viernes. 29.03.2024

Se nos va. El comisario jefe del Cuerpo Nacional de Policía en Arrecife, Raimundo Villanueva Domínguez, cesará definitivamente en sus funciones el próximo 13 de agosto, después de más de 21 meses en comisión de servicios en la Isla. Así lo quiere la Dirección General de la Policía que, a nuestro modesto entender, ha venido tomando una serie de iniciativas en los últimos meses, cuanto menos, contraproducentes.

En primer lugar, no es de recibo que la llegada de un comisario que estaba tan a gusto en la Jefatura de Telde fuera tan demandada para Lanzarote. Pero es que, una vez que Villanueva accedió a los deseos de la Administración del Estado en Lanzarote y repitió por activa y por pasiva que, si nadie lo evitaba, su deseo era quedarse aquí, tampoco se comprende que no se le asigne ese puesto para el que fue traído desde Gran Canaria y que, a tenor de los índices delictivos hechos públicos por nuestros políticos, tan buenos resultados ha dado en estos dos últimos años.

Pero la cosa no queda ahí. No es que queramos empezar con mal pie nuestra andadura con el nuevo comisario, José Antonio Fernández García-Camacho, a quien por cierto ya conocemos pues relevó Villanueva en noviembre de 2004 después de pedir voluntariamente el traslado a Madrid. De hecho, le damos nuestra más sincera enhorabuena por la concesión del cargo, nuestra más cálida bienvenida, y esperamos que coseche muchos éxitos en Lanzarote.

Sin embargo, convendrán conmigo en que no es demasiado lógico que para que ingrese un funcionario que dos años antes pidió el traslado ahora haya que quitarse de en medio a don Raimundo, como en este medio le hemos venido llamando.

La sustitución de Javier Ballesteros como máximo responsable de la Policía en el ámbito de Canarias por Narciso Ortega, junto a la defensa acérrima de los hombres a sus órdenes, se antojan como las principales causas de esta salida precipitada y obligada.

Aunque algunos quieran esconder el bulto esgrimiendo que su marcha se debe a la excesiva simpatía que le profesa la mayoría de la prensa lanzaroteño, y la polémica mantenida con el Colegio de Abogados, lo cierto es que Raimundo nunca quiso marcharse, y siempre demostró eficacia y efectividad en su trabajo. La reducción del tráfico de drogas en Arrecife ha sido palpable, especialmente en ciertos meses.

La ciudadanía ha estado informada sobre las actuaciones policiales de forma continua, con lo que no sólo ha mejorado la seguridad ciudadana en su concepto objetivo, sino esa idea subjetiva que cada residente se hace en su cabeza.

Entonces, ¿por qué cesar al comisario Villanueva? Cabe reseñar que, de no haber mediado él mismo entre ciertos colectivos arrecifeños, varias manifestaciones públicas habrían reivindicado el buen trabajo de don Raimundo.

Estos días, con Zapatero en nuestra isla, todos sabemos que no conviene mucho airear ciertas cosas, ciertos problemas intrínsecos a la política insular, pero la libre designación del nuevo comisario se producía por orden de la Dirección General de la Policía el pasado lunes, horas antes de que aterrizara en Lanzarote el presidente del Gobierno.

¿Es que el protocolo también exige que el responsable de la Policía Nacional no dé cuentas de la productividad de sus hombres? ¿Es que impide que se resalten los antecedentes de los cuatro cacos de Arrecife detenidos un día sí y otro también? ¿Por qué ha molestado tanto la actitud de Villanueva a ciertos jueces, abogados y fiscales?

Son cuestiones que muchos ciudadanos de la Isla se preguntan, pero que ya difícilmente podrán tener respuesta. Desde estas líneas sabemos reconocer que nuestro director insular, Marcial Martín, ha hecho todo lo posible para retener a don Raimundo, por mucho que algunos traten de relacionar la marcha del ex secretario, Fernando Rodríguez López, con este otro adiós anunciado.

Al margen de polémicas, sólo nos queda despedir a Villanueva lamentando que esos cuatro años que le restaban para la jubilación no los pase entre nosotros, y sintiendo mucho que falte en la próxima inauguración de la nueva comisaría de Arrecife. Don Raimundo supo conectar con la gente de la Isla. ¿Será esa sintonía la que les ha molestado tanto a esos que han presionado tanto en Las Palmas para que trasladen al comisario?

En fin, al menos muchos son los que, al contrario, le admiramos precisamente por muchas otras cosas aparte de por la reducción estadística en la inseguridad ciudadana.

Buena suerte don Raimundo, muchas gracias por sus servicios. Lanzarote y todos los que aquí vivimos le debemos mucho. Hasta siempre.

Se nos va
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