lunes. 12.05.2025

Pocos expertos podían imaginar que a este jueves, cuando se ha cogido gran parte de la cosecha de este año, sólo hubieran entrado en las bodegas 300.000 kilos de uva, según confirmó en la 95.8 el enólogo del Cabildo, Alberto López. Una cifra ridícula, que hace pensar que una vez que se recoja lo que falta de Tinajo no se llegue siquiera al millón de kilos. Un auténtico desastre. Una catástrofe que en estos momentos no parece preocupar demasiado a nuestros responsables públicos.

El primero en poner el grito en el cielo ha sido el alcalde de Tinajo, Jesús Machín, quien proponía a través de las ondas la necesidad urgente de que antes del mes de septiembre, es decir, ya, los políticos, los bodegueros, los agricultores y todos los que tengan que ver con este importante asunto se pongan de acuerdo para crear un consorcio o lo que sea menester a fin de terminar con el problema de siempre, a fin, por ejemplo, de que se ponga precio a la fruta antes de que se coja, se establezcan los márgenes de ganancias en las bodegas y en los lugares de venta, se exija a los establecimientos turísticos que colaboren y que cobren el vino a un precio razonable.

Todos los años se habla de lo mismo: cuando llueve, porque llueve, cuando hace calor, porque hace calor...; cuando hay mucha cosecha, porque hay mucha cosecha, cuando hay poca, porque hay poca... Poca gente parece darse cuenta de la importancia estratégica que tiene para todos el sector del vino, lo importante que es que se mantengan los paisajes tradicionales de los viñedos, la singular y única estampa de La Geria, sin la cual evidentemente Lanzarote sería mucho menos atractiva.

Los males del sector primario de Lanzarote siempre han tenido un denominador común: el dinero. Ha sido el dinero el responsable de muchos de los problemas del pasado que irremediablemente se trasladaron hacia el inquietante futuro actual. Con la pesca tocada y hundida y las grandes producciones de cebolla y papa por los suelos, lo único que parece tener algo de vida es la uva. Por eso llama la atención el poco caso que la clase política ha hecho y hace a los viticultores, verdaderos responsables de la conservación de un singular paisaje del que nos beneficiamos todos. Únicamente la visión de los bodegueros, el esfuerzo de los agricultores y el seguimiento hecho por el Consejo Regulador han conseguido colocar a los caldos de Lanzarote en un lugar en el que algunos pensaron que jamás llegarían. No es suficiente.

Las previsiones de la producción de uva del año pasado finalmente se desbordaron, lo que tendría que haber sido una excelente noticia si no se hubiera corrido el riesgo de que las bodegas fueran incapaces de absorber todo el fruto. El riesgo pasó como una estrella fugaz por la intervención del Cabildo, que esta vez supo coger el toro por los cuernos antes de que tuviéramos que lamentar la primera cornada, que suele ser la que provoca la herida más traumática y difícil de cerrar.

Luego vino la segunda parte, la venta del vino, para lo que se hizo necesario crear una campaña de concienciación para que el sector turístico colabore, y para que la sociedad se involucre. Nuestro vino es un poco más caro, pero seguro que con un poco de voluntad se vende igual de bien que el que llega de fuera. La campaña, según nos cuentan, ha ido muy bien, pero no es suficiente, tampoco es suficiente.

Toca pensar en el futuro, y no a través de ningún plan agrario ni cosa que se le parezca, porque de eso ya tuvimos amargas experiencias en el pasado más reciente que no merecen ser repetidas ni recordadas. El futuro pasa por una planificación seria que consiga salvar lo que queda del sector y rescatar lo que sea factible rescatar, y para ello nos da la sensación de que es fundamental que de una vez por todas se resuelva el culebrón del Complejo Agroindustrial de Teguise, amén de que se haga caso a propuestas sensatas como la del alcalde de Tinajo. Con inteligencia, con ganas, se puede obtener mucha rentabilidad de un lugar que se pensó para que los viticultores pudieran llevar su uva o para que los ganaderos pudieran llevar su leche. Hace falta voluntad política y transparencia en la operación, pero se puede hacer.

Como todo tiene que ver con el dinero y como está claro que el Gobierno de Canarias no va a dar un céntimo de euro hasta que no vea seriedad en el Cabildo, habría que convencer a sus mandatarios de que se pusieran a trabajar en serio en este proyecto.

Aquellos que consideran ridículo mantener la agricultura de fin de semana -así la denominan los que denostan el trabajo de los hombres y mujeres del campo- a través de las subvenciones siguen sin darse cuenta de lo importante que es su aportación a la conservación del paisaje de Lanzarote. ¿Existiría La Geria si no se cultivara la vid, tendríamos los terrenos limpios y con la piedra en su sitio si no se sembraran? Pues no, claro que no. Por eso es fundamental que con una política seria -insistimos en esto- se inviertan esos beneficios del sector turístico y se canalicen las subvenciones que vienen de fuera en la consolidación de lo poco o lo mucho que todavía nos queda.

Nadie esperaba el desenlace del problema de la uva
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