sábado. 20.04.2024

Si alguna vez he dicho algo malo de Casimiro Curbelo -que yo no recuerdo, le pido disculpas. Casimiro Curbelo es uno de esos políticos sabios que salen de vez en cuando desde dentro de los pueblos. Denostado, más por putero (un concepto que yo escribo en clave admirativa) que por político, el PSOE lo perdió pero lo ganó Canarias. Ha convertido La Gomera en un vergel y ahora, con la crisis, resulta que a la isla no entra hombre, animal o cosa que no sean desinfectados y vigilados y así la ínsula rebosa salud y seguridad. Casimiro manda mucho en Canarias; su partido, llamado Aseregé, o algo así, forma parte del Gobierno y del Parlamento regionales y ha demostrado que es un político de muchos quilates, más listo que todos los demás y más capaz de manejar situaciones imposibles que nadie. Creían que lo habían hundido tras un devaneo, pedo incluido, en la noche de Madrid, pero Casimiro resucitó de sus cenizas y demuestra que es una persona digna de confianza. Sus paisanos lo adoran, aunque es verdad que también adoraron los conejeros a Dimas y a Honorio y ahora a Dimas y a Honorio no los conoce nadie. Pero Casimiro tiene un don, que es el de la incombustibilidad. Le prenden fuego y no cunde la llama y eso se lo ha ganado a pulso. Además, es un aliado fiel y si no que se lo digan a Ángel Víctor Torres y a Román, que están encantados con él. Casimiro Curbelo es una de esas personas que hacen falta. No sé cómo maneja los dineros, pero parece que bien porque les paga a los gomeros hasta los entierros, así que algo tiene el agua cuando la bendicen. Se rodea de gente muy competente y lleva su Cabildo manu militari, aunque en apariencia con guante de seda. Me rindo ante este tío.

Publicado en Diario de Avisos

Casimiro
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