-La Fundación cumplió el pasado 27 de marzo 15 años de singladura, de lucha constante. ¿Han sido 15 años de sufrimiento o de logros y satisfacciones?
-Bueno, 15 años de actividad, de llevar a cabo un sueño pensado por César en su momento. Lamentablemente César, como es conocido, nos dejó a los seis meses después de inaugurada la Fundación, pero junto a esta desgracia, la desaparición de César, hemos tenido la enorme suerte de que también nos dejó en nuestras manos un proyecto muy interesante que ha formado parte de todos los que trabajamos en la Fundación César Manrique.
-Usted, que es el cabeza visible de esta Fundación, quien soporta de alguna manera todas las vicisitudes en torno a esta gran obra, ha logrado que el espíritu de César siga vigente allí en todo momento, logrando completar una obra para muchos maravillosa. Estamos seguros de que si César se despertara de su sueño eterno se recrearía aún más en lo que fue su sueño hecho realidad, en el mejor legado que nos ha dejado a todos los lanzaroteños.
-Si, como tú dices las propias obras de César, no sólo la Fundación sino las demás obras que él ha hecho, siempre tienen ese sabor a César. Yo creo que cualquier persona que conozca su obra cuando visita una de ellas se plasma y podemos decir que recibimos e incluso hasta olemos el espíritu de César. Obviamente entre los objetivos de la Fundación, está el conservar la obra de César. Nosotros luchamos a diario y yo creo que la obra de César Manrique se va enriqueciendo cada vez más con el tiempo. Yo recuerdo incluso cuando se inauguró la última obra de él, que fue el Jardín de Cactus, que él me decía con el paso de los años, José Juan, veremos cómo esta obra se va enriqueciendo y mejorando. Y hace pocos días tuve la oportunidad de ir a visitar el Jardín de Cactus y ocurría eso. Evidentemente está mucho más bello que en un primer momento. Tiene como más vida y es mucho más atractivo.
-José Juan Ramírez era un joven y brillante abogado que compartía despacho con Paco Gómez y de la noche a la mañana se embruja del halo de César y adiós despacho, adiós profesión. ¿Ese paso fue traumático en su vida o le han permitido desarrollarse espiritualmente?
-No ha sido en absoluto traumático. Evidentemente en este camino ha habido de todo. Hay momentos buenos, momentos malos, pero el balance que hago de estos 15 años, en concreto de la decisión que en su momento tuve que tomar, la de dejar una profesión para trabajar junto a César, creo que fue una decisión acertada. Fue difícil en su momento pero afortunadamente tuve el apoyo tanto de mi mujer como de mi familia y de mi madre en particular y esa decisión hoy en día, cuando miro hacia atrás, ha merecido la pena porque en este proyecto creado por César estamos trabajando muchas personas. Lo importante de todo esto es el equipo humano que hemos conseguido en la Fundación y que luchamos por una cosa en la que todos los que estamos en la Fundación creamos y entonces no hay nada mejor ni más bonito que trabajar y que el trabajo coincida con tus ideales. Esta Fundación ha salido adelante, vuelvo a repetir, gracias al equipo humano que día a día hemos luchado por un modelo y por los objetivos que César estableció y que son objetivos de interés público. Obviamente hemos pasado momentos malos pero los buenos han abundado. De todas formas, en la vida siempre se pasan momentos mejores y peores.
-Cuando se conoce a César en la intimidad se puede pensar que todo hace pensar que el artista vio en usted a su gran amigo, personalizado en la figura de su padre, la persona que hizo posible que esa gran obra cristalizara.
-Muchas veces cuando pienso en lo que sucedió en aquel momento evidentemente deduzco que en su momento se formó un buen equipo. César era un artista con una obra reconocida pero también tuvo al lado a un equipo de personas que creyeron en él. No hay que olvidar la labor que hizo Jesús Soto o la de Luis Morales o Antonio Álvarez , por cierto dos personas que no han sido reconocidas en Lanzarote y se les debería de reconocer, porque fueron dos personas que lucharon también desde la parte más sencilla, desde más atrás. Tú fuiste parte también de ese momento histórico y es un reconocimiento que Lanzarote le debe a estas personas desde mi punto de vista. Lo que realmente funcionó fue un proyecto y creo que en la Fundación hemos tenido la enorme suerte de que se vuelve a repetir un proyecto tan ilusionante.
-Está claro que tienen un buen equipo con Fernando Gómez Aguilera a la cabeza, yo siempre le he dicho que es un conejero nacido en la Península. ¿Ha sido difícil conjuntar ese equipo que más que un grupo de personas, parece una sola persona?
