domingo. 11.05.2025

Este fin de semana no pienso salir de casa. Que nadie me llame porque no pienso coger el teléfono. Por una extraña carambola me han puesto el mismo día el partido del Madrid-Barsa, la emocionante última carrera del Mundial de Fórmula Uno y la final del Torneo de Tenis de Madrid. Vamos, está la cosa como para trincar un kilo de palomitas, unos guanijeis -el que lea esto fuera de Canarias no habrá cogido la gracia, que tiene que ver con un magnífico anuncio de la cerveza Reina del que me ocuparé en otro artículo- y tumbarse a la bartola durante horas. Eso si mi mujer no cumple su amenaza y se pone de parto el domingo.

Antes de nada, agradecer a todos los barcelonistas que son y están en esta maravillosa tierra -¡madre, no sabía que había tantos confundidos!- los muchos piropos que me han hecho llegar en este último año después del artículo que escribí antes de que ganaran la Liga y la Copa de Europa por incomparecencia del fútbol en el resto de equipos. No entiendo por qué tanto mosqueo, cuando me limité a constatar una realidad de entonces, la falta de títulos de un equipo elevado a la categoría de divino cuando no había demostrado siquiera que era humano y el hundimiento en el averno de otro que sí ha demostrado que es celestial y que lleva este año grabado en la camiseta el escudo que le confirma como el “mejor equipo del siglo XX”. Creo que es el único que lo tiene, ¿no?

Las cosas van cambiando, y reconozco que hoy por hoy, paliza del Chelsea aparte, el Barcelona es el mejor equipo del mundo. Me gusta mucho cómo juega, me gusta el entrenador que tiene, me gustan sus jugadores, me gusta su presidente, me gusta su seriedad..., aunque le falta algo que no acabo de detectar y que me hace dudar de la longevidad del proyecto.

Desde luego, siempre me quedaré con el Madrid de la conocida como “Quinta del Buitre” en sus diferentes etapas, un equipo que tuvo la mala suerte de no ganar la Copa de Europa por circunstancias ajenas a su indudable calidad pero que hacía un fútbol alegre y divertido que ya no se verá jamás, como siempre me quedaré con el Barcelona de Cruyff, el Barcelona de la época en la que fue entrenador, claro. El fútbol de ahora, por mucho que algunos lo intentemos defender, no se parece en nada a lo que era antes. Sobra dinero y falta casta. Qué le vamos a hacer, como diría el genio de discurso fácil, es que el fútbol es así. A pesar de todo, por la constante mejoría de la raza es probable que si se enfrentaran los equipos de antes a los de ahora el resultado fuera de paliza a favor de los actuales, aunque no creo que eso sea lo que valoremos los buenos aficionados.

Al amigo Chalo, agradecerle los consejos televisivos, aunque le recomiendo que no se dedique a hacer quinielas. Jamás se hará rico así. Al amigo Moisés Rodríguez, que se relaje este fin de semana, porque al Barsa le van a caer unos cuantos, y al amigo Miguel Ángel de León, que se tome una tila para la que le espera. Al amigo Faelo Morales, le insisto en que se cambie de acera futbolística. Es de optimistas pensar que el Barsa le va a meter un gol en el Bernabeu al Madrid de Capello. Como mucho, se van con un empate a cero.

Pues eso, que este fin de semana es para no salir de casa. A todos los aficionados al deporte televisivo como yo les recomiendo que vayan haciendo las tareas correspondientes desde ya. Si entre sus misiones está la de comprar el pan, que lo congelen, si tienen que hacer limpieza, que la hagan rápido, y si les toca sacar a pasear al perro o a los niños que los manden con algún pariente o amigo de esos que presumen de que jamás ven la tele.

Espero que no pase lo de siempre y nos encontremos con un partido aburrido, como espero que Fernando Alonso tenga la suerte que se merece y no herede el mal fario de Carlos Sáinz o Sete Gibernau, y que Nadal le vuelva a dar un repaso a Federer si es que se encuentran en la final (esto último ya sé que no puede ser, porque el artículo se escribió antes de que lo echara el tío ese de los abucheos).

PD: Por cierto, estoy encantado de que el artículo que escribí recientemente sobre Operación Triunfo y Bisbal haya tenido tantísimos lectores, que lo hayan colgado incluso en algunos portales de notable interés con los que nos entran cientos de visitas al día en nuestra edición digital. Respeto por supuesto los más de cincuenta comentarios que se han escrito en su mayoría poniéndome verde, aunque, como le pasa a los tauros cabezones como yo, no pienso cambiar de opinión.

Madrid-Barsa, Alonso y Nadal
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