Mario Crespi
Desde que el hombre descubrió la riqueza subjetiva de los objetos y los atesoró, existió el afán de esconderlos. Y de encontrarlos. Las leyendas y mitos de ciudades perdidas, fastuosos tesoros enterrados, encerrados en cuevas o hundidos en el mar, dio origen a un personaje diferente, el buscador de tesoros. La riqueza fácil, el honor, el prestigio o aunque solo sea la sed de aventuras impulsa a estos hombres y mujeres. Ya sean arqueólogos, aventureros o bandidos, que a veces son sinónimos, obsesionados en sus búsquedas, han enfrentado peligros, penurias y hasta la muerte. Y en muchos casos esta se ha cobrado su peaje como sucedió con P. H. Fawcett en su persecución obsesiva de “Z” una ciudad perdida en la selva amazónica identificada en algunos casos con la mítica Atlántida, y su desaparición en 1925. Fabulosos tesoros han sido encontrados, ya sean de valor real o histórico. Muchos de ellos lo han sido de las dos formas como la tumba de Tutankhamón que a su inmenso valor científico sobre el Egipto de los faraones agregó oro y joyas y piezas de arte de un valor incalculable. La búsqueda de tesoros sumergidos ha alcanzado un singular éxito descubriendo galeones españoles naufragados cuando llevaban valiosísimas cargas de oro y plata con destino al continente europeo. Solo el rescate de Nuestra Señora de Atocha, hundido en Key West, Florida le rindió al famoso buscador de tesoros Mel Fisher más de 400 millones de dólares. Todas estas historias y leyendas, muchas de ellas documentadas, han dado tema para todo un género literario, que desde la más loca fantasía hasta la estricta realidad, nos han nutrido de aventuras, historia y gestas heroicas. Quien no ha leído en su juventud Las minas del Rey Salomón de H. R. Haggard o La isla del tesoro de R. L. Stevenson. Fawcett mismo nos ha legado sus diarios que fueron publicados después de su muerte en un libro llamado “A través de la selva amazónica”. Un género literario tan atractivo como instructivo ya que aúna la historia real a la imaginación y la aventura.
Rincón de la Poesía
Mis poesías son cantos
música de mil amores.
Reflejos de mis ideas
espejo de mis pasiones.
Los ojos de mi mente
ven un mundo diferente.
Descubren los sentimientos,
desnudan las sensaciones.
Le canto a la vida llena
que se levanta
en este mundo oscuro
de sangrantes corazones,
de pasadas relaciones,
para que se suelten los frenos
y las almas se desnuden.
Lo que escribo
es lo que siento,
o lo que sueño,
o lo que miento.
Matilde Asensi. Alicante 1962. Estudió periodismo en la Universidad de Barcelona. Trabajó en los informativos de Radio Alicante, responsable de informativos en RNE, corresponsal de EFE. Autora de Iacobus, Todo bajo el cielo, El último Catón.
Arturo Pérez-Reverte. Cartagena 1951. Reportero de guerra durante 21 años. Fundador de la revista Defensa. Inicia su carrera de novelista en 1986. Viajero, bibliófilo y estudioso de la tradición heroica española. Autor de El maestro de esgrima, La reina del Sur, El club Dumas, Alatriste.
Clive Cussler. Illinois 1931. Aventurero, buscador de tesoros y barcos hundidos, coleccionista de autos antiguos, y autor de numerosas novelas de aventuras. Con sus ganancias a fundado una organización de investigación submarina llamada NUMA.