Darle a un periodista un titular de portada y decirle que no lo utilice es como dejar a un niño encerrado en un cuarto con un montón de dulces y pretender que no se coma ninguno. Eso es más o menos lo que pretendió este jueves el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, un simpático cincuentón que tuvo a bien invitar a desayunar en las magníficas instalaciones del Meliá Salinas de Costa Teguise a la prensa local y regional. Nos reunió a todos alrededor de unos cuantos cafés con leche y algún que otro zumo de naranja -a pesar de nuestra fama los periodistas solemos ser comedidos en las pitanzas matutinas- para, entre otras cosas, darnos el parte vacacional del presidente Zapatero. Hasta ahí todo más o menos bien: el cabreo lógico por el bulo malintencionado de los quince cocineros, los chascarrillos habituales sobre su papel de vigilante de la playa y la alegría que le da a su jefe oxigenarse con el magnífico aire del Atlántico lanzaroteño y el desarrollo de una escueta agenda para la que todavía no existen fechas fijas.
Terminó su discurso y comenzó lo que definió como el “off the record” -que me perdone mi purista compañero Miguel Ángel de León por el palabro de la Pérfida Albión, pero lo empleo para ajustarme al máximo al guión de los acontecimientos-, que no es otra cosa que el apartado que los políticos hacen para contarnos cosas a los periodistas que se supone que no debemos contar pero que saben a ciencia cierta que lo largaremos a las primeras de cambio. Moraleda es colega de profesión, pero indiscutiblemente ahora ejerce como político, como político de un Gobierno socialista, y como tal, tiene la misión de hacer que su imagen, la de su presidente, no se resienta, y utiliza el “off the record” para transmitir cosas que se deben saber pero no de forma oficial.
Me pareció un “buen tipo”, como lo definió también el siempre activo Marcial Martín -no sé qué va a hacer el Partido Socialista Canario (PSC) cuando se tenga que presentar como candidato a la Alcaldía de San Bartolomé y deje la Dirección Insular-, bastante ingenioso y con verbo fluido y ágil. Sólo me atrevería a darle un pequeño consejo, que espero que acepte con buen talante: que no haga las pausas tan largas entre frase y frase delante de una manada de periodistas hambrientos de noticias, porque provoca que se cuelen preguntas cuando todavía no han terminado las respuestas. Fue el caso de la impertinente que hice yo, zancadilleando sin querer la que había hecho mi estimado Josechu, una pregunta referida al rumor que ha circulado estos días por las redacciones sobre la posibilidad más que cierta de que el PSC aprovechara la visita de Zapatero al acto que van a celebrar en Gran Canaria para anunciar que Juan Fernando López Aguilar abandona el Ministerio de Justicia para presentarse como aspirante a la presidencia del Gobierno autónomo. Moraleda, que esperaba la pregunta, fue claro en la respuesta. “No va a haber noticia”, comentó, dejando entrever que el asunto de la candidatura va a quedar aparcado para otro momento. También dijo, y esta parte no me la creo, que no hubo tirón de orejas al secretario de Organización del PSOE, José Blanco, por anticipar la salida de López Aguilar de su movido Ministerio. Me consta que en las filas del socialismo canario no sentó nada bien el largue de “Pepiño”, y sé que ese malestar llegó hasta los castos oídos de Zapatero.
¿Quiere decir esto que López Aguilar no va a ser el candidato? Pues no, simplemente quiere decir que no se va a anunciar su nombre en el acto que se celebrará en Gran Canaria casi con total seguridad el próximo día 19. ¿Qué habrá pasado para que los promotores del cambio en el partido no se hayan salido con la suyas, habrá tenido algo que ver Jerónimo Saavedra en todo esto? Lo iremos averiguando en estos días, porque si algo bueno tiene el PSOE es la transparencia informativa. Si no te lo cuenta uno te lo cuenta otro, pero te lo cuentan.
No creo haber infringido ninguna regla al desvelar esto, más que nada porque el propio Moraleda no determinó demasiado claro si esta parte de la conversación era de su “off the record”. Del mío no, desde luego, porque el asunto político me interesaba, y supongo que interesará a muchos ciudadanos de las Islas que quieren saber quién será el candidato socialista. Estoy convencido de que el secretario de Estado, que está dando muestras en el tiempo que lleva al frente de su difícil cometido de que es un magnífico profesional, sabrá disculparme y comprenderme.