La muerte de Yuliza “no se produjo por un arrebato. No pudo ser. Cuando te da un arrebato enseguida se acude a las autoridades, el acusado la quiso matar, él lo planeó. Si sufres un arrebato no siguen comiendo y durmiendo en la casa de la víctima durante cinco meses”.
Así refutó Hilma Altagracia, madre de la víctima, el argumento de ‘homicidio con atenuante de arrebato' que utiliza la defensa de Antonio R.S., ex pareja sentimental de la madre y padrastro de la joven, que está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Las Palmas por este hecho ocurrido en 2007.
Altagracia espera que por la muerte de su hija que apareció en un vertedero de Lanzarote después de estar cinco días desaparecida, el jurado popular debe decantarse por la petición de 20 años del fiscal, que mantiene que fue un asesinato con agravante de parentesco.
En la sesión de este lunes por la la tarde en la Audiencia Provincial vinieron a declarar como testigos Altagracia y otros familiares y conocidos de la víctima, que contaba con 18 años cuando murió. Todas las preguntas de los letrados se centraron en ahondar en la relación que mantenía Yuliza con el acusado.
Antonio Luis Ferreira Machado, el acusado, durante el registro policial en el domicilio familiar.
En este sentido, algunos de los testigos, como su prima, Alexandra Calderón, o el marido de la prima de Hilma Altagracia, Antonio Pérez, creen que el Antonio R.S. estaba “obsesionado con Yuliza”.
Calderón llegó a decir en el juicio que percibía una “extraña relación” y que el acusado manifestó públicamente en una ocasión que cuando la adolescente se ponía pantalones cortos a él “se le paraba [se le levantaba]".
Además, la prima de la víctima precisó que esta situación no se producía cuando la madre estaba delante, aunque esta si observó que el acusado “iba con Yuliza a todos los sitios y faltaba al trabajo”.
Al respecto, Pérez testimonió ante el juez que “vio miradas” que no le “gustaban nada” y que siempre el acusado estaba “muy pendiente de ella, creo que con deseo”. Sin embargo, otros testigos dieron a entender en la sala que la relación era “protectora por parte de él” y el acusado negó esta mañana que estuviera “obsesionado sexualmente” de Yuliza.
Un hombre frío
La defensa de Antonio R.S esperó durante el juicio que las declaraciones de los testigos apoyaran su tesis de homicidio con atenuante, y para ello preguntó a cada uno de ellos que valoraran si consideraban al acusado como una persona “violenta”, a lo que todos respondieron que “no”. Aunque en su mayoría dieron una visión de un hombre “frío”.
Algunos de los presentes describieron que la actitud del acusado tras la desaparición de Yuliza “era normal y despreocupada”. Dice la madre que incluso Antonio R.S. “me acompañó a poner la denuncia porque no aparecía”. Altagracia testificó que el acusado “no aportaba nada en la búsqueda, siempre estaba parado y sólo participó en dos batidas para encontrar a Yuliza, con la excusa de que las visitas que llegaban a casa para acompañarnos podían robar la caja de herramientas”.
La ofrenda floral que familiares y amigos dedicaron a la joven asesinada.
Altagracia Pérez añadió durante el juicio que el padrastro dijo en una de las salidas para buscar a Yuliza, realizada en un sitio cercano al que luego se localizó, que “no estaría allí, porque si alguien le había hecho algo malo no la iba a echar cerca de las viviendas”.
La versión del acusado
Por su parte, el acusado de asesinar a la hija de su ex pareja sentimental en Lanzarote en 2007 afirmó este lunes por la mañana que quería a Yuliza Pérez como una hijastra y que, tras agarrarla por el "cogote" y apretar un poco, para evitar que fuera con los Testigos de Jehová, no se dio cuenta de que había muerto.
El agresor, Antonio Luis Ferreira Machado, obrero de la construcción que se enfrenta a una pena de 20 años de prisión, vivía en la misma casa que su ex pareja y Yuliza, y señaló al tribunal jurado de la Audiencia de Las Palmas, que el 8 de noviembre de 2007 agarró a la joven porque quería que le perdonara por una discusión del día anterior por pertenecer a los Testigos de Jehová.
El abogado defensor, Sergio Lorenzo, pide una pena de cinco años de prisión, pues considera los hechos como un homicidio con el atenuante de arrebato u obcecación, ya que sostiene que el acusado estaba obsesionado con Yuliza, sobre la que ejercía un exceso de protección por considerarla su hijastra, quizás porque carecía de familia, apuntó.
La acusación particular ejercida en representación de la madre de la fallecida, Hilma Altagracia, solicita la misma pena que la fiscal Laura Ordaz, aunque eleva la indemnización a 400.000 euros frente a los 120.000 euros que reclama el ministerio fiscal.
El acusado dijo que tras estrangular a Yuliza la dejó en el salón de la vivienda y bajó a hablar con una vecina. El imputado aseguró que trasladó el cuerpo de la joven hasta su coche, que estaba aparcado en la esquina. El imputado trasladó el cadáver en su coche al vertedero de Argana Alta, donde dejó el cuerpo sin vida vestido con el pantalón vaquero y con una camiseta verde y tapado con tierra.
Así mismo, manifestó que no recuerda haber atado las manos de la joven, que fue hallada cinco días después por un vecino de Arrecife cuando paseaba por la mañana a sus perros en las inmediaciones del vertedero.
El acusado dijo también que se pasó todo ese día en la casa hasta que llegó por la tarde la madre de la joven, a quien no pensó contar lo ocurrido y ayudó a buscar a su hija desde que comenzó a preocuparse porque no regresaba a su casa, situada en el barrio de Los Geranios, en Arrecife.
Sostuvo también que participó en cuatro búsquedas que se organizaron de la joven y reconoció haber facilitado pistas falsas a la policía y a la familia, aunque señaló no saber por qué actuó así.
"Frialdad impresionante"
Según la fiscal, el acusado en su declaración incurrió en numerosas contradicciones con las hechas con anterioridad y consideró, al igual que la acusación particular, que actuó con una "frialdad impresionante" y "sabía lo que hacía" cuando estranguló a Yuliza sin posibilidad de defensa.
La acusación particular subrayó que el acusado siguió viviendo con su ex pareja hasta que apareció el cadáver de la joven y que no reconoció los hechos hasta que las pruebas le apuntaron como el autor de su muerte.
Además, tanto la fiscal como la acusación particular hicieron hincapié en la relación obsesiva que mantenía con Yuliza desde que la joven llegó a Lanzarote en mayo de 2007.
Actitud que ambas sostienen que se produjo porque le atraía físicamente al igual que otras chicas de esa edad, mientras que su abogado atribuye a su exceso de protección como padrastro.
Tras la intervención de lso testigos, el juicio se reanudará este martes.