Por Miguel Ángel de León
Existe el pálpito de que este año, precisamente por ser electoral, por un mínimo decoro, por aquella cosa de guardar las formas (a buenas horas mangas verdes), y por el otro hecho cierto de que ni el más tonto se cree ya el cuento del concejal o consejero conejero que va a Madrid a trabajar, habrá menos representantes políticos lanzaroteños que nunca antes en Fitur, “fitetú”. De ser así, no hay mal que por bien no venga. El refranero casi siempre va cargado de razón.
Hace ahora dos años, el periódico “El Mundo/La Gaceta de Canarias” insertaba en su sección La Matraquilla la siguiente y reveladora información: "El Gobierno de Canarias se presenta en Fitur 2005 con algunos cambios con respecto a años precedentes. La variación más significativa es la supresión de la tradicional Fiesta de Canarias, con lo cual se ahorrará unos 18.000 euros [30 millones de pesetas], y se reduce considerablemente el gasto dedicado a esta convocatoria turística".
A esa Fiesta de Canarias sólo iban canarios y tres o cuatro famosillos catódicos/catatónicos, tipo Norma Duval y otras ociosas sin oficio pero con mucho beneficio por el morro (este año hablan de una tal Paulina Rubio, a la que no he tenido el disgusto de escuchar; seguro que es otra intelectual como la musa pepona). La presunta promoción turística del Archipiélago en ese fiestorro obsceno no la veía nadie por ningún lado, pero que le quiten ahora lo bailado y lo celebrado a los que durante años se hincharon a disparan con pólvora de rey.
También las tradicionalmente manirrotas instituciones públicas lugareñas vienen anunciando desde hace unos años que se acabó lo que se daba con respecto a la tradicional orgía dilapidadora que suponía cada edición de la fiesta (feria, quise decir) madrileña para las arcas de la primera corporación insular y varios ayuntamientos. De todo lo cual se deduce e infiere, a bote pronto, que no exagerábamos -y mucho menos mentíamos- los que llevamos años denunciando públicamente la impudicia, pese a las presiones del poder y del infraperiodismo que ejerce de mero portavoz de aquél: ahora se reconoce la costosa e inútil orgía endogámica (Día de Canarias) y el derroche del dinero público en pitanzas... y en p... profesionales del sexo, que también éstas han pagadas a cuenta del erario público en más de una ocasión, como es triste fama y como no ignara a estas alturas del derroche ni el más despistado de la clase.
A los pocos que siempre hemos censurado abiertamente esa orgía dilapidadora de dineros públicos se nos tachaba hasta ayer mismo de exagerados y alarmistas, como mínimo. Y ahora reconocen los propios protagonistas que el derroche existía. Nunca es tarde del todo si la dicha llega, aunque sigo teniendo mis dudas: si este año van menos consejeros y concejales a Madrid a hacer como que hacen algo por fomentar el turismo en la isla (como mucho, se limitan a autopromocionarse a sí mismos), la razón es la que es: la inminencia electoral, no el ánimo ahorrador de ninguno de ellos. A otro perro con ese hueso.
En cualquier caso, y en hablando del cuento anual de Fitur, cierto es también que por aquí abajo no son sólo los políticos los que deberían avergonzarse de sus desvergonzados comportamientos y abusos. Algún día, con tiempo y tabaco (aunque es mejor no fumar, lo sé por experiencia), se contará toda la historia enterita y entregada de esas juergas que cuarenta o cuatrocientos vividores se montaban en Madrid a costa del dinero del resto de los lanzaroteños. Todo se andará. Prometido. (de-leon@ya.com).