sábado. 10.05.2025

Por Miguel Ángel de León

Ángel Acebes es el actual secretario general del Partido Popular (PP para los amigos y demás personas piadosas). O sea, que debe saber algo de las públicas y publicadas -e incluso de las secretas- intenciones peponas para justo después de hechos los recuentos electorales del próximo mes de mayo. No debe hablar, por lo tanto, por boca de ganso ni de forma o manera vicaria. Se supone que sabe lo que dice. Y acaba de decir, el lince, que la intención declarada y descarada de su partido en Canarias es la de “volver a re-editar” (lo he leído así en los periódicos, ustedes perdonen el horrible pleonasmo) el pacto de centro-derecha con el que se inició la actual legislatura en el Ejecutivo regional, hasta que Adán Martín expulsó a la muchachada de José Manuel Soria por un quítame allá aquellas pajas (con perdón por la forma y manera de señalar).

En verdad les digo que torpeza política mayor hacía años que no veía/leía en boca de tan alto dirigente pepón (no digo popular porque el partido más popular es el que más votos obtiene en las urnas, y ese fue el PSOE la última vez que llamaron a votar en España). Le acaba de hacer Acebes el mayor favor electoral al candidato por mandato Juan Fernando López Aguilar, de los López Aguilar de Vegueta de toda la vida de Dios. Le ha hecho media campaña con esa confirmación de lo obvio, para mi gusto.

Dice la Wikipedia, la autodenominada Enciclopedia Libre -que se carga el libro impreso-, que -cito textualmente a la enterada virtual de internet- “su posición política [la de Ángel Acebes] es identificada con la corriente más conservadora del partido”.

Hay votantes potenciales, militantes e incluso algún cargo público u orgánico de CC que cree que esas siglas representan una suerte de “nacionalismo de izquierdas”. Un claro contrasentido; evidente “contradictio in terminis” (contradicción en los términos), pues el nacionalismo nunca ha sido sinónimo sino antónimo de la izquierda (comunismo o socialismo tienden a lo internacional, antes que a la reducida y reductora mirada ombliguista). Es de esperar, pues, que a esos militantes o militontos les haya servido las palabras de Acebes para quitarse definitivamente las telarañas de los ojos. Ya saben que votar CC es tanto como votar PP, y a la inversa. Bonita estrategia política, vive Dios.

Las desgracias unen mucho, como es triste fama. Y CC y PP se han visto con el agua al cuello con motivo de los recientes destapes de los casos de presunta, probable, posible o presumible corrupción que han afectado en exclusiva a esos dos partidos. De perdidos al río. Se han visto a escondidas y, aunque no consta oficialmente que se hayan encamado, ya andan anunciando el sexo de la criatura que saldrá de las urnas. Lo cual es tanto como decirle al electorado que vote lo que vote éste, el pacto post-electoral va a ser el que ellos ya tienen amarrado. A ver cómo le vende usted ahora esa burra tuerta a un votante nacionalista -un suponer- de Gran Canaria, sabedor de que apoyar a CC es tanto como votar al candidato de ATI y el periódico ultrainsularista El Día, que aboga por quitarle el Gran al sonoro nombre de la isla redonda. Píquemelo usted menudito, cristiano, que lo quiero para la cachimba...

La confirmación oficial de ese pacto del que ya todos se hacían lenguas por las esquinas escenifica un elemental ninguneo de antemano al grueso electoral, por no hablar de un claro desprecio. Y la debacle electoral de CC en Gran Canaria va a ser todavía peor de lo que ya se temían de antemano propios y extraños. Si uno fuera o fuese votante tradicional de CC o del PP -Dios no lo quiera nunca ni en broma-, no me cogerían retratándome esta vez frente a la urna ni por una apuesta, pues si creyese en los postulados políticos pepones no votaría jamás por nacionalismo alguno, y si fuese nacionalista me sentiría insultado y avergonzado por mis propias siglas. Cierto es que la culpa de que CC se haya convertido en el partido/bisagra que lo convierte en el único que puede elegir a su pareja de baile gubernamental, así gane los comicios Juana o su hermana, la tiene el PSOE: ayer el apuñalado Jerónimo Saavedra Acevedo y hasta hoy mismo el entregado y entreguista Juan Carlos Alemán (del que siempre recuerdo que nació en Gran Canaria, vive en Tenerife y se pasa todo el rato en Babia). Pero ya no son sólo las encuestas engañabobos las que favorecen a López Aguilar. La torpeza política ajena también cuenta. Ni a Fernando VII se las ponían así... (de-leon@ya.com).

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