Nos quejábamos en el pasado de la nula actividad que desarrollaba el ínclito Luis Hernández a favor del puerto de Arrecife. Y lo hacíamos con mucha razón. Ahora, ¿alguien sabe que está haciendo exactamente el socialista Emilio Mayoral? La verdad es que se le ha visto por aquí, y no es extraño que los profesionales que operan allí se quejen y de que entidades como la Cámara de Comercio estén promoviendo la autonomía del puerto.
La última vez que estuvo en la Isla el presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas dijo que el puerto de Arrecife tenía la necesidad urgente de adaptarse a las demandas de las navieras para cumplir con el turismo de cruceros, tal y como recogió este diario tanto en su edición de papel como en la edición digital. Las palabras las pronunció ante los medios a la salida de una reunión mantenida en el Cabildo insular con la entonces presidenta de la Corporación, Inés Rojas, la por entonces alcaldesa de Arrecife, María Isabel Déniz, y un grupo de empresarios de la Isla, entre los que se encontraban Eduardo Spínola, presidente de la Cámara de Comercio de Lanzarote, y Eugenio Hernández, miembro de Arrecife Zona Centro. Mayoral sostuvo que si en solo tres días de la temporada fuerte de cruceros coinciden más de cuatro trasatlánticos, “pues hay que solucionar los problemas”. Sin embargo, el presidente de la Autoridad trasladó gran parte de la responsabilidad a las administraciones locales, afirmando que “el Ayuntamiento y el Cabildo pueden tomar medidas que permitan que tengamos taxis suficientes, que las guaguas puedan circular adecuadamente entre el muelle y la parada del centro de la ciudad, para que incluso puedan haber dos trayectos en lugar de uno, y otras medidas muy simples que eviten las dificultades”. ¿Tenía razón? Pues no lo sabemos, porque después de decir todo aquello no se le volvió a ver.
Al margen de la razón que pueda tener el presidente de la Autoridad Portuaria en la desatención absoluta de las instituciones locales a un tema tan importante como el de los cruceros, o a Mayoral se le olvidó o nadie quiso recordarle la parte de responsabilidad que tiene en éste y en otros asuntos el departamento que dirige. De hecho, Lanzarote lleva reclamando desde hace décadas que alguien preste algo de atención a una de sus principales puertas de entrada, la principal si hablamos de mercancías. Ha sido como predicar en el desierto.
Como ya ha sostenido en varias ocasiones este medio, cuesta creer que Lanzarote sea un puntal en el tráfico de cruceros. Cuesta creer que los barcos estén llegando en estos momentos al muelle de Los Mármoles y atraquen con una dificultad digna de cualquier prueba automovilística. Cuesta creer que llevemos años reclamando las mejoras oportunas en la zona y que no se haya hecho absolutamente nada desde la Autoridad Portuaria de Las Palmas. Por eso cuesta creer que se haya apagado el eco de la reivindicación que tendría que estar un día sí y otro también en los medios de obtener una autoridad portuaria propia, reivindicación por cierto que Mayoral apoyó de forma un tanto extraña, diciendo que estaba de acuerdo pero que no la veía rentable.
Es raro, pero a nadie debería extrañar que se estén intentando desarrollar iniciativas como la que promueve la Cámara de Comercio de Lanzarote que preside Eduardo Spínola para lograr la autonomía de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, la misma que año tras año se olvida de las notables carencias que tiene nuestro puerto.
La estampa que se dibuja cada semana en el perfil de nuestro litoral refleja claramente esta cuestión. Enormes cruceros cargados de pasajeros se amontonan en un estrecho y vetusto muelle que ni de lejos reúne las condiciones adecuadas para que atraque tanta embarcación. Qué decir del resto de las instalaciones, qué decir de las deficiencias que los consignatarios del puerto con Tomás Fajardo a la cabeza están cansados de denunciar.
El puerto de Arrecife, como este medio ha sostenido en infinidad de ocasiones, es un lugar absolutamente dejado de la mano de Dios a lo largo de los años que ha sido un foco constante de conflicto, hasta el punto de que se ha planteado muy seriamente por parte de diferentes asociaciones y partidos políticos solicitar su independencia que es tan factible como fue en su día la de distintos puertos de la geografía española con muchas menos necesidades y con mucho menos tráfico que el nuestro, como el de Motril o el de Avilés. En esa comparecencia ante los medios se ha echado en falta algo más de autocrítica por parte del responsable de los puertos de la parte oriental del Archipiélago y bastante más contundencia de la que han mostrado nuestras autoridades, que deberían aprovechar las escasas ocasiones en las que Mayoral está por aquí para atacarle de frente con los muchos problemas que se arrastran.