Parece que el secretario de Organización del Partido Socialista (PSOE), José Blanco, no ha aprendido la lección. Después de la que lió al soltar sin venir a cuento en una rueda de prensa que el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, era la persona adecuada para intentar llegar a la presidencia del Gobierno canario, este viernes intento arreglar las cosas sacándose una encuesta de la manga en la que el Partido Socialista Canario (PSC) es el virtual ganador de las elecciones y metiéndose de lleno en los entresijos del Partido Popular (PP) en las Islas.
Hay que imaginar, conociendo a dirigentes del PSC como Jerónimo Saavedra, que la intervención de Blanco no habrá hecho demasiada gracia, ni porque le haya dado ahora por mostrar una imagen del partido que a lo mejor no es la que más interesa ofrecer en estos momentos ni porque se meta a adivino pronosticando quién se va a presentar y quién no a las elecciones.
En concreto, Blanco comentó en su visita a La Palma que “cuando el PP reflexione, por las encuestas propias y otras cosas que yo sé, cambiará a José Manuel Soria como candidato a la presidencia del Gobierno de Canarias en 2007 para evitar un descalabro”.
Lo lógico en política sería que si alguien como él maneja unas encuestas “reales” en las que el PP sufre un descalabro, se callara, no dijera nada y esperara a que sus adversarios cometieran el error de presentar a ese candidato que no va a sacar ni un voto. Lejos de emplear el sentido común, siempre creyendo que esas encuestas de Blanco existen, le dice a los representantes del PP lo que tienen que hacer, augurando un futuro para José Manuel Soria tan negro como irreal.
Cualquiera que conozca la política canaria puede apostar con Blanco a que el presidente del Cabildo de Gran Canaria se presenta nuevamente como candidato a la presidencia del Ejecutivo. Otra cosa sería una sorpresa con mayúsculas.