miércoles. 14.05.2025

1.- Un aumento, espero que ocasional, de mis triglicéridos ha provocado que mi médico me amoneste seriamente y me mande a caminar y a bajar diez kilos. Y no se me ocurrió otra cosa que hacer una excursión, a pie, desde mi oficina, en el Botánico, al Puerto de la Cruz, por la Calzada de Martiánez, todavía en obras. Por cierto, que el contratista, Jesús Fernández , me envía documentos que demuestran que los trabajos de reforma de la vía se encuentran en plazo de entrega, al haber obtenido una prórroga de un mes del Ayuntamiento portuense. Pues muy bien. Bueno, a lo que iba; tiro por la Calzada de Martiánez, una pendiente considerable, y al llegar abajo, al centro comercial del mismo nombre, me encuentro que han cerrado con una valla la calle, a la espera de la terminación de la obra. No vean, tuve que subir por el mismo camino y casi me da un yeyo. Y luego descender hacia el paseo de Las Palmeras (mal llamado de Aguilar y Quesada ) por el paralelo Callejón de las Cabras, lleno de escaleras peligrosas. Cuando transitaba, con dificultades, por esta última vía me encontré con una frase genial, ya medio ilegible, grabada sobre mosaicos. Estuve parado allí, media hora, riéndome.

2.- El cartel, escrito en la fachada del número 14 de esa calle, dice textualmente: "El 4 de febrero de 1496, bajo el reinado de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón , en este lugar, Callejón de las Cabras número 14, no sucedió nada". La genialidad está escrita en castellano, pero yo del Ayuntamiento mandaría a restaurar los mosaicos, caídos por sus extremos, y a traducir el texto al inglés y al alemán, para que los turistas se partieran de risa; o se quedaran pensando qué quiso decir el tipo que inventó la leyenda. Fino sentido del humor encontrado en una calle por la que no pasaba desde que era niño; desde cuando me escapaba de casa para ir a jugar a los boliches a Martiánez y a ver los patos del hotel que dirigía don Enrique Talg Shultz , a cuyos nietos envío un saludo.

3.- Es bueno echarse a caminar en el pueblo. Ves cosas de las que no te enteras si vas en coche, o en moto. Yo uso mucho la moto. Pero ahora me han mandado a caminar y me doy largos paseos por calles que no transitaba desde hacía muchos años, mirando los edificios nuevos y viejos y comportándome como un jubileta sin nada que hacer. Estoy entrenando para cuando llegue el gran día, el 16 de agosto de 2012. Por cierto, el 16 de agosto de 1990 hice un viaje en el Concorde, invitado por CajaCanarias. Llegamos hasta Dakar y volvimos en un pis pas. Tengo un bonito certificado que lo acredita. Ya ven: coincidencia de fechas.

achaves@radioranilla.com

El paseo de los triglicéridos
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