sábado. 10.05.2025

Por Miguel Ángel de León

Ustedes ya lo habrán visto, por más y por mucho se quieran hacer los despistados. Desde primeras horas de este viernes, 12 de mayo, ya están todas las calles imposibles, repletas de caretos y carotas extrañamente sonrientes y hasta carcajeantes. Muchos nos preguntamos todavía, a estas alturas del esperpento en el que ha desembocado la política/degradación en nombre de la sacrosanta y nunca vista democracia, de qué se ríen exactamente todos ellos. Es una pregunta retórica, claro, porque ya sabemos de sobra y por amarga experiencia previa que se ríen de todos nosotros... sí, incluso de usted, el que está preparando o pensándose el voto para entregárselo alegremente a los colgados (de las farolas).

Tanto anuncio, tanta foto, tanto pito y tanta flauta publicitaria para anunciar la nada elevada al cubo (de la basura, en este caso). Mal empleadito tiempo y dinero, como decía allá cuando el viejo de islita adentro. Tanto cartel colgado de las farolas y tan pocas luces, si nos ponemos a ver...

Es muy posible que los más masoquistas del lugar acaben sufriendo alguna suerte de “mono” o síndrome de abstinencia publicitario: una vez que alguien se hace adicto o adepto del partido político de turno, luego se hace muy difícil prescindir a las primeras de cambio del discurso hueco, de las frases hechas, de las entrevistas pactadas, del periodismo palanganero y pasteloso, del disco rayado de todos y cada uno de los candidatos que repiten como loros las mismas cantinelas ayunas o huérfanas de la más mínima originalidad ("vamos a ganar", "estamos ilusionados", “trabajaremos por el pueblo” y mil y un blablablá insustancial). Un infralenguaje cansino y sobadísimo que hace inevitable el enamoramiento ciudadano de ese idílico paisaje de descerebramiento colectivo en el que participan, a partes iguales, políticos y periodistas convertidos en simples o simplones publicistas de aquéllos.

Siempre que llegan estas fechas de inminencia electoral, con la campaña oficialmente abierta, a muchos nos resulta más que gratificante recordar que esta ninguneada y pobre islita rica sin gobierno conocido es la que presenta, de entre todas las de Canarias, el mayor índice de abstención en el Archipiélago desde las primeras elecciones municipales celebradas en 1979. Alguno podrá decir que es un consuelo chiquito, pero eso es según cómo se mire. Y uno siempre mira con buenos ojos la respuesta ciudadana al desprecio político hacia el pueblo con el desprecio del pueblo hacia los políticos que no se merecen ni el aire que respiran, que nos hacen sentir vergüenza de ser de esta tierra cada vez que llega a otras tierras noticias de la desvergüenza pública en forma de oscuridad institucional, transfuguismos masivos, chalaneos constantes, pactos contra natura, repartos obscenos de la tarta y otros malos ejemplos de la mencionada política/degradación que se ha enseñoreado de Lanzarote desde hace lustros, como es triste fama.

Sí, ha empezado oficialmente la campaña electoral. Salúdala con tu total indiferencia hacia esos vendedores de humo. O súmate a la farsa, si no te asquea. (de-leon@ya.com).

15 días para mentir
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