Por Antonio Guerra León
Terminó por fin la visita de su Santidad el Papa, (cosa que todos sabemos a estas alturas), momento tranquilo y sereno para analizar aunque sea de forma somera, varias cuestiones de este importante paseo papal por Valencia para los católicos y no católicos.
Por otra parte, según dicen, bastante oneroso para las arcas públicas. Y la intentona fácil y barata del Partido Popular de intentar politizar ciertos actos religiosos.
Fines que consiguió el citado partido en principio cuando azuzó a sus huestes juveniles a insultar al Presidente del Gobierno, cuando fue a dar la bienvenida en nombre propio y del pueblo español al Pontífice en sus aposentos valencianos. Aunque acompañado siempre de gritos malsonantes y fuera de lugar que no ha sentado nada bien en la mayoría del pueblo y, en gran cantidad de simpatizantes de los conservadores que no terminan de ver porque hay que mezclar siempre..., "churras con merinas".
Otro asunto que también ha llevado al partidos de las derechas españolas a la frustración y hasta al cabreo personal de sus principales dirigentes, es que el Papa en su larga homilía pastoral del día principal, no cargara más las tintas en cuestiones de claro perfil político nacional, siguiendo la estela de varios obispos españoles que despreciando las mínimas normas democráticas quieren llevar a su especial huerto, pese a quien pese, opiniones y formas para nosotros bastante obtusas y que el Papa Benedicto, ni siquiera paso a considerar en su exposición como era de esperar en una persona de alto nivel intelectual y amplia experiencia diplomática. Por lo tanto, dejando una vez más con el culo al aire, (con perdón), a un arriscado conjunto de obispos españoles anclados todavía en otros tiempos y a sus claros adulones políticos.
Y el tercer fracaso consecutivo en este loca carrera por buscar siempre los votos mas extremistas o franquistas, es el censurar con gran severidad la ausencia del Señor Rodríguez Zapatero en la solemne eucaristía dominical. Crítica ácida e irracional, que una vez más se ha vuelto en contra de sus mentores, pues la personas normales y sin complejos han considerado esa actitud como, valiente y honesta, al no querer falsear con su presencia en un acto especialmente religioso, unos principios personales tan respetables, por lo menos, como los de todos los asistentes a la santa misa.
Y es que España, merece una derecha por lo menos como la de los países de nuestro entorno, moderna y europea, que acepte con naturalidad el juego parlamentario, sin locuras ni escándalos, si quiere acortar la distancia que les separa en las encuestas de los socialistas que se ven recompensados sin querer, por una política que pensamos no es la adecuada para llegar otras vez al poder.
Estulticia, sinónimo de necedad o tontería.