sábado. 24.05.2025

Un poema de Pablo Neruda para describir los bombardeos sobre Gaza


 

En el artículo Palestina, y las palabras prohibidas (3 de mayo de 2024) de Maciek Wisniewski pude conocer por esas fechas se filtró un memorándum interno del The New York Times (NYT), instruyendo a sus periodistas a evitar determinados términos y a cómo describir la violencia de Israel contra los palestinos. Justificado en aras a la claridad y la objetividad. Tal actuación no es nueva, pero con la guerra en curso se ha mostrado diáfana.

Atentando al derecho internacional, desde 1967 Israel ocupa ilegalmente el territorio palestino: Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental. Pero no pueden usar «territorio ocupado», y, en cambio hablan de que Israel «‘supervisa’ la Ribera Occidental». A pesar de que Israel se fundó en la Nakba (limpieza étnica) y tras la invasión de Gaza, esta se volvió un objetivo fundamental, la «limpieza étnica» está prohibida. La Corte Internacional de Justicia dictaminó que hay genocidio en Gaza, como también Francesca Albanese, relatora de Naciones Unidas para Gaza en su informe Anatomía de un genocidio, mas el término «genocidio» está prohibido.

Tampoco pueden hablar de «campos de refugiados» en Gaza, donde son ya antiguos, porque toda la franja es un gran campo de refugiados y sus ascendientes expulsados por los asentamientos israelíes, para desdibujar su origen y negar su derecho de retorno.

El máximo exponente de la parcial inclinación hacia la propaganda israelí, obsesionada siempre por borrar toda huella de Palestina, es la explícita prohibición del término «Palestina», sea respecto al territorio o al Estado, excepto en casos muy raros

La prohibición de las palabras, que describen de manera verídica la realidad de Palestina, está calculada con el objetivo de oscurecer el origen y distorsionar las razones del conflicto a fin de asegurar el apoyo pleno a una parte (Israel) y tener consecuencias del reconocimiento y del derecho internacional. Los vetos de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU para admitir a Palestina como miembro pleno o la negativa de Washington a reconocer la aplicabilidad de las convenciones de Ginebra a Gaza (para no perseguir a los políticos israelíes por crímenes de guerra y/o lesa humanidad) son buenos ejemplos.

Muchos de los titulares del NYT, son manipulados. Los palestinos mueren solos sin conocer sus asesinos, mientras que los israelíes siempre son masacrados y asesinados brutalmente. El objetivo es deshumanizar a los palestinos, cuya vida no vale nada, sean niños, adultos, ancianos.

Tal actuación del NYT tampoco es una novedad. Recordemos las armas de destrucción masiva en 2003 para justificar la invasión de Irak. O las presuntas violaciones masivas de Hamas, según las fake news israelíes sobre los bebés decapitados o niños en microondas, repetidas por los políticos estadounidenses, que nunca fueron contrastadas por NYT, ni tampoco estuvo en su agenda, hacerlo.

José Saramago, decía, en 2002, que Palestina es como Auschwitz, levantando un gran escándalo en Israel, y que no era un conflicto. «Podríamos llamarlo un conflicto si se tratara de dos países, con una frontera y dos estados con un ejército cada uno». «Un sentimiento de impunidad caracteriza hoy al pueblo israelí y a su ejército. Se han convertido en rentistas del holocausto. Con todo el respeto por la gente asesinada, torturada y gaseada». «Auschwitz es para los judíos una herida que probablemente no cicatrizará jamás. Pero no quieren ver cicatrizada, constantemente arañan para que continúe sangrando, como si pretendieran hacernos responsables de ella». «En lugar de aprender de las víctimas, se han inscrito en la escuela de los verdugos. ¿Que ayer fueron segregados? Ahora segregan. ¿Que fueron torturados? Ahora torturan».

Tan culpable es quien arroja bombas sobre Gaza, como quien se las suministra. Si se cuentan las víctimas civiles de las intervenciones estadounidenses, suman entre 10 y 15 millones en las guerras de Corea y Vietnam, y entre 9 y 14 millones por acciones bélicas de EEUU y de sus agentes indirectos (por ejemplo, Afganistán, Angola, Congo, Timor Oriental, Guatemala, Indonesia, Pakistán, Sudán...) En total, según cifras oficiales de organizaciones de derechos humanos, EEUU es responsable de la muerte de 20 a 30 millones desde la II Guerra Mundial.

«¿Cuántas personas hay que matar para ganarse el título de asesino de masas y criminal de guerra?», preguntó el dramaturgo inglés Harold Pinter en su discurso del Premio Nobel de Literatura en 2005. Nos recordó «una vasta alfombra de mentiras, de la que nos alimentamos». Para «mantener el poder de las élites gobernantes», es esencial que la gente siga siendo ignorante, desconociendo la verdad. Debajo de esta alfombra se ocultan los crímenes mencionados. Simplemente no ocurrieron.

Además, Pinter recurrió a un fragmento de un poema de Pablo Neruda, "Explico algunas cosas". “Déjenme, dijo, que aclare bien que al citar el poema de Neruda en modo alguno estoy comparando la España republicana con el Iraq de Saddam Hussein. Cito a Neruda porque en la poesía contemporánea no he encontrado ninguna descripción más poderosa y visceral del bombardeo de civiles”. Pero este poema de Pablo Neruda me parece perfecto para describir la masacre de los bombardeos actuales de Israel sobre la población civil en Gaza.

 

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Y una mañana todo estaba ardiendo,

y una mañana las hogueras

salían de la tierra

devorando seres,

y desde entonces fuego,

pólvora desde entonces,

y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,

bandidos con sortijas y duquesas,

venían por el cielo a matar niños,

y por las calles la sangre de los niños

corría simplemente, como sangre de niños.

¡Chacales que el chacal rechazaría,

piedras que el cardo seco mordería escupiendo,

víboras que las víboras odiaran!

¡Frente a vosotros he visto la sangre

de España levantarse

para ahogaros en una sola ola

de orgullo y de cuchillos!

Generales traidores mirad mi casa muerta,

mirad España rota: pero de cada casa muerta sale metal ardiendo

en vez de flores

pero de cada hueco de España

sale España,

pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,

pero de cada crimen nacen balas

que os hallarán un día el sitio del corazón.

Preguntaréis: ¿por qué su poesía

no nos habla del sueño, de las hojas,

de los grandes volcanes de su país natal?

¡Venid a ver la sangre por las calles,

venid a ver

la sangre por las calles,

venid a ver la sangre por las calles!”


 

Un poema de Pablo Neruda para describir los bombardeos sobre Gaza
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