jueves. 01.05.2025

La historia se ha escrito, entre otras muchas razones, para que a través de su conocimiento no volvamos a repetirla.

El que no conoce la historia está condenado a repetirla.

La política y la religión tienen muchos puntos en común en lo que a la repetición de los errores se refiere.

El Dios de los Judíos era un Dios cruel, a menudo injusto, que condenaba a los pueblos a terribles sufrimientos si no hacían lo que sus designios dictaban.

Las plagas a los egipcios, los sacrificios que se realizaban en su honor, la desaparición de pueblos pecadores como Sodoma y Gomorra, aunque en este caso pudieran tener algún tipo de justificación, eran las formas de gobernar el mundo por parte de el Ser supremo que todo lo regía.

La llegada del Dios de los Cristianos cambió la historia de forma radical. Este era un Dios infinitamente bueno y justo, tanto que fue capaz de sacrificar a su único hijo para que los demás seres pudieran salvarse.

En política estamos demasiado acostumbrados a vivir y padecer bajo los designios del primero de los Dioses que en el mundo ha habido.

En Canarias, el nacionalismo que propugna Coalición Canaria es, para los residentes en las islas mal llamadas menores, como el Dios de los judíos. Ostracismos, sacrificios, comparativas odiosas, dejaciones presupuestarias, utilización mal intencionada de la buena voluntad de los ciudadanos, etc.

Las plagas bíblicas se han transformado en desprecios, ignominias, falsedades y toda una larga serie de epítetos que al final solo significan lo mismo: ser canario no es un derecho sino un lujo para algunos.

La inconsistencia filosófica del nacionalismo canario se pone de manifiesto una y otra vez cuando analizamos, mas allá del sentimentalismo político, las realidades que nos rodean y cuando intentamos explicarnos, con la razón en la mano, el por qué de tantas diferencias.

Los ciudadanos de Lanzarote, sin olvidarme de otras islas menores, no terminamos de entender la razón de que seamos tan lamentablemente diferentes a los ciudadanos de Gran Canaria o Tenerife.

Ejemplos de estas incomprensibles diferencias tenemos muchísimos todos los días. Desde la educación hasta la sanidad, pasando por la cultura, el deporte, la economía, etc., vemos como el Dios de los judíos no se empeña en otra cosa que en demostrarnos que no somos iguales en derechos, pero sí en obligaciones.

La política llevada a cabo en los últimos años por parte de los pseudo nacionalistas de Coalición Canaria, no ha hecho otra cosa que acrecentar la opinión que tenemos muchos, cada vez más, lanzaroteños, de que es una desgracia vivir aquí y no hacerlo en las islas capitalinas, donde gozan, nadie sabe el por qué, de un status infinitamente mas agradecido que el nuestro.

Carreteras, tranvías, futuros trenes, palacios de congresos, hospitales perfectamente dotados de medios humanos y materiales para todo tipo de especialidades y necesidades médicas, aeropuertos en condiciones, puertos cada vez mejor posicionados para el transito internacional de mercancías y cruceros, universidades para todos los gustos, grandes superficies comerciales capaces de convertir la economía doméstica en un juego de niños, sedes institucionales donde solucionar tramites burocráticos en cuestión de minutos y a coste cero, es lo que a los ciudadanos de Gran Canaria y Tenerife les ayuda a llevar una existencia digna, barata y placentera.

En cambio, la comparación con Lanzarote es hasta ofensiva.

¿Que pecado hemos cometido para soportar esta maldición bíblica en forma de plagas carenciales de los servicios más básicos?

Cuando oigo a algún nacionalista conejero hablar de nacionalismo canario me chirrían los oídos. Cuando oigo a algún nacionalista conejero hablar de unidad entre todos los canarios en un plano de igualdad social y económica me sale sarpullido.

A los lanzaroteños solo nos queda rezar para que el Dios de los cristianos llegue antes de que sea demasiado tarde. Antes de que no quede nada que salvar porque no quede nada por hacer.

Un ejemplo: Mientras en Lanzarote los dirigentes de nuestro Cabildo, los pseudo nacionalistas de Coalición Canaria y los pseudo defensores de la clase obrera del PSOE, se gastan el dinero de todos en una absurda campaña contra algo que será absolutamente inevitable como la explotación del petróleo, si es que existe, los pseudo nacionalistas de Gran Canaria y Tenerife están aplaudiendo, con las orejas, la posibilidad de su explotación. Trabajos intensivos en el puerto de la Luz de Las Palmas preparando la llegada de las plataformas y posteriormente de los petroleros, la refinería de Tenerife preparando las instalaciones como si fuera esto la llegada de Mr. Marshall y los empresarios de estas islas frotándose las manos ante el volumen de negocio que se les avecina.

Para los dirigentes de Coalición Canaria de fuera de nuestras fronteras insulares, la explotación del petróleo es algo más que un negocio económico, es la culminación definitiva del proyecto más ambicioso que han tenido en los últimos años y que no es otro que la desaparición definitiva de Lanzarote del mapa económico y social del Archipiélago Canario.

Y no sigo, porque si lo hiciera y el ciudadano lanzaroteño se pusiera en su sitio, el advenimiento de los políticos nacionales canarios a nuestra isla se podría convertir en una reedición del circo romano, donde nosotros seriamos los leones y los cristianos los de CC, bajo la atenta mirada del emperador Gobierno Nacional Español.

La política o el Dios de los paganos
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