Por Miguel Ángel de León
Mientras Zapatero está a punto de aterrizar en esta pobre islita rica sin gobierno conocido, otros estamos prestos y dispuestos para salir a escape de la misma aprovechando idéntico período vacacional. Pero antes de llegar a Lanzarote, el presidente de lo que algunos ya denominan Ex-paña asistió el pasado fin de semana al entierro de su abuela materna, una mujer de derechas, al contrario que el afamado abuelo paterno al que mataron allá cuando la guerra, cuya “memoria histórica/histérica” quiere el PSOE recuperar ahora, tarde y mal.
La abuela fallecida contaba con 103 años, que ya es contar. Y no vale decir que también ahí ha tenido algo que ver la maldición de La Mareta, de la que les hablé aquí mismo días atrás. Antes al contrario: morir a los 103 es más bien una bendición.
Lo cierto es que le están dando el viaje a José Luis Rodríguez Zapatero a cuenta de su saltito vacacional a Lanzarote. Sobre todo en cierta prensa, claro. Y principalmente en el diario El Mundo. Se repite en gran medida lo sucedido el año pasado, que es casi un calco del actual. Pero ande Zapatero caliente y ríase la gente. Ya les hablé de las bonitas palabras que le dedicaba el veterano Martín Prieto al conejero desplazamiento presidencial. Horas después, en las mismas páginas, el joven columnista David Gistau, el penúltimo fichaje de Pedro Jota/Jeta Ramírez, al que “rescató” de La Razón, el rotativo donde conocimos de su ingenio literario, escribía a su modo y manera sobre una supuesta conversión en los gustos y placeres de Rodríguez Zapatero.
Recordaba Gistau que Zapatero prometió que el poder no le iba a cambiar, “que no habría síndrome capaz de apartarle de los propósitos de austeridad y sencillez al estilo Gandhi que nos gusta atribuir a los profetas de la austeridad y la salvación como él mismo o Bob Geldof. Pero Geldof se nos cayó cuando supimos que salía a socorrer negritos (perdón, subsaharianos) con Dom Perignon en la cubitera, y que su vocación solidaria no era en realidad sino una industria que servía a su avaricia disfrazada de bohemia buhardillera. Y ahora Zetapé se nos descuelga con los 15 cocineros que necesita para inaugurar en Lanzarote, no ya las vacaciones de una familia de clase a la que el poder no tienta con privilegios ajenos a su origen, sino una imitación del palacio del Zar”.
Con todo y pese a todo, hoy toca darle la bienvenida al presidente. Frase hecha: es de bien nacidos ser agradecidos. Y a los conejeros de nascencia, como a los lanzaroteños de residencia, nos toca valorar en su justa medida la ya más que comentada y cierta publicidad gratuita y efectiva que supone, sobre todo de cara al negocio turístico (del que vivimos todos por aquí abajo, de una forma directa o indirecta), la elección de nuestra isla, por segundo año consecutivo, como lugar de veraneo del presidente de lo que va quedando de España.
HASTA SEPTIEMBRE
Aparcamos momentáneamente esta modesta columna impresa y digital hasta el próximo mes de septiembre. Ahí les dejo, en compañía de Zapatero, de los “sangineles”, los concursos de belleza, las romerías y otras originalidades propias del estío insular. Huyo más lejos que cerca, en espera de que les sea leve a los que se quedan y que nadie resulte herido. Adiós. (de-leon@ya.com).