jueves. 19.09.2024

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha publicado un informe en el que se asegura que la diferencia entre el sueldo que ganan los licenciados universitarios y las personas con estudios mínimos cada vez es menor. Pero esto pasa en España, porque en esto, también somos distintos al resto de países de la Unión Europea, Estados Unidos o Asia.

Según un estudio del Servicio de Estudios de La Caixa, la diferencia de salario entre unos y otros ha caído un cuarenta por ciento entre 1997 y 2004.

Para la secretaria general del sindicato Comisiones Obreras en Lanzarote, Victoria Sande, “parece que en España se favorece la baja cualificación de los trabajadores porque resulta más económico contratar a una persona sin ninguna titulación y no motivamos ni valoramos el esfuerzo de los jóvenes que están estudiando y se están preparando para realizar esa función”.

Sande comenta que “es habitual pagar a una persona como un auxiliar en vez de que cobre en su calidad de licenciado”. En su opinión, esto está favoreciendo que no se genere empleo de calidad y “siempre estaremos a trancas y barrancas”.

La culpa es de la globalización

Una de las causas con la que este estudio avala esta bajada de sueldos es la globalización; es decir, los países se están especializando en sectores laborales y mientras que naciones como Corea o Estados Unidos se están dedicando de forma intensiva a la tecnología y por eso, el trabajo de los licenciados es premiado en el ámbito económico, en España nos hemos centrado en sectores como la construcción o el turismo, en los que no es necesario que el trabajador haya pasado por las facultades universitarias. La sindicalista afirma que “esto es algo real y todo el mundo sabe que en España hay científicos buenísimos que han tenido que emigrar a otros países, sobre todo Estados Unidos o Suiza porque aquí ni se les valora, ni se les dan los medios necesarios ni se les paga lo suficiente como para que quieran quedarse en su tierra”. Sande se lamenta de que “España no se involucra en ese sentido y prefiere ir al dinero fácil que se gana en sectores como la construcción o el inmobiliario, que son los únicos ámbitos en que se reconoce a los buenos trabajadores con sueldos acorde a sus capacidades”.

Demasiados universitarios

Otra de las causas que estarían influyendo en el bajo salario que cobran los universitarios españoles es la saturación que hay en el mercado laboral. Hay demasiados abogados, psicólogos o periodistas y cuando la oferta supera a la demanda, siempre va a repercutir de forma negativa para los trabajadores. Sande explica que “no cree que haya tantos universitarios y eso que mirando lo positivo, hay muchísimas más posibilidades de estudiar que hace años”. Por eso, opina que hay que incentivar a los jóvenes para que estudien y se preparen para poder tener un empleo de calidad.

Precisamente el sindicato CCOO ha querido dar la voz de alarma sobre una realidad que están viviendo tres de cada diez jóvenes españoles y es que cada vez más ocupan puestos de trabajo que no están acorde a su formación, sino que se dedican a funciones muy por debajo de sus capacidades. Ante esto, Sande dice que “es muy habitual, lo mismo que el caso de las personas que sí están trabajando en aquello para lo que se han preparado pero luego se les pone una categoría inferior en los contratos”. Comenta que esto es muy desmotivador, sobre todo para aquellos jóvenes que quieren estudiar especialidades que les pueden llevar a estar 7 años en la universidad. Dice que “entiendo que algunos digan que no quieren estudiar para luego estar trabajando en la construcción”.

La secretaria general de CCOO anima a las personas que se encuentran en esta situación a que reclamen sus derechos porque “muchos empresarios se están aprovechando de los conocimientos y el trabajo de estos jóvenes, que por no quejarse por miedo a que les despidan, no piden que se respeten sus derechos”. Reconoce que muchos trabajadores, con tal de ir cogiendo experiencia, aguantan la situación, “aunque deben darse cuenta de que a efectos de currículum, van a figurar con una categoría inferior, lo que les puede repercutir a la hora de presentarse a otro puesto laboral”.

Por ello, vuelve a insistir en que estos trabajadores reclamen que se les reconozca su categoría en la empresa, y a ser posible, que lo hagan por escrito para que quede constancia o que lo denuncien en Inspección de Trabajo o el Juzgado de lo Social.

Carrera frente a Oficio

Todavía hoy quedan jóvenes que acceden a las facultades sólo por no defraudar a sus padres, que quieren que sus hijos tengan una formación a la que ellos no pudieron acceder. En este sentido, dice Sande que “yo lo que diría a mis hijos es que estudien algo que tenga futuro y no una carrera como Historia, que puede ser preciosa pero que sólo tiene como salida dar clases”. Dice que “ahora se está estudiando mucho Derecho y luego no hay mercado laboral para que trabajen todos”.

En cuanto a la necesidad de médicos, comenta que “sí es verdad que hacen falta pero también que hay muchos facultativos en paro y conozco a uno que está trabajando como barrendero, que es algo muy digno, pero que no necesitaba haberse pegado a lo mejor diez años estudiando”. Dice que dentro de la medicina, hay especialidades que son más demandadas como los auxiliares de enfermería o las matronas, pero “no todo el mundo está capacitado para hacerlo porque no todos podemos ver sangre o un cuerpo abierto”.

Esto está provocando que la gente esté empezando a dejarse de tonterías y creerse que por ser universitario se es más que otras personas sin estudios ya que como dice la sindicalista “muchos tienen claro que no compensa ganar 1.200 euros, cuando un obrero de la construcción gana 3.000, aunque sea trabajando doce horas al día los siete días de la semana pero insisto en que la formación merece la pena”.

El estudiar, ¿se va a acabar?
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