jueves. 15.05.2025

Si se caracterizó por algo la jornada del pasado sábado en Lanzarote fue por la normalidad democrática. Se constituyeron los siete ayuntamientos sin incidentes de mención, lo que es sin duda una gran noticia. Todo transcurrió como debía transcurrir, con el buen talante y los buenos modos de los que tienen que ser a partir de este momento nuestros representantes en las administraciones más cercanas.

Como era lógico, el salón de plenos del Ayuntamiento de Arrecife fue el que concentró el mayor número de personas, centenares según describió este diario en su edición digital en el avance que hizo el mismo sábado. Tanto el Gobierno formado por el Partido Socialista Canario (PSC) y por el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) como la oposición -Partido Popular (PP), Coalición Canaria (CC), Partido Nacionalista de Lanzarote (PNL) y Alternativa Ciudadana (AC-25M)- dieron ejemplo de que con corrección se puede hacer una crítica serena y tranquila de la situación, se pueden proyectar ideas y proyectos para el futuro inmediato.

Lo mismo se puede decir del resto de ayuntamientos. Los momentos más tensos, tal vez, se vivieron en Yaiza y en Tías. En el Consistorio situado más al sur por la incertidumbre de la situación, por la creación de un grupo de gobierno en minoría que tendrá que buscar pronto una solución, pactando con alguno de los dos grupos con los que ha sido incapaz de ponerse de acuerdo el alcalde, José Francisco Reyes. En Tías por la dureza empleada en el discurso por parte del portavoz del principal partido de la oposición, José Francisco Hernández, quien, tal vez porque esta vez sí se vio muy cerca del que para muchos era un quimérico objetivo, cargó duramente contra quien ha hecho imposible la alternancia, el único representante del PIL, Manuel Cabrera.

Ahora, como es lógico, hay que dejar que los integrantes de los siete consistorios aterricen, se sitúen y puedan empezar a trabajar. Como se suele decir, hay que darles cien días de gracia, que en algunos casos tendrán que ser más. Luego es el momento de empezar con las críticas.

Normalidad democrática
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