domingo. 18.05.2025

Por Javier Moro, responsable de Exploración y Producción de Repsol en España

Desde que Repsol recibiera el permiso para investigar la existencia de hidrocarburos en el Océano Atlántico frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura, se han venido produciendo distintas declaraciones y manifestaciones que, a mi modo de ver, más que abrir un debate sereno y riguroso, han confundido a la ciudadanía y han impedido intercambiar opiniones sosegadas sobre un asunto de vital interés para el futuro de Canarias y de España. Porque el verdadero fondo de la cuestión reside en conocer si contamos con reservas propias de petróleo y gas que podrían suponer hasta un 10% del consumo de hidrocarburos del país. Ni más ni menos.

¿Alguien puede negarse a conocer algo tan importante? En Marruecos, donde lo tienen muy claro, el gobierno ha incentivado este tipo de actividades y a finales de 2013 o principios de 2014 se prevén prospecciones justo al otro lado de la mediana, también frente a Lanzarote y Fuerteventura.

Se trata, en una primera fase, de reconocer el subsuelo, de sondear a un mínimo de 50 kilómetros de las costas canarias. Porque, al día de hoy, Repsol no tiene permiso para extraer nada, solo para investigar. Y esto exige, como ya ha hecho la compañía, de más de un año de trabajo científico, riguroso y con la tecnología más avanzada –y una inversión cercana a los 4 millones de euros– para elaborar el Estudio de Impacto Ambiental de los sondeos exploratorios. Este documento, de más de 1.000 páginas y que ya recoge las medidas sugeridas por varios organismos previamente consultados por el Ministerio de Medio Ambiente, está sometido a información pública, para enriquecerlo con la participación de todos los interesados.

Si se obtiene la aprobación ambiental, Repsol invertirá cerca de 300 millones de euros en su proyecto de investigación en Canarias, lo que generará oportunidades para empresas proveedoras de suministros y servicios. De alguna forma, puede decirse que estamos en un momento crucial, en la auténtica hora de la verdad en la que no valen argumentos sesgados ni falacias: hemos hecho la primera parte de nuestros deberes con un rigor y una exigencia máxima, con la participación de más de cien profesionales y de reconocidas instituciones isleñas, a las que desde aquí quiero agradecer el gran trabajo realizado en la definición del entorno marino.

Repsol es una compañía española que quiere aportar su conocimiento con el fin de generar riqueza para sus accionistas, es cierto –muchos de ellos, pequeños ahorradores–, pero también para la sociedad en general. Si las prospecciones son exitosas, estaríamos ante una gran oportunidad para la sociedad canaria, que atraviesa, como el conjunto del país, por unos momentos difíciles. Supondría la creación de un nuevo polo de desarrollo económico y la tan necesaria diversificación de la economía de las Islas Canarias.

Para que nos hagamos una idea: de cada 100 euros que Repsol invirtiese en una posible y futura fase de producción de hidrocarburos, más del 70% se podría quedar en el Archipiélago, si así lo promovieran las administraciones y si las Islas Canarias fuesen capaces de aprovechar todas esas oportunidades formando a la gente y creando empresas. Imagínese en un escenario en el que se contemplan inversiones mínimas de 7.500 millones de euros durante 20 años.

Repsol seguirá trabajando con su habitual rigor, teniendo como eje prioritario de su actuación la seguridad y el respeto al medio ambiente, y tratando de contribuir a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos de Canarias y de toda España. Es ahí donde pedimos y aceptamos críticas constructivas e ideas de mejora, es ahí donde entre todos debemos sumar.

La hora de la verdad
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