lunes. 12.05.2025

Por Miguel Ángel de León

Lamento no haber podido contestar hasta hoy el amable correo electrónico que me enviaba semana atrás (concretamente, el 1 de diciembre del pasado año 2006) don Guillermo León Russo, histórico militante del PSOE en Lanzarote y ex presidente -o cargo similar- del pionero o primigenio Consorcio Insular de Aguas de Lanzarote (la actual Inalsa). Le agradezco antes que nada al señor León Russo la atención que le presta a esta humilde tribuna impresa y digital, así como los elogios que es obvio que no merezco -falsa modestia al margen-, y comparto el grueso de su lamento con respecto a un asunto al que también aquí le hemos dedicado mil y un artículos: el constante mal uso que se hace en la prensa actual de la principal herramienta de trabajo de todo periodista, que sigue siendo el idioma. Él cita casos concretos como el uso de la palabra “prácticamente” en lugar de la más sencilla “casi”, aunque la RAE admita ambas como válidas; o la horrible y extendida expresión “en base a” en lugar de la más correcta “basado en”.

Mi otro lamento es no poder compartir su opinión de que el título genérico de esta sección debería ser, correctamente hablando, “Si le digo LO engaño”, en lugar de “Si le digo LE engaño”. Don Guillermo argumenta su postura de esta guisa: “En el título de tu columna se cuela, no sé por qué, un leísmo, (...) impropio del hablar en Canarias pero que, por desgracia, se impone cada vez más (por cierto, Cervantes y Santa Teresa eran leístas, no te creas)”. Yo recuerdo que hasta al ilustradísimo don Eduardo Haro Tecglen (q.e.p.d), el reputado columnista del diario El País, le reprochaban en muchas ocasiones sus lectores ese mismo vicio del “leísmo” y “laísmo”, tan propio -por otra parte- de los habitantes de la capital del Reino... y de los periodistas deportivos de aquellos lares que dicen constantemente “la pegó” (a la pelota) y disparates similares. Eso por no citar lo del uso y abuso del denominado infinitivo radiofónico, el tremendo pecado en el que actualmente caen el 90% de los informadores en España, como es triste fama.

La de León Russo es la misma sugerencia que me ha hecho en televisión el historiador lanzaroteño Agustín Pallarés Padilla. Y ambos tienen razón en un hecho cierto: esa expresión que da título a esta tribuna desde hace lustros, tan habitual en las islas, todavía se puede escuchar en boca de no pocos canarios viejos, y conejeros más en concreto, de esa forma: “Si le digo LO engaño”. ¿Significa ello que es la correcta? A mi modesto entender, creo que no, y que incluso ahí cabría hablar de una suerte de innecesario “loísmo”. Pongo un ejemplo que puede ser muy gráfico: supongamos que en lugar de “engañar” utilizamos para esa frase hecha un verbo sinónimo como “mentir”. ¿No nos rechinarían los oídos si pronunciáramos un “Si le digo LO miento”? Es una simple cuestión de concordancia con el “le”, que me parece tan lógica como elemental. Pero se admiten otras opiniones.

En hablando de correos electrónico, el internet es lo que tiene: haces una cita de un párrafo de una columna de don Antonio Burgos en ABC-un suponer-, y al día siguiente el propio Antonio Burgos, que te ha leído gracias al sabelotodo señor Google, te manda un “correíllo” agradeciendo la mención. Me ha sucedido ya con él y con otros principales espadas del periodismo nacional en las últimas fechas. Y, con todo y a pesar de esas ventajas y lujos, sigo siendo un tecnófobo convicto y confeso, que recela todavía de casi todo lo que tenga que ver con la informática y otros avances tecnológicos, a pesar de que llevo ya décadas ganándome los garbanzos gracias a ellos. El que LO entienda que LO compre... (de-leon@ya.com).

¿Si “LE” digo “LO” engaño?
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