jueves. 18.04.2024

El comisario de la exposición ‘José Saramago. La consistencia de los sueños' y director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, destacó este martes en el programa El Chinchorro de Canal (L), que dirige y presenta Agustín Acosta, la singularidad de la exposición que se presentará al público el próximo viernes. “Ha despertado gran interés en el exterior”, dijo el comisario, quien subrayó la “generosidad” del premio Nobel portugués por haber cedido documentación que había permanecido en la privacidad del escritor hasta este momento.

Además, Gómez Aguilera explicó que la exposición, que pretende hacer un recorrido por la vida y obra del premio Nobel de literatura que acaba del cumplir 85 años, destaca por su gran dimensión (abarca tres salas que suman casi 800 metros cuadrados de supercificie), la abundancia de los contenidos y el importante soporte tecnológico. “Para que nos hagamos una idea hay más de 50 monitores en las salas de exposiciones con más de 500 documentos originales del premio Nobel”, subrayó.

Asimismo, comentó que se trata de un proyecto en el que “llevo trabajando un año y medio, desde que tuve acceso a la documentación de sus archivos particulares, en algunas ocasiones con cajas que no se habían abierto desde que dejó Portugal y se trasladó a Lanzarote en 1993”.

La visión de Saramago

En este sentido, el comisario de la exposición se refirió a cómo José Saramago percibe la apertura de esta exposición que desvela aspectos íntimos de su vida, de su juventud. “Tampoco le hacía particular ilusión que se pudiera acceder a una parte de su vida que prácticamente no aparecía reflejada en las monografías”, comentó Gómez Aguilera. “Lo último que él me ha trasladado es que quiere ver lo que pasa con una vida desplegada en 800 metros cuadrados; supongo que tiene que ser una sensación fuerte para cualquier persona”, apostilló.

Y es que se trata de una parte de su vida que abarca un periodo de juventud, que va desde que el Nóbel tenía entre 22 y 31. “Un periodo en el que escribió muchísimo para luego dejar de escribir durante quince años y dedicarse posteriormente al periodismo (el Nobel dirigió el periódico Diario de Noticias)”, explicó.

Al literato portugués, que Gómez Aguilera califica como “un escritor muy tardío”, la fama y el reconocimiento público no le llegó hasta la madurez, puesto que fue con sesenta años cuando “consiguió la notoriedad pública”. “Desde 1980 hasta la actualidad es el periodo en el que desarrolló la carrera brillante que todos conocemos”, añade el comisario, por lo que considera “muy jugoso desde el punto de vista de los resultados literarios” el hecho de poder sumergirse en el periodo de juventud. “Han aparecido obras inéditas que no constaban en su biografía literaria como tres obras de teatro, dos novelas inconclusas y numerosa poesía, que fue el género por el que comenzó a escribir”, añadió.

Por otro lado, Gómez Aguilera destacó otros aspectos importantes de la exposición que se abrirá el viernes, como que la mayor parte de los elementos de producción estén realizados en Lanzarote. Además, enfatizó el hecho de que “no es habitual que se pueda ver desplegada la vida de un Nobel en tres salas y cerca de la puerta de casa”. “Creo que se va a poder ver una documentación muy amplia y a quien le interesa menos la parte literaria, va a poder ver objetos personales sirven de compañía al escritor”, apuntó.

Saramago, autodidacta

Gómez Aguilera definió a Saramago como un auténtico autodidacta, ya que “a partir de los treinta años desarrolló trabajos de supervivencia”. Explicó además que Saramago no pudo acceder a ninguna formación académica por sus humildes comienzos. De modo que el Nobel estudió cerrajería mecánica y comenzó trabajando en los hospitales de Lisboa en tareas de mantenimiento, para luego pasar a trabajar en servicios administrativos. Sin embargo, “fue un lector empedernido”. “Al acabar sus jornadas de trabajo, se dedicaba a ir a las bibliotecas públicas de Lisboa”, comentó el comisario. En los años 50, Saramago se vincula al mundo de la literatura. Trabaja en una editorial en la que produce libros y, en esos años de gran dificultad económica, hace traducciones del francés al portugués, “habiendo aprendido esta lengua de manera autodidacta”.

La vida no le sonrió al Nóbel hasta los 60 años, cuando publicó una novela sobre los campesinos del sur de Portugal “en la que quiso reencontrarse con sus raíces humildes y, a partir de ahí, se catapulta a la fama”.

La exposición acoge también una reconstrucción de imágenes en la que se muestra aspectos ideológicos de Saramago, como su vinculación al Partido Comunista de Portugal y a la Revolución de los Claveles, “que dio acceso a la democracia”.

Gómez Aguilera anunció también que la sala José Saramago (en La Plazuela), que “la inauguraremos casi con total seguridad el próximo sábado”, será un “nuevo espacio cultural de la Fundación César Marique en Arrecife y servirá para “desarrollar las conferencias que demos para que la gente no tenga que desplazarse hasta Tahíche”. De momento, este nuevo espacio cultural acogerá objetos cercanos a la vida del escritor como su silla, su mesa y la máquina de escribir con la que hizo sus libros hasta 1900.

Gómez Aguilera destaca la singularidad de la exposición ‘José Saramago. La consistencia...
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