Es una perogrullada decir que es muy complicado luchar contra el poder. Para eso es el poder. Mucho más difícil es luchar contra el poder oligárquico, porque en el ejercicio de ese poder se pierde la razón y el sentido de la orientación democrática, orientación con la que se debería mover el mundo. El oligarca no admite la crítica de ningún tipo, y si puede cercena testas sin miramientos, aunque las mismas sean originarias de Lanzarote. Por propia convicción y padecimiento sabemos que es bastante difícil ejercer de redentores, porque al final te suelen dejar tirado en la calle sin ningún tipo de auxilio. O sea, mal trajeado y peor mirado. De esta, sin embargo, hemos aprendido algunas cosas. No sólo de los oligarcas. También de algún que otro patriarca redentor, y de la cuchipanda que tiene alrededor y que jalea sus gracias a la espera de que muestre debilidad, momento en el que se lanzarán a él para devorarlo como si de una manada de hienas hambrientas se tratara.
Ese es el poder que por desgracia rodea a muchos partidos políticos en Lanzarote, donde son más las hienas que los antílopes. Al final no hay carroña para todos, y pasa lo que pasa. Luego están los posicionamientos políticos y los cambios extraños.
Es curioso contemplar cómo pasa el tiempo y cómo se desarrollan determinados acontecimientos. Por poner un ejemplo político que afecta y mucho a Lanzarote, nos centraremos en el debate sobre la supresión o no de la triple paridad, el sistema que permite a las islas no capitalinas (Lanzarote, La Graciosa, Fuerteventura, La Gomera, El Hierro y La Palma) tener el mismo número de diputados en el Parlamento autonómico que las islas capitalinas (Gran Canaria y Tenerife). Lo de la curiosidad viene dado por la forma en la que despertó este asunto en la presente legislatura. Muchos ciudadanos no se acordarán, pero gran culpa de la historia la tuvo Coalición Canaria (CC). Primero, porque el hijo de Victoriano Ríos, Fernando Ríos Rull, comenzó, imaginamos que siguiendo una estrategia de partido diseñada en Tenerife, a informar a la prensa de lo importante que era suprimir un sistema que a todas luces, siempre según su versión, se había quedado obsoleto y desfasado y no se adaptaba a la nueva realidad de las Islas. Segundo, porque el presidente de la formación, Paulino Rivero, lanzó una propuesta para frenar los deseos de crecimiento de Partido Popular (PP) y Partido Socialista Canario (PSC) con su lista regional igual de mala que las otras. Luego CC cambió radicalmente de postura, se dio cuenta del desastre al que le conduciría seguir defendiendo lo que en islas como en la nuestra es indefendible.
Todo cambió cuando en Lanzarote se plantaron todas las formaciones políticas y acordaron en todas las instituciones públicas hacer una declaración de principios que se basaba en la defensa a ultranza del equilibrio entre islas. Todo cambió también cuando esa unidad comenzó a resquebrajarse por la supuesta “disciplina de partido” a la que se debían los socialistas y cuando en CC comenzaron a oírse voces que no veían tan claro seguir con la línea marcada de defender la triple paridad, voces incluso de dirigentes de islas no capitalinas como el palmero Antonio Castro Cordobez.
Luego hasta el parlamentario lanzaroteño Celso Betancor dijo en Lanzarote Radio que había muy pocas esperanzas de que finalmente se salvara la triple paridad. Declaraciones pesimistas basadas en las estrategias y en los tejemanejes políticos que se ven de cerca cuando uno está en el Parlamento, en Tenerife.
Aunque después de todo los socialistas de Lanzarote se vieran obligados a cambiar de posicionamiento “atendiendo a la disciplina de partido”, aunque incluso su secretario general, Manuel Fajardo, hiciera un amago de dimisión que finalmente no quedó en nada, lo cierto es que siempre tiene que haber motivos para la esperanza, y razones que justifiquen un cambio de actitud en aquellos que lo único que persiguen con el cambio del sistema electoral es un rédito político. O más, claro, como también ha manifestado algún dirigente socialista, desbancar de una vez por todas a CC de la presidencia del Ejecutivo canario. No parece que sea la forma más correcta de arrancar a los nacionalistas del poder una que perjudica tanto a los ciudadanos de las Islas más perjudicados a lo largo de su luenga historia.
El presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, aseguró en su día en el programa “El Despertador” de Lanzarote Radio que estaba dispuesto, en compañía de otros dirigentes de su partido como el lanzaroteño Mario Pérez, a presentar batalla para evitar que se culmine lo que para él sería una auténtica fechoría política. Para él, “si hasta ahora nos ha costado mantener los equilibrios, con un Parlamento desigual volveríamos a retroceder al pasado, y no estamos dispuestos a permitirlo”, una cuestión con la que en este diario estamos absolutamente de acuerdo, viniendo como viene además de una persona cabal y sensata como pocas en la política regional.
Habrá que esperar a la próxima legislatura para ver de qué pie cojea cada uno. De momento estamos seguros de que en campaña nadie se va a atrever a sacar el tema de la triple paridad. ¿O sí?