martes. 16.04.2024

Antonio Guerra León

Espero qué, apreciados lectores, (siempre los lectores son apreciados o muy queridos) se encuentren por lo menos como los dejé hace unas semanas. En nuestro caso, como dicen los magos de mi tierra, seguimos, ¡jodidos gracias a Dios! y que dure por muchos años, esperando de todas formas que la mejoría no sea, como casi siempre pasa... ¡para dir a pior!

Y para no perder la costumbre, teniendo que lidiar de nuevo con lo viejo o lo de siempre, o sea, la dichosa corrupción que se mete entre las rendijas de las cuartillas como aguas residuales sin remedio, pues parece generalizada, y para eso no hace falta especiales espejuelos. Cuestión esta, donde los políticos para escaquearse nos afean a cada rato, subidos en el podio de la suficiencia, que si no hay otras cosas de que hablar y escribir y bla bla... acusándonos a cada rato de individuos babosos y vengativos qué sólo queremos ver entre rejas a los probos defensores de nuestros intereses comunitarios ¡Oiga, ojalá pudiéramos! A más de uno se le iba a caer el pelo. Dicho en términos cuarteleros.

Y qué más quisiéramos nosotros, que traer a las paginas de los diarios, tiernas escenas de amor entre bellas damas y gentiles caballeros, cervatillos y conejos saltando airosos por nuestros campos, estallidos de júbilo de nuestro pueblo al paso de sus dignatarios y otras tantas jilipolleces, que aparte de no ser noticias, dejarían adormitados un par de horas a los lectores que se atrevieran a comprar un periódico en el quiosco de la plaza, dejando además con ese bucólico talante, bastante frustrados a los escribidores que dejarían de cumplir con el sagrado deber de llevar hasta ustedes, muchas veces con muy pocas ganas, la terrible lacra que supone para todos la inevitable corrupción. ¿Pero no decían que en este país solo trincaban, los rojos, marxistas y masones?

Y para eso no hay que ir muy lejos ni siquiera a Marbella, Ciempozuelos, Seseña o Madrid, donde la cosecha de mamandurria parece que es la mejor del siglo, abonados esos campos durante muchos años por el viejo nitrato de hacer la vista gorda los encargados de custodiar nuestros intereses, que solo se alarman cuando ven en blanco y negro la magnitud de tales desaguisados, mientras ellos estaban, seguramente, comentando si le damos el pasaporte a Luis Aragonés, llorando las lesiones de los jugadores de Barcelona o celebrando el carácter y mano de hierro del entrenador del Real Madrid. Que pena, penita, pena...

Y mientras tanto todos por ahí chupando del bote. Incluidos ese importante conjunto de Telde, donde a unos de sus "jugadores" se le preguntó hace unos días como veía el asunto de las detenciones, imputaciones, declaraciones etc. Contentando el susodicho. ¡Que le parecía que por esos sucesos no habían perdido ellos ni el ayuntamiento, capacidad de gestión, ni prestigio! Casi nada. Nos hace recordar esta, para ser benevolentes, estúpida respuesta, aquella anécdota donde el médico de guardia le dice al enfermo en urgencias, ¡oiga amigo usted es un mimoso, usted no tiene nada! Y llevaba el tío... la cabeza debajo del brazo. Hasta pronto.

¡¡Cómo están ustedes!!
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