En los últimos años, mucho se ha hablado sobre las oscuras relaciones entre Pablo Iglesias y los suyos con el gobierno Chavista, que asola sin ningún miramiento ni escrúpulo a los sufridos ciudadanos de Venezuela.
Se ha especulado, desde la aparición de Podemos, con la supuesta financiación de las actividades que Pablo y sus huestes han llevado a cabo desde la creación del partido y antes de ella, mediante la famosa fundación que crearon en su día.
Son muchas las denuncias que, políticos, periodistas y agentes sociales diversos, han hecho sobre los fondos que han nutrido las arcas de los podemitas y que les han permitido asomarse a la vida pública patria con el fin de, remover conciencias en algunos casos y de asaltar el cielo por la fuerza en otros.
No seré yo el que cuestione el origen de esta formación política ni el origen de sus finanzas, aunque lo tengo muy claro.
Pero en los últimos tiempos, empiezo a tener la fundada sospecha que la mano que mece la cuna podemita se ha extendido a otra formación política nada sospechosa de ser una abanderada de la revolución chavista, ni de sus postulados sociopolíticos.
Tengo la impresión, que visto el éxito cosechado entre la ciudadanía nacional por parte de los de la formación morada, otro partido político, en este caso una delegación insular de un partido nacional, ha considerado que las directrices emanadas del guagüero y sus colegas, podrían ser beneficiosas para sus objetivos políticos.
Si hay algo que ha traspasado océanos, épocas y conciencias, no ha sido otra cosa que aquellos seriales, culebrones, venezolanos que ocupaban las tardes de nuestras televisiones y que ayudaban, a matar el tiempo en algunos casos y a sobrellevar las siestas patrias en otros.
Debe ser que, en el caso que nos ocupa, el Partido Popular conejero ha fichado, en calidad de asesor, a alguno de los muchos guionistas que le daban vida a esas historias, cuyo exceso de sentimentalismo, romanticismo y, en algunos casos, dramatismo social, eran el leiv motiv de esas series.
Lo que ha pasado con la reciente historia del Senador conejero es una prueba de que no voy demasiado desencaminado en mi apreciación.
Poco voy a añadir sobre la lamentable actuación del susodicho. Me parece que ha metido la gamba hasta el fondo, tanto en el origen del asunto, como posteriormente en los intentos, infructuosos y desafortunados, que ha llevado a cabo para salir de este lio.
Cometió una ilegalidad, irregularidad o algo similar cuando contrato lo que no podía, con cargo a quien no debía y en un tema que no le incumbía.
El daño ya está hecho, su nombre en entredicho y su futuro político finiquitado antes de tiempo. Si no hace un gesto que le pudiera reportar un mínimo de honrilla, dimitir, sabe que le quedan dos telediarios como senador, es decir, hasta el 2020, si Mariano así lo considera y no adelanta los comicios. Si después de la demostración de incompetencia política que ha hecho todavía cree que tiene futuro es que debería hacérselo mirar. Ha jugado a cosas de mayores y no ha sabido actuar como tal.
Hasta aquí lo relacionado con el Senador, no voy a hacer más leña porque el árbol ya está en el piso.
Pero lo que sí es digno de comentar es la actuación del partido al que representa en el Senado del Reino de España y del que es, no podemos olvidarlo, Secretario General Insular.
El asesor contratado ha desarrollado un guion digno de ser producido por Tele 5 o en su caso, por ese fenómeno del esperpento cinematográfico nacional que es Santiago Segura.
