viernes. 29.03.2024

El próximo 10 de agosto, Rosana estará en su tierra para presentar su último disco “Buenos Días Mundo”. Será en la Plaza de las Naciones de Puerto del Carmen a las diez de la noche. Este martes ha querido abrir boca entres sus miles de admiradores en el programa Así son las Cosas de Crónicas Radio.

- Acaba de llegar de una gira de seis meses por Latinoamérica. ¿Cómo está?

- Pues ahora mismo con un gustazo tremendo por poder estar con la gente de Lanzarote a través de la emisora así que mil gracias por este encuentro. Estoy fantásticamente después de esos seis meses de gira por América, que nos ha traído de vuelta a casa hace una semanita con muchas ganas de llegar a Lanzarote, a Canarias, a casa y compartir con todos lo que hemos vivido fuera porque han sido seis meses intensos y duros de conciertos a diario e incluso a veces con dos conciertos diarios. Ha sido una cosa de locos.

- ¿De dónde saca las pilas para pasarse seis meses de conciertos por América y ahora empezar con la gira española, las ruedas de prensa, las promociones…?

- La única manera es descansar la voz cuando acabo cada concierto y buscar momentos para hacer un poquito de deporte. También es verdad que cuando te subes al escenario y ves la cara de la gente, cómo sonríe, cómo se lo pasa bien, el cansancio se va al avión al día siguiente. Acabas durmiendo en los traslados.

- ¿En qué plano resulta todo más agotador, en el meramente físico por el esfuerzo, o el mental al pensar que en cada concierto tiene que estar al cien por cien porque cada público es nuevo y se lo merece?

- Cuando estás en el escenario ninguna de las dos cosas; al revés, tienes unas ganas locas de que la gente se lo pase bien, brinque, se ría. Esa es mi finalidad y ustedes lo saben porque me conocen desde hace rato. Lo que más me cansan son los traslados. Decía el maestro Sabina una cosa muy divertida pero muy real. Cuando una vez le dijo un periodista que qué suerte tenía porque le pagaran por cantar, él respondió que cantar, cantaba gratis; le pagaban por trasladarse y es verdad. Las horas de vuelo, las carreteras en las que te juegas el tipo son lo más duro.

- Después de tantos conciertos, tantos discos, tantos premios. ¿Cómo consigue mantener la ilusión y la frescura?

- Yo creo que si la finalidad es conseguir el éxito a cualquier manera y querer ser el número uno tiene que ser muy complicado. Si la finalidad es darle a la gente y compartir con ella la verdad de lo que sientes y piensas y basas tu trabajo en la honestidad de darles lo mejor de lo que tienes en ese momento, no es complicado. Si quieres compartir quién eres sin más, todo se simplifica. Lo que pasa es que terminas un disco y tienes la impresión de haberte quedado en pelotas, en una hoja en blanco.

- ¿Por qué dice que “Buenos Días Mundo” es el disco que siempre quiso hacer?

- Probablemente yo me he explicado mal o alguien me ha entendido mal porque cada disco que he hecho es el que he querido hacer, sin ninguna duda. Cada trabajo era lo mejor que podía ofrecerle a la gente cuando lo hice. Lo que diferencia a este disco de los demás es que me he pegado el gusto de buscar el sonido de manera más de laboratorio, descubriendo por qué utilizaba un micrófono y no otro o un sonido de guitarra y no otro. He buscado más la parte de investigación para llegar a la conclusión de que en este disco quería introducir el sonido del directo que llevo haciendo desde hace muchos años.

- ¿Hasta que punto puede hacer el disco que quiere sin estar influenciada por la crisis del mercado o lo que espera su público de usted?

- Si basas tu trabajo en la honestidad es fácil. Si buscas lo que está de moda, no lo sé porque yo no sé hacerlo. Afortunadamente el mundo está vivo, se mueve y hoy la humanidad queremos una cosa y en un par de horas descubrimos otra. La gente espera que les dé la verdad de lo que siento y hasta ahí me responsabilizo pero todo lo demás es anecdótico. Hay un montón de estilos musicales que están de moda y son pasajeros pero la verdad se quiere siempre.

- En Lanzarote queda una tienda de discos. ¿Cómo se enfrentan los artistas al cierre de los establecimientos musicales?

- Ya queda más que en muchos sitios en los que no queda ninguna. Es terrible lo que está pasando pero es un efecto dominó. Es lo que está pasando en el mundo en general y en todas las profesiones en general. Hay una evidente crisis económica pero hay otra crisis de la que se habla menos pero me importa mucho más, la crisis de valores y principios, de la parte más emotiva del ser humano. Hace mucho tiempo nos empeñamos en que la gente estudiara algo que luego le diera dinero y nadie se planteaba que era más importante que la gente estudiara la carrera que realmente le gustara. Se ha perseguido más el resultado económico de los chavales que su felicidad y eso es algo que hay que trabajar mucho. Lo que ahora está mal es la forma de vida que hemos adoptado desde hace mucho y si saneamos la parte más emotiva, todo lo demás vendrá después.