-Hemos tenido mucha suerte porque en el equipo humano de trabajadores y de los miembros del Patronato de la Fundación ha habido siempre un amplio consenso sobre el rumbo que debe llevar la Fundación. Entonces crear este equipo humano ha sido fácil. Pensamos de manera muy similar. Lo que realmente ha sido difícil es intentar consolidar un proyecto de Fundación en la sociedad. Tenemos que darnos cuenta de que César fallece a los seis meses de iniciar la actividad la Fundación...
-Imaginamos que en esos momentos se le vino el mundo encima en esos momentos.
-Más que el mundo se me vino una enorme desilusión en el sentido de que era un proyecto que César había pensado desde hacía muchísimo tiempo. No tenemos que olvidarnos que en el año 1982, hace 25 años, se constituyó formalmente la Fundación. Entonces cuando se pone en marcha un grupo de personas y yo estábamos junto con César y teníamos la enorme ilusión que él tenía en este proyecto de la Fundación. Claro, cuando tú estás con una persona al lado trabajando como lo hemos estado nosotros y a los seis meses desaparece, realmente la ilusión te desaparece y a mi me desapareció. Yo reconozco que pasó un amplio periodo de tiempo en el que llegaba a la Fundación muy desilusionado, me acordaba de César, pero junto con esto también es cierto y César lo ha escrito muchas veces estaba el concepto de vida y de su proyecto que nos dejó en la mano. Así es como pronto me di cuenta de que teníamos un proyecto muy ilusionante y afortunadamente el equipo humano que se ha ido formando es lo que ha hecho posible salir adelante.
-¿La Fundación ha servido también para que universalmente se reconozca la figura de César como artista polifacético?
-Si. Entre los objetivos de la Fundación está investigar y difundir la obra de César y eso lo hemos hecho. Date cuenta que hemos estado unos siete años catalogando la obra de César para realizar dos exposiciones que hemos hecho, una que tuvo lugar en el Instituto Valenciano de Arte Moderno de la obra de César desde el año 60 hasta el final de su vida y, el año pasado, la que presentamos en la Fundación, que fue a Gran Canaria y a Tenerife, sobre la obra de César de los años 50.
-Una exposición genial. Pero la Fundación César Manrique también ha recibido críticas. ¿En algún momento esas críticas le han hecho pensar en dejar su labor al frente de este proyecto?
-En líneas muy generales en la Fundación hay dos campos, uno, el de la cultura, donde hemos recibido las críticas normales de un proyecto cultural como es la Fundación. En el otro campo, que es el del territorio, ha sido un campo realmente delicado. Nosotros somos conscientes que intervenir en el territorio conlleva tener una presión realmente importante por parte de los que se sienten amenazados. Somos conscientes de que eso es así y lo que nosotros pretendemos en todo momento es cumplir los objetivos de la Fundación, que son unos objetivos de interés público. La Fundación defiende intereses públicos, esto me gusta repetirlo para que lo sepamos porque algunas veces se nos achaca que defendemos intereses privados. Y claro, en una isla donde se ha especulado, se ha experimentado y se ha duplicado la población, donde vemos el deterioro tan grande que se ha hecho y donde el valor del metro cuadrado es tan caro, cuando tocamos esos intereses evidentemente entendemos que hay personas que se sienten perjudicados y disparan contra la Fundación. Pero esto no es una cosa que nos desanime, todo lo contrario, nosotros sabemos que esto ha pasado, pasará y seguirá pasando en el futuro.
-Porque además supone una obligación de la Fundación, ya que si ustedes se inhibieran de esa responsabilidad estarían traicionando el espíritu del propio César.
-César aporta una cosa importante y es que la defensa del territorio de César no es sólo una defensa ambiental, que también lo es, sino un modelo económico en el cual él se adelantó para que los habitantes de Lanzarote pudiésemos vivir mejor. Y lamentablemente vemos como este modelo económico, que era un modelo basado en el respeto al medio nos lo estamos cargando en Lanzarote. No tenemos sino que dar una vuelta y visitar lo que se ha hecho últimamente.
¿Tú crees sinceramente que en los últimos 10 ó15 años existen obras dignas de ser visitadas por alguien en la isla de Lanzarote?
-Pero es que César Manrique también recibió críticas hirientes, malintencionadas...
-Y peores que nosotros. Pero hay una coincidencia. Las críticas que recibió César vinieron de sectores políticos y empresariales que defendían un modelo de territorio como el que defienden actualmente, que es un crecimiento indefinido y cada vez ocupando más territorio. Y se vuelve a repetir la historia y vuelven a ser los mismos los que están en contra de la Fundación. Intentan desprestigiarnos para que nos callemos, es el único fin, porque en ningún momento nos critican las actitudes, los objetivos de la Fundación. Pretenden un desprestigio de la Fundación para que nosotros no sigamos luchando en la defensa del territorio.
-¿Y van a ceder?
-Jamás.