No contentos los representantes populares, en el hemiciclo municipal de Arrecife, con hacer el ridículo más espantoso que se ha visto en los años de democracia insular, forzando la expulsión, cual Luis Suarez de un campo de futbol, con el único fin de no tener que pasar por el bochorno de defender lo indefendible ante las demandas de los demás partidos políticos, no contentos con hacer manifestaciones, el día después del acto, en los medios de comunicación, achacando a la Alcaldesa una inmoralidad y una falta de democracia digna de regímenes oscuros y poco respetuosos con los ciudadanos, no contentos con no emitir un comunicado oficial respaldando o amparando la labor de su Secretario General, todavía se permiten el lujo de emitir un comunicado de prensa, o directamente una declaraciones de su todopoderosa Presidenta Insular, echando en cara a Podemos su falta de respuesta a lo que, hace ya algún tiempo, sucedió con la famosa viñeta publicada por el no menos famoso, consejero del Cabildo, Carlos Meca.
Al guionista/asesor contratado por los populares conejeros no le dieron todos los datos necesarios para que pudiera llevar a cabo un relato medianamente creíble. Es evidente que le omitieron aspectos fundamentales que hacen de su guion algo desvirtuado, aunque podría ser que lo hicieran a propósito con el fin de lograr su objetivo, que no era otro que matar al mensajero y de esta manera no tener que dar la cara.
Carlos Meca es lo que es. Tengo claro que, si por mí fuera, hace tiempo que no estaría ejerciendo un cargo para el que ni esta cualificado ni está dotado.
Pero comparar la ignominiosa y desvergonzada viñeta que publico utilizando la imagen, tanto del Presidente del Cabildo como la de la Presidenta Insular del PP, con la actuación del Senador me parece un acto de hipocresía de dimensiones considerables. No viene a cuento.
Pero aquí es donde entra en acción algo que yo ya comente hace tiempo, el Senador es Senador, no por meritos propios, que no los tenía fundamentalmente por su inexperiencia y juventud, como ha demostrado, sino porque en esas elecciones el PP no iba a ganar el senado ni hartos de vino. Cuando la lotería cayó en la sede electoral del PP, mas de una se estaba tirando de los pelos con el triunfo de la candidatura popular. Las lágrimas, internas por supuesto, que corrían por la sede de los populares podrían haber paliado la sequia que ha padecido la Península en los últimos tiempos, llenando más de un pantano de los muchos que estaban bajo mínimos.
“Yo que había colocado a este para que se estallase y así quitármelo de en medio y resulta que ahora le tengo que rendir pleitesía porque se ha convertido en una autoridad insular de máximo rango”, pensó más de una.
Que conste que esto también les pasó a los socialistas cuando Marcos Hernández, contra todo pronóstico, gano las elecciones después del desgraciado atentado de Madrid, en las elecciones que gano ese fenómeno desconocido que era J.L.R.Z.
El Partido Popular no es que no haya podido defender a su Secretario Insular, es que no ha querido. Han visto el cielo abierto para quitárselo de encima de una vez y para siempre.
Esta forma de actuar, la de fagocitarse a los suyos cuando no conviene, no es nueva. Recordemos que desde el “Luis se fuerte” hasta el “ese señor ya no es miembro de nuestro partido”, ejemplos de cómo escurrir el bulto cuando no conviene hay muchos en este partido.
La actuación del Senador en ningún caso es de recibo y además es imposible de justificar, pero la actuación del partido que le cobija es de una cobardía digna de figurar en los anales de nuestra historia política insular.
Si no quieres defenderlo no lo hagas, estás en tu derecho y además es lo que tienes que hacer, pero lo dices, haces público tu desacuerdo y le pides el cargo, en el caso de su puesto en el Senado y además le cesas como Secretario General. Lo que no es de recibo es montar un culebrón lamentable, un espectáculo patético para no hacer lo que debes.
Si el Senador monto un espectáculo humorístico que le ha costado la carrera como político, ¿quien ha sido el lumbreras que ha diseñado este otro teatro protagonizado por los dirigentes populares? Por lo menos con el del primero, gracias a Manolo Viera, los que fueron se pudieron reír un rato, pero con este las ganas de llorar han sido gloriosas.
Si les quedara un ápice de ética y moralidad, más de una dimitiría a la par que el Senador.
De todas formas, enhorabuena al guionista venezolano porque a mí, ni en sueños, se me podría haber ocurrido algo semejante.