Aunque muchos ya no lo esperaban, este jueves supimos que el Parlamento de Canarias decidió va a llevar adelante una modificación reglamentaria para la celebración de un pleno extraordinario que tendrá lugar el próximo 14 de abril, en el que se pretende aprobar una modificación de la Ley Electoral Canaria. Esta decisión rompe el acuerdo tácito entre las distintas formaciones políticas de no convocar a la Cámara en las cercanías de las elecciones municipales y autonómicas, y encima reabre un debate que parecía olvidado sobre la temida reforma. Temida no en lo concerniente a la rebaja de los increíbles topes electorales, sino en el polémico asunto del cambio de la triple paridad, el equilibrio de la representación parlamentaria entre islas capitalinas y no capitalinas.
En este medio de comunicación siempre hemos defendido, en ésta y en otras etapas, lo injusto que resulta el actual sistema electoral canario, un mecanismo sin comparación posible con nada de lo que existe en la Unión Europea (UE), cuestión que formaciones como el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) no se cansaron de repetir durante los últimos procesos electorales. Fue precisamente el PIL, partido contra el que parecía estar hecha la norma, el mejor ejemplo de lo injusto del sistema. En las elecciones locales y autonómicas de 1999 consiguió ser la segunda fuerza política más votada al Parlamento autonómico en Lanzarote, a muy pocos votos de Coalición Canaria (CC). Sin embargo, por ser un partido de ámbito insular, no ser la lista más votada y no superar el 30 por ciento de los votos emitidos en Lanzarote ni el 6 por ciento de todos los emitidos en Canarias se quedó sin representación, permitiendo que Partido Popular (PP), Partido Socialista Canario (PSC) y CC se beneficiaran del reparto de sus escaños.
En la presente legislatura se ha discutido amplio y tendido sobre este importante asunto, aunque los dos grandes partidos estatales, PP y PSOE, han tratado de desviar lo trascendental, evitando en la medida de sus posibilidades el debate sobre los topes electorales y centrando las discusiones en la imposición de una lista regional que terminaría definitivamente con la triple paridad, con el sistema que ofrece equilibrio entre islas capitalinas y no capitalinas para tener al menos un hemiciclo igualado en número. De los topes electorales prácticamente nadie hablaba, tal vez porque no interesaba.
CC, para sorpresa de muchos, llegó a anunciar que había llegado a un acuerdo con el PSC sobre el nuevo sistema electoral, eliminando “el último escollo” para la aprobación de la reforma del Estatuto de Autonomía Canarias. En virtud del mismo, las dos fuerzas políticas aceptaban que se rebajen las topes electorales, ya en las elecciones de mayo de 2007, pasándose del 6 por ciento al 3 por ciento en la circunscripción autonómica y del 30 por ciento al 15 por ciento en la insular para tener representación; en segundo lugar que se cree una lista autonómica; en tercer lugar, que sea una ley del Parlamento canario la que desarrolle el sistema electoral; y por último, como disposición transitoria que se mantenga el sistema actual hasta su renovación. Imaginamos que de aquel acuerdo ya no quedará nada. ¿O sí? ¿Habrá valor para tocar nuevamente el tema de la triple paridad, el tema de la lista regional? Esperemos que no.
A pesar de las dudas, el presidente de CC en Lanzarote, Mario Pérez, siempre ha dejado claro que en ningún caso su formación aceptará y mucho menos defenderá que se suprima el equilibrio parlamentario entre islas capitalinas y no capitalinas. Hay que confiar en su palabra y en que la posición de los nacionalistas se mantenga firme. Confiaremos también en que los parlamentarios de las islas periféricas dejarán a un lado la a veces absurda disciplina de partido para defender lo que realmente es justo.