miércoles. 14.05.2025

Después de cuatro años de agonía judicial y laboral y a la vista de que AENA ha decidido destinarle de nuevo a Madrid, el antiguo trabajador de Iberia, hoy subrogado en la UTE CLECE, León Fajardo ha decidido tomar una medida drástica para que se resuelva su situación, ponerse en huelga de hambre. Así lo contó en el programa A Buena Hora de Crónicas Radio este jueves en el que también aseguró ser consciente de que el camino será duro y largo ya que cree que hasta que su estado no llegue a sufrir un deterioro severo, nadie moverá ficha.

- ¿Por qué toma ahora la decisión de ponerse en huelga de hambre?

- Es una situación desesperada. Llevo ya cuatro años entrando y saliendo del juzgado, con dos sentencias firmes de despido, trece meses en Madrid y finalmente esta última decisión de la empresa de mandarme otra vez a Madrid y la situación en la que se encuentra AENA que sigue negándome el acceso a mi puesto de trabajo me ha llevado a una situación límite de desgaste y ya no tengo ningún tipo de salida. Ahora mismo la justicia ha dejado de ser una solución porque parece que es una espiral infinita que va a estar siempre dando vueltas hasta que yo me canse y cuando estamos hablando de familia y situaciones personales te hace plantearte hasta aquí he llegado y que sea lo que Dios quiera.

- ¿Ese lo que Dios quiera es el sentido común de la gente de AENA y la empresa?

- Sentido común ni tienen ni han tenido nunca. Esto va a ser una cuestión de desgaste bastante larga porque si en cuatro años no me han dado la tarjeta a pesar de las sentencias judiciales que tengo, difícilmente me la van a dar en diez o veinte días. Esto va a ir para largo, estoy mentalizado y en eso estamos.

- ¿Cómo ha sido la primera noche en el aeropuerto?

- La he pasado fuera pero nos ha acompañado el tiempo. Los compañeros del sindicato se han organizado, han hecho turnos y he pasado la noche con gente. En ese sentido estoy bastante arropado.

- Parece que este jueves va a haber una movilización por parte de su sindicato, CCOO, que sería de esperar que tuviera la misma repercusión mediática y política que en el caso de Aminatu Haidar. ¿Piensa que será así?

- En ese sentido, no son buenas las comparaciones. Sinceramente, el apoyo ahora es fundamental en el sentido anímico para aguantar el máximo tiempo posible y el resto de soluciones ya se verá. Hasta ahora soy un poco escéptico porque han sido cuatro años muy duros y creo que esto va para largo.

- ¿Ha pasado a hablar con usted el director del aeropuerto?

- Ayer pasó y vino a saludar a Ramón Pérez Farray y le preguntó si estábamos cómodos pero a mí ni me saludó. Es un personaje increíble, con mucha cara y ha sido el responsable personal de todo esto. Todo el tema de la instrucción del expediente ha sido nula porque nunca dio notificación del mismo y la propia ley de Navegación Aérea dice que si en nueve meses no ha habido una notificación de las causas de por qué se instruyen las faltas, el expediente queda anulado y él lo hizo todo para dejarme indefenso. Ayer nos honró con su presencia. Yo no lo esperaba pero me sorprendió.

- Pero ¿no le dijo a usted nada?

- No. Estaba a dos metros.

- ¿Espera que alguien, al menos, hable con ustedes?

- Este tema es muy largo. Se han hecho las gestiones y negociaciones o se ha intentado solucionar el problema desde hace tiempo. Se ha facilitado la documentación. El recurso ordinario lo tengo presentado ante la dirección general de AENA en Madrid desde el mes de abril; he hablado con distintos parlamentarios de Lanzarote y hasta la fecha no ha habido solución. Yo no sé a estas alturas de la vida qué pensar pero espero que sea largo porque hasta que no llegue el deterioro no se van a preocupar.

- ¿Te encuentras con fuerzas?

- Sí, anímicamente estoy bien. La cuestión es que cuando sólo te queda una salida pones todas las fuerzas en eso y no hay marcha atrás. Si yo mañana doy la espalda y salgo del aeropuerto lo perdería todo, mi sacrificio, el de mi mujer y el de mi familia. No tengo fórmulas para solucionar el problema así que aguantaré al máximo.

“Hasta que no llegue el deterioro no se van a preocupar”
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