- Dicen que la crisis va a servir para sacar lo mejor de nosotros mismos y quitarnos lo superfluo de encima…

- Yo pienso que sí y es curioso porque cuando no te mueves de España te quedas con la sensación de que lo que está pasando está pasando sólo aquí y si sales fuera y visitas otros países, ves que lo que está pasando es igual en todo el mundo y que sólo cambian las cosas en función de la forma de vivir de cada país y que unos lo llevan mejor y otros peor. Ahora los chavales se están quejando en todo el mundo de lo mismo y es algo que tenían que haber empezado a hacer mucho tiempo. Se están quejando del sistema de educación que sólo les sirve para formar parte de este engranaje que no les deja espacio para vivir. La gente está en la calle y me preocupa la parte de desesperanza que se huele y que haya una inmensa mayoría que no ve el final del túnel y me preocupa no sólo por los que ya estamos en el mundo sino por los que están naciendo.

- Volviendo al tema del cierre de las tiendas, ¿tienen los músicos que cambiar el chip y volver la vista a Internet?

- Sí, pero eso ya está pasando desde hace mucho tiempo. Ahora todo se mueve por Internet y a mí me parece fantástico que haya un contacto directo entre el creador y la gente. Es genial poder abrir una ventanita y que se asome el mundo. Es cierto que hay que recolocarlo porque ahora mismo está todo descolocado y hay cosas muy feas como la pornografía infantil que hay que controlar pero cuando Internet esté como tiene que estar será fantástico. Es un mundo que a mí me apasiona. Con respecto al formato musical, yo tengo claro que la gente tiene que escuchar un disco antes de comprárselo para saber si le gusta o no, lo mismo que yo me pruebo una camiseta para saber si me sienta bien y si no me gusta no me lo compro. Yo estoy segura de que el ser humano colocará la música en su lugar.

- ¿No han sido las discográficas como los bancos, que han querido enriquecerse tanto que han hecho explotar el filón?, ¿hace falta eliminar la figura del intermediario?

- Claro, aunque siempre va a tener que haber un intermediario. El panadero tendrá que seguir llevando el pan a las grandes superficies aunque ellos estarían felices de poder hacer el pan y venderlo en cada casa. Hay que cambiar esta forma de vida que hemos creado porque va a favorecer hasta el lado más romántico de la felicidad.

- La crítica dice que su último disco es el más maduro. ¿No suena eso a que uno se hace mayor?

- Uno se hace mayor y no me preocupa el paso del tiempo porque la otra opción es peor. No creo que sea mi disco más maduro. Creo que mi mejor disco siempre estará por hacer. Yo estoy en un proceso de aprendizaje y me moriré siguiendo ese proceso. Yo no me olvido de la niña que va conmigo desde chiquitita y huyo de las etiquetas porque quitan vida.

- Pero, ¿no cree que los dos primeros temas que han salido son muy nostálgicos?

- Eso lo hacen las compañías que son los que eligen el primer single. Hay otros que hablan de otras cosas. Todos somos un poco nostálgicos y divertidos y casi de todo y en un disco se reflejan muchos trocitos de verdades y estas dos canciones tienen más que ver con esa parte de corazón.

- ¿Cuántas veces le han dicho que cuando uno está de bajona no hay nada como escuchar “Sin miedo”?

- Muchas veces, gracias a Dios. Hay gente que te dice que con Sin Miedo tiene un subidón o que después de romper no hay nada como el Pa ti no estoy. Otros te dicen que Buenos Días Mundo hace que crea que todo se va a solucionar. Afortunadamente, cuando escribes con el corazón tienes esa ventaja porque las cosas del corazón son bastante comunes para todos los seres humanos y en pelotas somos bastante parecidos.

- El 10 de agosto tocará en Lanzarote. ¿Qué tiene de bueno y malo actuar en casa?

- Si hay algo de malo, no se lo he descubierto. Es como cuando uno tiene un hijo que no es muy guapo pero tú le ves precioso. Tocar en casa es difícil de explicar porque miras y ves las caras conocidas. Hay muchas sonrisas en todo el mundo pero cuando alguien conocido te sonríe, suele haber un guiño de ojo incorporado y es una sutil diferencia. Ves a los amigos y eso no lo consigue ni el Sin Miedo.

- ¿Qué vamos a ver en ese concierto?

- A varios colgados, que somos los que estamos encima del escenario, y varios colgados más, que son los que hacen que el concierto sea posible, tanto a la hora de montarlo, hacer que suene o se vea. Son gente que el público no ve pero que sin ellos no sería posible. Es un montón de gente que quiere disparar canciones y derribar desesperanza.

“Tocar en Lanzarote supone ver las sonrisas en caras conocidas, los guiños de complicidad”
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