lunes. 12.05.2025

Son muchas las conclusiones que se pueden extraer de la segunda sesión del debate de investidura del presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero. La primera, que durante tres horas demostró que está a la altura parlamentaria de las circunstancias; la segunda, que tiene bastante claro cuál quiere que sea su programa de gobierno; la tercera, que la sintonía entre Coalición Canaria (CC) y Partido Popular (PP) es total y absoluta; la cuarta, que Juan Fernando López Aguilar no se resigna a estar donde está y a veces se le nota demasiado; la quinta, que José Manuel Soria ha dado un ejemplo de democracia al aceptar de buen grado su moción de censura en Gran Canaria y permitir así a sus compañeros del Parlamento que pudieran echarle en cara a los socialistas que no hicieran lo mismo con la investidura de Rivero; la sexta, que el exceso de acritud y desprecio del ex ministro en el pasado con todo lo concerniente a Dimas Martín y a su Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) le está pasando una seria factura. Tanto es así, que Lanzarote se convirtió una vez más en la protagonista de un debate parlamentario, puesto que fue el pacto entre socialistas e independientes el principal argumento de los dos grupos que conforman gobierno para atacar a Juan Fernando López Aguilar. Tenemos que decir, eso sí, que nos parece acertada su crítica a la limitación de tiempo impuesta por la Junta de Portavoces. Los turnos de intervención no se ajustaban en absoluto a la proporcionalidad cameral, sobre todo cuando López Aguilar representa al único grupo de oposición que va a haber en los próximos cuatro años si se mantiene la actual estructura política.

Las tres horas de discurso de Paulino Rivero dieron para mucho. El candidato a la presidencia del Gobierno canario dijo que el Ejecutivo que presida abrirá “un nuevo camino” y acusó al líder de la oposición de poner en cuestión las reglas de juego democrático al no querer aceptar la legitimidad del pacto entre CC y PP. Rivero, en su segunda intervención en el debate de investidura y que se prolongó durante casi tres horas, preguntó a López Aguilar por qué acepta pactos en otros lugares en los que los socialistas, sin ser la fuerza más votada, se han aliado con otros partidos para formar gobiernos que dejen al margen a los partidos mayoritarios y en cambio cuestiona la legitimidad del suscrito en Canarias. Le reprochó además el tono utilizado por el líder de la oposición en el debate de investidura, lamentó su lenguaje catastrofista y que no le dé ni la oportunidad de demostrar su credibilidad al frente del Gobierno de Canarias. Indicó además que López Aguilar debe explicar a su electorado por qué “quebró sus principios”, ya que señaló que tras descalificar a CC pretendió pactar con los nacionalistas. Rivero señaló que López Aguilar utiliza siempre “las mismas cantinelas”, en referencia a los términos de malos gobiernos o de gobierno de perdedores, y aseguró que los últimos catorce años han sido los más positivos para Canarias en los 500 años de su historia.

Superada la rigidez del primer día, hay que decir que el nuevo presidente aprobó con muy buena nota en su primer discurso de investidura, especialmente en esta segunda parte, donde estuvo más contundente y claro que en la primera.

A pesar de todo, lo más animado vino por la tarde. Al margen del lío de los turnos de réplica, lo insólito se produjo cuando Francisco Hernández Spínola sacó el famoso documento de la confirmación a la Casa Real de que Paulino Rivero es el presidente de todos los canarios. Está muy mal que algo así se haya hecho, aunque el documento no se enviara, pero también está muy mal, y ahora habrá que esperar a ver cómo termina la investigación, que alguien le hurtara el documento al presidente de la Cámara, Antonio Castro. Esperemos que se aclare el incidente.

Las tres horas de la polémica, el recuerdo al pacto con el PIL, y la carta al Rey
Comentarios