martes. 23.04.2024
Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual. M.L.King

Análisis Literario

Mario Crespi

El mundo no conoce a los americanos y me refiero específicamente a los estadounidenses, ya que en casi cualquier parte del planeta, incluyendo el resto de América, cuando se habla de americano se están refiriendo a un integrante de esa rara cultura norteamericana. ¿Porque rara? Unen a sus avances técnicos y del conocimiento una ingenuidad rayana en lo infantil y de poca educación. Cuna de la riqueza desmedida unida a una pobreza casi tercermundista. Riqueza que es imán de atracción de toda una legión de inmigrantes, que rechazan todo lo americano, pero se ven inexorablemente atraídos por ese cuerno de la abundancia que parece estar al alcance de cualquiera. El reverso de una moneda de oro cuyo emblema es el águila. Apologistas del liberalismo y de la individualidad, que contradicen con su política global que tanto rechazo y odio ha generado, pero debemos tener en cuenta cuando leemos un cartel diciendo “yanquis váyanse a casa” (yankees go home) que el americano medio nunca lo entenderá, así como no entiende la política exterior de su gobierno. Es más en su inmensa mayoría no saben nada del mundo que los rodea. El ser estadounidense tiene sus raíces en concepciones religiosas y más aún puritanas. Esos primeros colonos de una estricta concepción bíblica que los llevó a absurdos de rigidez y crueldad, han impreso en el carácter de los americanos huellas imborrables. Cazadores de brujas, observantes estrictos de reglas absurdas, dejaron como herencia una antinomia bien-mal tan marcada en el pensamiento de sus descendientes que ha sido base de gran parte de su literatura. El concepto de que la familia es sagrada es un tema muy serio para ellos. Pero trasciende de lo emocional, es estrictamente formal. Educa a tus hijos y perpetúa la religión y por supuesto la obligación de vivir por un ideal, ya sea patriótico, económico o la búsqueda del éxito. Todo esto se ve reflejado en su literatura tan bien representada por la “generación perdida” a la cual pertenecieron Hemingway o Henry Miller, o sus escritores sureños como Steinbeck o Mark Twain, críticos y contestatarios como John Dosspasos o Caldwell.

Rincón de la Poesía

Caminos gastados que he recorrido

buscando algún destino diferente

del que me han marcado.

Siete pasos medidos, camina,

siempre enfrente,

como te han enseñado.

Pero con un temblor de frustración

miré mis tristes huellas

que me siguen con vergüenza.

En esas marcas tan profundas

veo todo mi pasado, perdido,

y con un grito de rebelión

salto fuera del camino.

Esquivo piedras,

salto arroyos,

los bosques son mis amigos.

Las montañas son desafíos

que decido no enfrentar.

O quizás por curiosidad

solo para ver que hay detrás.

Ya no me empuja el pasado,

ya no me llama el destino.

Camino para ser feliz.

Camino por cualquier lado.

Con una prosa verdaderamente poética, y una crudeza descriptiva que es casi visual, en este cuento Steinbeck nos relata una historia de amistad más allá de lo real. Un soñador trabajador rural, George, y su fuerte y retrasado amigo Lennie, tratan de conseguir el dinero suficiente para adquirir una pequeña propiedad que los aleje de su vida vagabunda. La obsesión de Lennie de todo lo que signifique suavidad al tacto de sus manazas, y la paciencia de George ante esta carga desproporcionada, van tejiendo una cadena de proporciones imprevisibles en un cuadro construido casi sin aparente elaboración previa, como si los hechos fueran sucediendo de manera real. Un libro maduro e impecable, y si me permiten el juego de palabras, implacable al mostrarnos realidades de la vida que muchas veces querríamos ignorar. Una pequeña joya literaria

John Steinbeck. California 1902 - 1968. En su juventud trabajó como bracero y recolector de frutas. El campesino pobre que depende de la tierra para sobrevivir fue tema de su obra. Premio Nóbel y Pulitzer. Autor de Al este del Edén, Las uvas de la ira, Tortilla Flat.

Cuando niño, en Tennessee, escuchaba de su abuela historias sobre su familia. Historias que retrocedían hasta un antepasado que ella llamaba "el africano". Kunta Kinte había vivido al otro lado del océano, cerca de lo que él llamaba "Kamby Bolongo" donde un día fue atacado por cuatro hombres, apaleado, encadenado y arrastrado a bordo de un barco de esclavos con destino a la América Colonial donde fue humillado, vendido, comprado, martirizado y explotado. Kunta Kinte no quiere que su hija olvide sus orígenes. Gracias a la insistencia y sus recuerdos, la historia familiar permanece viva en generaciones futuras, y es Alex Haley el encargado de contarlas. Un relato vívido y real que nos enternece y nos muestra algo que nunca debería haber pasado, a pesar de que la esclavitud existió en toda la historia de la humanidad. Hasta en nuestros días.

Alex Haley. Ithaca, New York. 1921 Se inició en la escritura cuando trabajaba de guardacostas. Se traslada a N.York donde realiza entrevistas para la revista Playboy, como la de Miles Davis. Es coautor de la autobiografía de Malcom X, lectura obligada de todos los activistas negros de los 60.

Fitzgeral, integrante de esa legión de decadentes americanos que emigraron a Europa, refleja en el Gran Gatsby esa fastuosa fiesta que fueron los años 20. Jay Gatsby, millonario de pasado dudoso, extraño a la sociedad que lo rodea, trata de conquistarla con fastuosas fiestas pero sigue siendo un solitario, ya que para esa sociedad será siempre un extraño. Nadie aparece en su funeral, ni siquiera Daisy, su gran amor. Es enterrado con el mismo misterio con el que había aparecido. Su impresionante enfoque narrativo, los perfectos diálogos y sus descripciones nos muestran a un escritor lleno de fantasía romántica, y que personificó la “edad del jazz” como el llamó a esa locura de los años 20. Pero en el fondo no pudo huir del desencanto de “todos los dioses muertos, y la fé en el hombre destruida” frase símbolo de la “generación perdida”

Francis Scott Key Fitzgerald. Minnesota 1896 - 1940. Uno de los más importantes escritores del siglo XX. Portavoz de la “generación perdida” que a pesar de sus importantes novelas debió recurrir a crónicas y relatos cortos para llevar su tren de vida. Autor de El ultimo magnate, A este lado del Paraíso, Hermosos y malditos.

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