos”.
¿Hay algún psicópata en la política local? Haylo. O mejor dicho, haylos. Yo al menos conozco o sé de dos, como mínimo. Y no hacen demasiado esfuerzo en disimular esa enfermedad, que en muchos casos desconocen ellos mismos. Ojo: no quiere decirse que hayan matado o tengan previsto matar a alguien, pero sí que han liquidado o asesinado la ilusión de más de uno en el sistema democrático (la abstención bien, gracias... y subiendo). Así los retrata Robert Hare: “La política y el póker son dos ocupaciones cuyas reglas obligan a mentir y engañar. Si los políticos fueran sinceros no serían elegidos. Muchos son mentirosos a secas. La política es un medio fantástico para que se desarrolle una mente psicópata, el mejor ambiente, el ideal. Igual que los negocios, que cambian con mucha rapidez. Ahí los psicópatas se desenvuelven como pez en el agua. Está probado que en los círculos políticos y financieros hay más porcentaje de psicópatas que entre el resto de la población. Docenas de políticos de alto nivel deberían claramente estar en la cárcel. Son psicópatas, pero no puedo decir nombres. Y lo peor es que la sociedad no puede defenderse de eso, porque son ellos los que, además, hacen las reglas, dictan los principios y gastan millones para explicar al mundo que lo que hacen es fantástico. Para esto las elecciones no sirven”. ¡Ños! Si lo de la inutilidad de las elecciones lo digo yo, no deja de ser la opinión de un indocumentado abstencionista convicto y confeso, pero cuando ratifica mi impresión y mi convicción tan emérito profesor, eso ya son palabras mayores. Un respetito ahí. Total, que estoy de acuerdo con él... y sigo estándolo conmigo.
Y eso que el periodista que le entrevistó para ABC, José Manuel Nieves, no le preguntó ni de pasada sobre el Plan General de Ordenación Urbanística de ningún sitio... (de-leon@ya.com).