miércoles. 14.05.2025

1.- Hace medio siglo de la muerte de Julio Camba , ocurrida en el "Palace" de Madrid, el hotel donde vivió los últimos años de su vida. He buscado en las librerías de Tenerife y no hay nada suyo, ni siquiera lo encontré en "Lemus". Pero yo había comprado, en la Casa del Libro madrileña, "La ciudad automática" (Alhenamedia), 1932, el particular homenaje que Camba dedicó a la ciudad de Nueva York, en la que vivió. A Camba lo sacaba a pasear, de vez en cuando, César González-Ruano . Cuenta Antonio Astorga en ABC (27-02-12) que cuando Dámaso Alonso le ofreció al escritor entrar en la Academia, éste le respondió: "Prefiero un piso". Decía Ruano que Camba no hablaba nunca de literatura y que una vez le dijo: "¿Sabe usted mi único odio auténtico?: al miserable que inventó la imprenta". Cuando vivía en Londres le pagaban quinientas pesetas por artículo como corresponsal de "La Tribuna". Hasta Alfonso XIII se hizo eco del diezmo. "No dirán ya que el periodismo está mal pagado en España".

2.- Camba disfrutó intensamente de la vida de hotel, como yo cuando me trasladé al "Mencey" a pasar allí dos de los mejores años de mi vida, rodeado de azafatas gentiles y de guateques lujuriosos. Era tan inconsciente como él, pero con la diferencia de que no usaba bastón, ni ponía remilgos a las salidas y a las entradas, ni tenía que colocarme al lado de una estufa, bajo la cúpula del "Palace", para no pasar frío en invierno. En el "Mencey" no hace frío nunca. Camba odiaba a los camareros bizcos y se ponía a saltar y a hacer extraños gestos cuando detectaba la presencia de uno de ellos. De Nueva York dijo que era una ciudad sin clima: "tiene calefacción y frigorización, pero no tiene clima. Toda la temperatura de N.Y. es importada".

3.- Hace cincuenta años que murió. Al final ya no quería nada; en realidad, nunca quiso nada. Cuando llegó a la Argentina, como polizón, la policía lo detectó al desembarcar y le preguntó: "Usted, ¿qué es?". "Anarquista", respondió. Lo devolvieron a España y ya en su tierra gallega lo trasladó a su casa la Guardia Civil. Camba era un descreído, como lo califica Juan Manuel de Prada . En el artículo que le dedicó su amigo González-Ruano en el diario ABC del día 2 de marzo de 1962, el gran César dice: "Largas tardes, infinitas tardes, le veía entrar vacilante en el gran "hall" como si fuera buscando a alguien. Buscaba sólo una butaca, en un rincón de su agrado. Nunca le veía ni con un libro ni con un periódico en la mano. Había llegado a una indiferencia que era ya como una obra de arte".

achaves@radioranilla.com

La vida de hotel
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