martes. 23.04.2024

Dos caras de una misma moneda

Tiempos difíciles vivimos desde la llegada del virus covid-19 a nuestras costas lanzaroteñas, incluso desde antes de esta pandemia nuestra situación socioeconómica tampoco era ni la más favorable ni la más oportuna. Simplemente íbamos “escapando”.

El trabajo precario, y las dificultades para llegar a fin de mes, eran y son a día de hoy el pan de cada día para muchos isleños.

Con la llegada del dichoso virus, nuestros problemas sociales y económicos se han visto agravados ferozmente, quizás por la pasividad de nuestros dirigentes políticos, quizás por la inacción de aquéllos responsables de garantizar un estado de bienestar a su pueblo. No lo sé, ni siquiera me corresponde a mí  señalar el factor causante de tal efecto…

Pero debo decir; ardo de impotencia mientras escribo estás líneas al observar el descaro y desparpajo del que hace gala nuestra querida alcaldesa doña Astrid Pérez en las redes sociales y en nuestros diversos medios de comunicación locales.

La intención al despejar la incógnita que esconde el título de mi no tan humilde artículo, no es otra que revelar la otra cara de Arrecife.

Por un lado nos muestran y muestran al mundo exterior aquella facción en la que queda plasmada una ciudad amistosa con el turismo, reserva de la Biosfera, respetuosa con el medio ambiente y aquélla ciudad idílica para una luna de miel de ensueño.

Aquella cara que tanto empeño ponen en vendernos como la única y más simbólica de Lanzarote, aquella en la que todos los días algún parque infantil se arregla o una carretera se asfalta.

He de admitir que esa cara de la moneda fue la que  hizo enamorarme de esta maravillosa tierra isleña y de su portentosa población, pero no puedo ni debo obviar el otro rostro numismático.

Aquél rostro el cual recoge el más triste reflejo de una sociedad devastada económicamente ya sea por el infortunio que generó la inesperada llegada de una pandemia o el generado por una mala praxis política. Sea cual sea el semillero de esta asfixiante problemática, lo triste y preocupante es que disimulamos no ver (o no queremos ver) que las tristemente famosas “colas del hambre” ya se encuentran presentes en nuestras Islas.

Decenas y decenas de personas están ocupadas en guardar un lugar en esas colas durante horas y horas con la única esperanza de recibir algo de comida que apacigüe el rugir de un estómago hambriento y silencie las quejas de una mente cansada, sin más resultado que el volver a casa con ni siquiera lo imprescindible o incluso en incontables ocasiones puede que hayan de  volverse sin nada que llevarse a la boca.

Servicios sociales que no están a la altura de la gravedad de la situación.

 Banco de alimentos tan vacío como los corazones de aquéllos políticos que no hacen nada por remediar y poner fin a esta desbordante problemática social.

ONGs carentes de recursos como para paliar tanta necesidad...

Yo  me pregunto; ¿hasta cuando señora Astrid Pérez?, ¿hasta cuando seguirá arreglando parques y carreteras, sin poner fin a este infausto hecho?, ¿hasta cuando seguirá respondiendo aquello que aqueja a la población con mero silencio burocrático…?

Cómo ya expresan muchos  arrecifeños; quizás nuestras autoridades isleñas  están tan ocupadas y atentas en el “nuevo turismo”  de las pateras, en buscarles alojamiento hotelero, recursos alimenticios, sanitarios y de todo aquello que se les antoje, que  a pasos agigantados se están olvidando del residente y de aquellos nacidos en esta bendita isla, al que se le niega aquellas ayudas tan imprescindibles y necesitadas en estos precisos instantes por atender en primer lugar al forastero… negándoles el tan necesitado vaso de agua al sediento que camina solo por el desierto.

“Casi todos los crímenes que castiga la ley se deben al hambre.”

  • François René de Chateaubriand –

 

Por José Román

Dos caras de una misma moneda
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