El refranero español, que es rico como ningún otro en el mundo, dice que nunca es tarde si la dicha llega. La dicha ha llegado tarde para muchos agricultores de la Isla, pero al menos ha llegado. Así al menos tenemos que creerlo, después de que este viernes se pusiera la primera piedra del anhelado Centro de Transformación de la Cochinilla. Como adelantó este diario en su edición digital, las obras del Centro de Transformación de la Cochinilla de Mala contaron con unos obreros muy especiales, los representantes del Cabildo y los políticos implicados más directamente con este proyecto. Las manos que llenaron de cemento la primera actuación de la obra fueron la presidenta del Cabildo, Inés Rojas, a la que acompañaron el alcalde de Haría, José Torres Stinga y los diputados nacionales Cándido Reguera y Olivia Cedrés, dos de los promotores directos de la financiación de la construcción. Allí estaba también otra gran defensora de esta iniciativa, la ex presidenta del Cabildo Sebastiana (Chana) Perera.
Es cierto que muchos ciudadanos de la Isla, escamados ya después de tantos años de despropósitos, pueden ver en esta colocación de la primera piedra un acto meramente electoralista, pueden ver en él una cuestión vinculada con la cercanía de las elecciones. Sin embargo, en esta ocasión la cosa va bastante en serio, sobre todo porque no hay un solo responsable, hay varios y desde varias direcciones, puesto que la iniciativa ha surgido y se ha defendido en Lanzarote pero también ha tenido su segundo paso en Madrid, con las iniciativas presentadas por nuestros representantes en el Congreso de los Diputados.
El Centro de Transformación de Cochinilla no es más que un primer paso para completar un ciclo que se inició en la época en la que Dimas Martín tuvo la buena idea (luego mal desarrollada) de crear el Complejo Agroindustrial de Teguise. Ese por tanto tiene que ser el segundo paso, el de reflotar y poner en marcha de una vez por todas el Complejo, para lo que suponemos que ya se estarán entablando los contactos oportunos para que el Ejecutivo regional también aporte algo a la aventura.
Muchos de nuestros representantes públicos todavía no se dan cuenta de la importancia que tiene hacer que sobreviva lo poco que nos queda del sector primario. Hay gente tan inconsciente que cree que con su desaparición no se va a perder nada, porque siempre nos quedará el turismo. Son los mismos que no entienden el terrible y brutal impacto que se está haciendo al territorio en muchas zonas, los mismos que se piensan que los paisajes de los que disfrutan nuestros visitantes han aparecido por obra y gracia del Espíritu Santo o por la acción directa de la Madre Naturaleza.
La gente de Lanzarote que se preocupa realmente por Lanzarote sabe cómo se ha hecho esta tierra, cómo a base de mucho esfuerzo, sudor y hasta sangre se ha logrado un milagro que de seguir así podría tener fecha de caducidad. Y no estamos hablando de cientos de años, estamos hablando de muy poco tiempo.
Por eso es tan importante que se desarrollen iniciativas de este tipo, que no deberían ser más que la punta de lanza de otras muchas acciones, las cuales, de forma seria, eso sí, deberían estar recogidas en un plan agrario y ganadero que ya se está tardando en elaborar.
Para desarrollar esta iniciativa se cuenta con 719.151 euros, cantidad aportada por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para la ejecución de las obras, que se llevarán a cabo en un plazo de diez meses, plazo que finaliza en octubre. Desde enero ya se instalaron en esta zona, ubicada frente al centro de salud de Mala, las primeras máquinas que aplanaron el terreno para elevar un edificio que contará con las últimas tecnologías para transformar la cochinilla en laca de carmín. Esperemos que no se quede el asunto donde está, que camine realmente para adelante, y que los agricultores de la zona norte de la Isla tengan la posibilidad de seguir sacando partido a la tierra, aunque sea poco.