Mario Crespi
Es muy difícil describir América Latina, un continente que, a su tamaño y sus diferencias climáticas, tenemos que agregar que es un crisol de razas y culturas. Antiguas civilizaciones como la azteca y maya en México o la inca en el Perú, mezclada con la cultura impuesta por los conquistadores españoles y portugueses. A eso le agregamos toda la influencia africana a través de la siniestra práctica de la esclavitud, y por si fuera poco, toda la inmigración europea de los siglos XIX y XX, que de tantos lugares y tanta gente con el sueño de “hacerse la América”, llegaron a sus costas. Toda esta mezcla ha formado el ser latino-americano, mal conocido y peor aún identificado por sus peores ejemplos: la corrupción, el tráfico de drogas, la prostitución.Expresiones “república bananera" “sudacas” indiecitos indolentes son tan comunes y tantas otras formas de menospreciar a gentes cuya cultura y educación la hemos recibido mayormente de Europa. Que ironía, como si la corrupción, las dictaduras y la pobreza fueran un patrimonio cultural de América. Pero toda moneda tiene dos caras, y América Latina ha contribuido, y mucho, a la cultura universal, si tenemos en cuenta la corta edad de este vasto y verde continente. En la arquitectura, la pintura y el diseño quizás no haya grandes nombres, pero hay grandes obras. La contribución a las ciencias y al conocimiento también ha sido muy importante. Pero como siempre mi tema es la literatura y podría enumerarles una extensa lista de escritores y poetas, a los cuales considero que vale la pena leer. Jorge Luis Borges, José de Alencar, Pablo Neruda, Rubén Darío, Juan Carlos Onetti, Amado Nervo y tantos otros que han enriquecido la literatura, la poesía y el teatro, aportando nuevos estilos y en algunos casos hasta un nuevo lenguaje, como es la poesía gauchesca de José Hernández en su Martín Fierro. La literatura latino-americana se ha caracterizado en mayor medida por su crítica a la sociedad clasista, a la explotación, no de las minorías sino, aunque suene paradójico, de sus mayorías. Las canciones de protesta quizás se hayan inspirado en ella.
Rincón de la Poesía
Quiero contarte mi vida.
Pero como describir
la pasión sin medida
que me hace vivir
como una eterna despedida
cada vida cada día.
Como un frasco de elixir
lleno de magia, de alegría
que transforma lo normal
en desaforo hormonal,
en desmedida locura.
Quiero invitarte a sentir
la libertad sin destino,
el dulce desatino
de responder sin mentir
que no se adonde voy,
Que no tengo ayer ni hoy.
Y el mañana talvez
me haga ver otra vez
que vale tanto vivir
porque el final es morir
Jorge Mario P. Vargas Llosa.
Arequipa, Perú 1936.
Vivió en Cochabamba, Bolivia su juventud. Estudió Letras en el Perú y obtuvo el Doctorado en Letras en Madrid. Su primera novela de éxito fue La Ciudad y los Perros. Autor de La Guerra del fin del Mundo, La tía Julia y el escribidor.
El mayor logro de esta novela es que, sin recurrir a descripciones truculentas, nos hace sentir todo el horror y el sufrimiento. La historia no esta en los muertos sino en los que los sobreviven.
Gabriel José García Márquez.
Aracataca, Colombia 1928.
Periodista. Su carrera de escritor comienza con La Hojarasca donde surge el mítico pueblo de Macondo y un viejo coronel, temas recurrentes en su obra. Autor de El otoño del patriarca, Cien años de soledad, y Crónica de una muerte anunciada.
Jorge Amado.
Bahía, Brasil 1912 - 2001.
Hijo de un hacendado, pasó su infancia en Ilhéus. Publicó su primera novela El país del Carnaval en 1931. Militante comunista fue obligado a exiliarse en Argentina y Uruguay.
Autor de Tierras del sin fin, Doña Flor y sus dos maridos.