viernes. 19.04.2024

Ya en campaña preelectoral, el candidato del Partido Popular, José Manuel Soria, prometía bajar los impuestos a todos los canarios. Al entrar en el “pacto de los perdedores” con Coalición Canaria, Soria se hizo con la consejería de Economía y Hacienda para llevar a cabo una de sus propuestas estrella.

Hasta esta semana, no tenía ni idea del dinero que dejaría de entrar en las arcas del Gobierno regional, pero al oír a Loly Luzardo justificar la disminución de inversiones en Lanzarote casi se me ponen los pelos de punta. Y es que con las exenciones fiscales y la supresión del Impuesto de Sucesiones, la Hacienda canaria dejará de ingresar más de 710 millones de euros. Decía la presidenta de la gestora del PP en Lanzarote que todos estos euros se quedarán en el bolsillo de todos los canarios. Lo dudo mucho.

Empecemos con el Impuesto de Sucesiones. En el debate televisivo en el que participaron los candidatos a la presidencia de Canarias, allá por el mes de mayo, prometía Soria que la supresión de esta tasa beneficiaría a todos los ciudadanos. Lo que no mencionó fue la proporción que distingue a la mayoría llana de los poderosos de siempre, que son los que más se benefician. Si yo, que soy un miserable mileurista, heredo una casa de mis padres, es cierto que me dolerá pagar un porcentaje de su valor al Gobierno. Pero esa cantidad palidecería al lado de la que tendrían que pagar los retoños de un gran industrial, de esos que no faltan en Lanzarote.

En cuanto a las exenciones fiscales, que ascienden a nada menos que 680 millones de euros en la previsión para 2008, ya se sabe que afectan principalmente a los empresarios y grandes propietarios, que son los que en definitiva pagan el grueso de los impuestos. Más de la mitad de la población activa de Canarias son los llamados mileuristas. Son esos cuyos ingresos anuales no superan los 18.000 euros, por lo que ni siquiera tienen que hacer la declaración de la renta. ¿Se beneficiarán de las exenciones de José Manuel Soria? Dedúzcanlo ustedes mismos...

Llegados a este punto, deberían preguntarse los señores del Partido Popular hacia qué modelo de desarrollo debe encaminarse España en general, y Canarias en particular. Con esas reducciones de impuestos que pregonan en todas partes no hacen sino consagrar la idea de que la derecha está para beneficiar a los pudientes, y no “a todos los españoles”, o “a todos los canarios”, como intentan vendernos Mariano Rajoy y José Manuel Soria.

Nos dicen que aliviar la carga fiscal a los empresarios estimula la creación de empleo, porque así los capitalistas reinvierten sus beneficios en la expansión de sus negocios con el consiguiente aumento de puestos de trabajo. ¿Seguro que no lo hacen en nuevos yates y chales en Tafira o Puerto Calero? A lo mejor las sabias cabezas que nos gobiernan deberían hacer alguna ley que obligara a los capitalistas a crear empleo. Porque de lo contrario, qué garantía hay de que menos impuestos equivale a más trabajo. Y otra cosa. ¿Qué tipo de trabajo? ¿Más precariedad laborar? ¿Descontrol de la cantidad de sociedades que crean los empresarios para lanzar a sus empleados a modo de pelota de tenis de una a otra y tenerlos así permanentemente con contratos temporales? Hablando de herencias, ésa es la que nos dejó el Partido Popular cuando se propuso desmontar el sistema de protección laboral que había creado Felipe González. Tampoco es que fueran beneficiosas para la economía las liquidaciones multimillonarias a las que se enfrentaban las empresas en aquella época si querían despedir un trabajador, pero a lo que se ha llegado en la actualidad se parece cada vez más al “bienestar - malestar” de Estados Unidos. A este ritmo, no está lejos el día en que las familias ahorren toda su vida para la universidad de los hijos. Los fondos de pensiones privados ya están de hecho a la orden del día en España.

Para terminar, he de explicar el título de esta columna, que me lanzó Alex Salebe, compañero de esta redacción. El “pacto de los perdedores” tomó buena nota del fracaso que cosecharon en Lanzarote. El resultado, dos consejeros en el Gobierno de Canarias, y unos cuantos directores generales. No en vano siempre se ha dicho que los escaños de la Isla de los Volcanes a menudo se convierten en la llave para gobernar. Más puestos para la Isla y menos impuestos, se ha traducido paradójicamente en menos inversiones. Casi que estaríamos más contentos con unos señores de Gran Canaria o Tenerife, siempre y cuando nos trataran mejor.

Más puestos, menos impuestos
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