Por Esteban Vega Martín
La calidad de la sanidad está cayendo en barrena y esto repercute en los más débiles. No se puede entender cómo se habla de privatización de la sanidad. Toda esta locura nos llevará a una sanidad para ricos y otra para pobres. Se está utilizando esta coyuntura económica tan delicada a la cual nos han llevado para castigar aún más a los trabajadores. Estas reformas laborales no han servido absolutamente para nada: ¡solo para despedir barato y dar un peor servicio! El paro, lejos de disminuir, aumenta, aunque se empeñen en demostrarnos lo contrario confundiéndonos con cifras que se dan en momentos puntuales de nuestra maltrecha economía y celebrándolo a bombo y platillo en la mayoría de los medios.
“Los recortes matan”. Lo que se ahorra hoy en sanidad mañana sale más caro. En esperas quirúrgicas a nivel nacional existen más de seiscientas mil personas. Nuestra sanidad se tambalea peligrosamente. En la Comunidad de Canarias concretamente sufrimos la agravante de padecer las listas de espera más largas del país para pruebas diagnósticas con diferencias sustanciales en relación con otras comunidades, cosa que repercute en la calidad de vida de los canarios.
Una inmensa mayoría de profesionales, que a diario se dedican a realizar diagnósticos convertidos en una gran marea blanca, denuncian una situación de privatización, cada vez menos encubierta, de recursos con la cual quieren llevar a la ciudadanía a seguir sufriendo el deterioro del estado de bienestar, mientras los que deberían velar y administrar el patrimonio de todos se dedican a dilapidarlo beneficiándose a costa de los necesitados. Lejos de dar un servicio eficaz, para cuyo cometido se presentan a unas elecciones ante los ciudadanos a los que pretenden representar, se escabullen a la hora de dar explicaciones de sus responsabilidades, alegando que todo se basa en una mejor gestión y un ahorro que no demuestran con datos.
La grave situación económica y los recortes impuestos están colapsando los servicios de urgencias de nuestros diferentes hospitales que, a pesar del enorme esfuerzo de los profesionales, que a diario están dando mucho más del cien por cien de sus posibilidades, no contribuyen a que la situación mejore. En el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, por ejemplo, la situación llega a ser lamentable al generarse un caos que impide administrar un servicio acorde con las demandas. En dicho centro se dan casos de pacientes que han tenido que esperar días en boxes de urgencias pendientes de ingreso, debido al cierre de habitaciones en algunas plantas, teniendo que ser derivados muchos de estos enfermos a clínicas privadas. La situación en otros hospitales de Canarias no cambia mucho, desgraciadamente.
La privatización se refuerza cada vez más: se conciertan servicios sanitarios con entidades privadas; se impulsan una serie de medidas como el copago de medicamentos por los pensionistas; crece la promoción de seguros privados y se pretende excluir a colectivos de población como es el caso de nuestros jóvenes que salen al extranjero en busca de empleo y que perderán el derecho a la sanidad pública española cuando regresen, si están tres meses fuera de España.
Vemos cómo la sanidad pierde calidad y cómo unos entregados profesionales luchan a diario para dar un servicio a la sociedad que nuestros políticos nos están negando. El famoso copago de medicamentos no ahorra el gasto farmacéutico, ya que este aumentó un 4`6% el año 2013. Los que están detrás de las privatizaciones no son ni los profesionales de la Medicina ni la inmensa mayoría de la sociedad. Casos piloto como el de la Generalidad Valenciana ponen en tela de juicio que esta sea la mejor opción arrastrando a la sociedad a la destrucción del estado del bienestar con la reducción de la calidad de los servicios y disminución de la asistencia. Ellos son conscientes de ello y se dan mucha prisa en promulgar leyes contra las manifestaciones, ya que estas les parecen actos insoportables de malestar laboral y hay que erradicarlas. Está muy claro que tienen alergia a las protestas ciudadanas y no les gusta lo que están recibiendo, pero tampoco pierden el tiempo en escuchar las demandas de la ciudadanía y analizar lo que están dando…. Ellos se curan en salud diciendo con una hipocresía enorme que entienden el malestar de la población, pero no utilizan la misma vara de medir, no dan ejemplo de austeridad.
No se vislumbra voluntad de salvar la sanidad y de garantizar la calidad de que gozamos durante algunos años, a pesar de haber sido presentadas propuestas que contemplaban medidas que evitarían que el Ejecutivo tuviera que restar fondos de las partidas sanitarias. ¿Por qué no se potencia la lista de medicamentos genéricos? ,por ejemplo. Asimismo, sería muy beneficioso el descargar los centros hospitalarios de cargos políticos y ser sustituidos por profesionales.
Indignación es lo que nos invade cuando observamos el gasto de trescientos setenta y seis mil euros en esta época para cambiar y poner el nombre de las infantas a tres hospitales en Madrid. Ya que hablamos de recortes, ¿por qué no se elimina el Ministerio de Sanidad y, de este modo, conseguirse un considerable ahorro, vistas las cada vez menos competencias que tiene sobre las diferentes CCAA? Continúan escudándose en la crisis para recortar en servicios esenciales que nuestra sociedad necesita y demanda en la calle, cuando observamos cómo el dinero de los partidos políticos y los asesores sigue aflorando. Los filos de la verdad cortan los hilos de la mentira.