domingo. 11.05.2025

Recuerdo el día en el que un buen amigo me dijo que el talento siempre se abre camino. Su teoría, como la de tantos otros ilusos, consiste en suponer que todos aquellos que poseen alguna cualidad que supera la media deben esperar a que llegue su oportunidad, su momento. Es como una especie de realidad no visible que convierte a los perseverantes en protagonistas de un destino que se les va negando poco a poco y por razones desconocidas. Por decirlo más claro, la teoría consiste en dar ánimos a todos los que no tienen los imprescindibles contactos o enchufes que abren las puertas del éxito y la fama. En su día no se lo dije, pero ahora se lo escribo. Querido amigo, estás muy confundido, el talento no siempre se abre camino. Si fuera así, la era de las necedades no se habría apoderado de nuestro mundo, al que, como diría Alfonso Guerra, ya no lo conoce ni la madre que lo parió. Estoy más con el semidiós Gabriel García Márquez (sólo un semidiós puede haber escrito Cien años de soledad), que no hay que hacer nada para que te ocurran las cosas que esperas, porque lo que realmente deseas, los grandes momentos, siempre aparecen por sorpresa.

Sólo tenemos que sentarnos delante del televisor para comprobar que no existe talento de ningún tipo: no tienen talento los directivos de las cadenas privadas y públicas que repiten y copian los espacios que supuestamente le funcionan a la competencia; no tienen talento los dueños de las productoras que se supone que trabajan para elaborar productos novedosos y que en la temporada de verano sólo cambian a los presentadores; no tienen talento las mentes pensantes que tendrían que dar forma a nuevas ideas... Y no sólo pasa con la televisión, aunque la televisión, como diría el genial creador del eslogan contra Esperanza Aguirre, es el "espe-jo de lo que somos". Ahora me podrás decir eso de que todo está inventado, y que al final los responsables de la televisión basura dan cabida a los programas que la gente pide. Me podrás decir incluso que es muy complicado introducir nuevas ideas en un mundo saturado de ellas. Sí, todo eso es cierto en parte, pero existe otra parte en la que no lo es.

Me niego a creer que lo mejor que las mentes pensantes de la televisión pueden ofrecer es lo que vemos. No me resigno a aceptar que el dichoso mundo del corazón y de los concursos de vida en directo van a seguir copando el mercado durante muchos años más.

Como periodista, siento mucha pena por los compañeros que se tienen que sentar al lado de muchachos y muchachas -también de señores y señoras- sin cultura ni conocimientos que se han aprendido el truco del éxito rápido y fácil y que se dedican a berrear en todos los programas, impidiendo que las buenas preguntas de aquellos que sí están preparados para enfrentarse a cualquier entrevista salgan a la luz. Siento mucha pena además cuando mi sobrino me cuenta que en su colegio la mayoría de niños y niñas de catorce años sólo aspiran a salir en la tele y ser famosos, para ganar mucho dinero y poderse comprar todo lo que les dé la gana.

La sociedad del futuro será la heredera de este tipo de educación que se está dando a los más jóvenes. Increíble pero cierto. En lugar de adultos amamantados por la sabia mano de Barrio Sésamo, La Abeja Maya, Marco, Heidi o Érase una vez el hombre tendremos adultos amamantados por los retorcidos renglones creados por Gran Hermano, La Casa de tu Vida, Salsa Rosa (creo que ahora es Dolce Vita), Aquí hay Tomate o como se llamen los muchos programas que procuro ni ver ni saber cómo han sido bautizados. ¿Distinto, verdad? Sí, parece que sólo me he acordado de programas de Tele 5, tal vez porque en estos momentos es la peor de todas las cadenas, es la punta del enorme iceberg que deambula a la deriva.

Luego aparece una cadena como La Sexta, un soplo de aire fresco en el panorama televisivo, y terminan cometiendo los mismos errores que el resto. Los directores de la cadena tienen que entender que si la gente ha dado su confianza a un programa tan inteligente y tan gracioso como es el de “Sé lo que hicisteis...” es porque se sale de lo habitual, y está muy bien hecho. Ahora, cuando estrujas la fórmula hasta el infinito y más allá y aburres emitiendo el programa una y otra vez y haciendo otros programas con el mismo contenido, la cosa cambia. Por suerte, hay telespectadores inteligentes, y no les vale todo. No les vale que la novia de Iker Casillas, una Miss España guapísima que se llama Eva González si no recuerdo mal, esté haciendo un programa en el que se aprovecha el talento y el esfuerzo de gente tan currante como Iker Jiménez (vaya fijación que tiene esta muchacha con los Iker) para intentar ridiculizarlo, se aprovecha lo que se hace en otras cadenas para hacer otra especie de mezcolanza que la verdad tiene muy poca gracia y está más vista que un tebeo de los años cincuenta. Que cambien la fórmula, o la gente verá La Sexta como se ve ahora a Tele 5, de muy mala manera.

El talento no se abre camino en estos primeros años del siglo XXI. Si alguien me puede demostrar lo contrario, le pido que me escriba y me lo cuente. Sólo necesito ejemplos para reenfocar el asunto, para no pensar que vivimos en la era de las necedades.

Los copiones, la basura y el fin del talento
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