Es lógico pensar que con el paso de los días, una vez que se aproxime la fecha fatídica, que no es otra para muchos que el 27 de mayo, se aprieten los nervios, y salgan, sobre todo en algunos partidos, los peores recuerdos de los lados oscuros. En estos días, y también durante la precampaña, se ha percibido una notable fricción entre varias formaciones políticas. Sin embargo, hay dos que se llevan la palma, tal vez porque ambas se sienten favoritas en la línea de salida: Coalición Canaria (CC) y Partido Socialista Canario (PSC).
Viendo lo que se está viendo, escuchando lo que se está escuchando y leyendo lo que se está leyendo, cuesta creer que estos dos partidos consigan ponerse de acuerdo en algo después de los comicios. Mucho tendrán que cambiar las cosas, o muy obligados se tienen que ver, para que formalicen acuerdos que en esta legislatura les resultaron relativamente sencillos, especialmente en Madrid. No hay que olvidar, por ejemplo, que fue el PSOE quien propició el nombramiento de Paulino Rivero como presidente de la Comisión de Investigación de los atentados terroristas del 11-M. Eso claro está porque no sabían, ni se imaginaban, que el alcalde de El Sauzal iba a salir finalmente elegido como candidato de CC a la presidencia del Gobierno e iba a competir con su por entonces ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar.
El último rifirrafe local protagonizado por ambas formaciones tiene que ver con la visita que hizo ayer la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, pariente del siempre recordado Blas Cabrera. Los nacionalistas, y en este asunto no les falta razón, explican en una dura nota de prensa enviada a los medios que la ministra ha ofendido a los lanzaroteños “con una visita electoralista, cargada de patinazos políticos”, al acudir ayer a la isla de Lanzarote e intentar protagonizar un acto electoral en la sede del Centro de Profesores (CEP), es decir, en un local institucional ejerciendo una utilización totalmente partidista de su cargo público como ministra. En su nota, los nacionalistas lamentan que una ministra de Educación y Ciencia “haya venido a toparse con la incompetencia de sus compañeros de partido en Lanzarote y que, además, no haya sabido distinguir entre su apoyo a un partido paralizado por los escándalos y su cargo ministerial relacionado con la Educación al elegir la sede del CEP para un acto electoral que tuvo que ser trasladado a un hotel de Arrecife”. “A este patinazo” -dicen- “se suma el hecho de que toda una ministra del Gobierno español visite la Isla y ni siquiera tenga la deferencia de notificar su presencia al consejero de Educación y Cultura del Gobierno de Canarias ni a la presidenta del Cabildo Insular de Lanzarote, con lo que demuestra una clara falta de respeto hacia las instituciones canarias y lanzaroteñas, hacia nuestros representantes públicos y hacia todos los ciudadanos, así como una falta de responsabilidad por parte un alto cargo del Ejecutivo español”.
Como se pueden imaginar los lectores de este periódico, los socialistas no tardarán en responder al último ataque de los nacionalistas.
Mientras esto pasa aquí, en Lanzarote, en el resto de Canarias también tienen enfrentamientos serios. Y si no, que se lo pregunten a los vecinos de Tenerife. El alcalde de Santa Cruz y candidato de CC a la reelección, Miguel Zerolo, acusó ayer al PSC-PSOE de haber “filtrado” el pasado fin de semana la sentencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo sobre el proyecto de la Playa de Las Teresitas. Zerolo aseguró que la “supuesta sentencia” que envió un “supuesto gabinete de prensa” del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) no estaba firmada ni había sido notificada a las partes y “a lo mejor no existe”. El tema es bastante grave, y, al margen de las cuestiones de partido, ya censuramos en este mismo espacio el mal uso que se puede hacer de la administración de justicia cuando se mezcla con la política.
¿Qué van a dejar CC y PSC para el final de la campaña, qué sorpresas nos guardan de aquí al día 25?