lunes. 12.05.2025

Por Martino

Una de dos, o soy más simple que el mecanismo de la escobilla del retrete, o soy de un complicado que asusta. De hecho, mi siquiatra, si lo tuviera, estaría acojonado. No me llama la atención la gente que posee todo o que logra cosas, ni las diez fortunas más importantes del mundo, ni un FERNANDO ALONSO, que corre que se las pela para nada, no daría ni un duro de los de antes por verlo. Voy a más, me cabrean los que inventan la pólvora cada día o escalan el Everest, esos bobos del carajo, que se van a las montañas a realizar proezas porque se aburren en casa viendo la tele, pero que luego, a la primera ventisca se acogotan y quieren volver con su mamá, con lo cual ponen en riesgo sus vidas y las de los equipos de socorro, que estaban tan tranquilos tomando café y viendo por televisión las escaladas del fraude inmobiliario, mucho más emocionante.

No envidio, porque no me gusta viajar, a los que, según la moda que acomoda, se pelean por hacer grandes viajes exóticos, se gastan un dineral, y luego vienen protestando de si les metieron droga en la maleta, si los acribillaron mosquitos como bueyes o de que casi los secuestra una guerrilla. Que les den, por gambas.

Si les digo la verdad, lo que realmente me sobrecoge es la gente sencilla y con imaginación, aquella que, con escasos bienes materiales, trata de hallar la piedra filosofal en su entorno. Los hay y son dignos de admiración aunque habiten el jardín del anonimato (algo cursi me quedó, pero ya no lo borro, es que estoy acatarrado). Como aquel chaval, quien, sin tomar un avión ni visitar agencia alguna de viajes trata de buscar, cada día, en Altavista, la ROSA PÚRPURA DE EL CAIRO, o aquella chavalota que, sin viajar por Internet ni usar tarjeta de embarque, visitó el TAJ MAHAL de Valterra, eso es la imaginación al poder, que nunca llegará porque casi nadie la vota. Por no hablar del entusiasta que confundió el PARQUE DE LOS PINOS de Titerroy con los JARDINES ELEVADOS DE BABILONIA, pero esa ya es otra historia de gente mal aconsejada que se mete cosas equivocadas entre pecho y espalda, y en la que no vamos a entrar aunque deberíamos.

No hay que conformarse nunca, pero sí delimitar gustos y aspiraciones. Como dijo SERRAT, puestos a elegir, todos preferimos un buen polvo a un rapapolvo o el lunar de tu cara a la pinacoteca nacional, bueno eso tampoco, se pasó EL NANO. Yo, por ejemplo, antes que un mes en el Caribe de soles y mojitos, ya sin entrar en guarradas, prefiero un buen café, gran café, en un bar que me guste de una ciudad que me guste, sin azúcar pero con una buena charla. Prefiero un “jackdaniels” en cualquier garito nocturno y casposo, mientras suena “ STORMY WEATHER” en la máquina giradiscos, que ir al Madison Square Garden de Nueva Cork a un concierto de los ROLLING STONES, aunque eso sería más por precaución, seguro que sus “ PARKINSONIANAS MAJESTADES” lo suspendían. Fijo que sí. ¿ Y qué hago yo, pobre de mí, en LA GRAN MANZANA, si a mí me gustan los kiwis?

Tiempo tormentoso (stormy weather)
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