Aunque muchos entienden que su función de máximo nivel como secretario general del Partido Socialista Canario (PSC) está a punto de terminar, este verano Juan Carlos Alemán volvió a salir con la petición que en estos momentos sólo parecen abandonar los socialistas entre los tres únicos partidos con representación en lo que se denomina como el arco parlamentario, la reforma o el cambio en el sistema electoral. Y tiene toda la razón del mundo el todavía secretario general de los socialistas, ¿para cuándo una reforma, para cuándo un cambio, volverán a dejar pasar toda una legislatura sin mover un dedo? No estaría mal que nuestros representantes en el Parlamento repasaran este escabroso e injusto sistema que seguimos teniendo y padeciendo en Canarias. Sabemos que a algunos no les interesa, pero va siendo hora ya de que interese. No es posible que miles de ciudadanos de las Islas se queden sin representación -sin voz y sin voto- en la Cámara autonómica porque los grandes partidos se niegan a rebajar los topes del 6 por ciento regional y del 30 por ciento insular. Es tan absurdo como que deja fuera de la Cámara al segundo partido más votado en Lanzarote, el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), y le da dos diputados en esta isla al que va por detrás a miles de votos de distancia, el Partido Popular (PP).
En este medio de comunicación siempre hemos defendido, en ésta y en otras etapas, lo injusto que resulta el actual sistema electoral canario, un mecanismo sin comparación posible con nada de lo que existe en la Unión Europea (UE), cuestión que formaciones como el PIL no se cansaron de repetir durante los últimos procesos electorales. Fue precisamente el PIL, partido contra el que parecía estar hecha la norma, el mejor ejemplo de lo injusto del sistema. En las elecciones locales y autonómicas de 1999 consiguió ser la segunda fuerza política más votada al Parlamento autonómico en Lanzarote, a muy pocos votos de Coalición Canaria (CC). Sin embargo, por ser un partido de ámbito insular, no ser la lista más votada y no superar el 30 por ciento de los votos emitidos en Lanzarote ni el 6 por ciento de todos los emitidos en Canarias se quedó sin representación, permitiendo que Partido Popular (PP), Partido Socialista Canario (PSC) y CC se beneficiaran del reparto de sus escaños. Lo mismo que le ha vuelto a pasar en 2007, aunque esta vez con menos votos.
En la pasada legislatura discutió largo y tendido sobre este importante asunto, aunque los dos grandes partidos estatales, PP y PSOE, (también CC) han tratado de desviar lo trascendental, evitando en la medida de sus posibilidades el debate sobre los topes electorales y centrando las discusiones en la imposición de una lista regional que terminaría definitivamente con la triple paridad, con el sistema que ofrece equilibrio entre islas capitalinas y no capitalinas para tener al menos un hemiciclo igualado en número. De los topes electorales prácticamente nadie hablaba, tal vez porque no interesaba. CC, para sorpresa de muchos, llegó a anunciar que había llegado a un acuerdo con el PSC sobre el nuevo sistema electoral, eliminando “el último escollo” para la aprobación de la reforma del Estatuto de Autonomía Canarias. En virtud del mismo, las dos fuerzas políticas aceptaban que se rebajen las topes electorales, ya en las elecciones de mayo de 2007, pasándose del 6 por ciento al 3 por ciento en la circunscripción autonómica y del 30 por ciento al 15 por ciento en la insular para tener representación; en segundo lugar que se cree una lista autonómica; en tercer lugar, que sea una ley del Parlamento canario la que desarrolle el sistema electoral; y por último, como disposición transitoria que se mantenga el sistema actual hasta su renovación. Imaginamos que de aquel acuerdo ya no quedará nada. ¿O sí? ¿Habrá valor para tocar nuevamente el tema de la triple paridad, el tema de la lista regional?