domingo. 04.05.2025

M.L.A.C., la mujer que denunció haber sufrido una agresión sexual que tuvo lugar el 4 de diciembre de 2005 en el interior de una ambulancia, tras llamar al 112 porque “sufría una intoxicación etílica”, no reconoció este miércoles por la mañana en la Audiencia Provincial de Las Palmas a los dos técnicos sanitarios acusados del delito, Guillermo Isaac Suárez, presunto autor de los hechos, y Juan Miguel Romero, supuesto colaborador que jaleaba y animaba a su compañero durante la agresión, para los que el fiscal pide 14 años de prisión para cada uno.

La supuesta agredida dijo que no se acordaba “de sus rostros” porque “había bebido” más de tres copas y “estaba drogada”, aunque insistió ante la sala que no consume droga, que tiene la “sospecha” de que le metieron alguna sustancia en la copa. En este sentido, los análisis realizados por las forenses para certificar si la denunciante era consumidora habitual “dieron negativo”. M.L.A.C. afirmó que “sí es cierto que en momentos de mi vida me haya emborrachado, pero que la droga no la he probado y aunque así fuera, no tienen derecho a violarme”.

La versión sostenida por M.L.A.C., que en “numerosas ocasiones” incurrió en “incongruencias, contradicciones y cambios de manifestaciones”, según la abogada de Suárez, se caracterizó por “saltos de memoria”, propios del estado de ebriedad, en el que se encontraba la presunta víctima en la noche, y así lo corroboró una de las psicólogas que atendió a M.L.A.C. en los días posteriores al supuesto delito, que añadió que “la embriaguez puede influir en la percepción de la realidad, hacer que se entre en una fase de confusión tal, que el que la padece sufra de lagunas amnésicas que no se recuperan con el tiempo”.

Además, las psicólogas concluyeron en sus informes que “el hecho, tal y como M.L.A.C. lo contó, no tiene correlación con su comportamiento fisiológico”, entendido por la subida de la tensión arterial, la sudoración o taquicardias, “que suelen manifestar las víctimas que relatan en primera persona sus agresiones”. Por esto, y porque las peritos esbozaron una “personalidad peculiar” de M.L.A.C, caracterizada por la “ansiedad, por rayar el límite y la neurosis”, las psicólogas aseguraron en la Audiencia Provincial que “no es posible llegar a la conclusión con un examen psicológico de la veracidad de los hechos que la supuesta agredida relata”.

Otros peritos sanitarios, en este caso los doctores del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria Materno Infantil que la atendieron la noche de la presunta violación, afirmaron igualmente durante la audiencia que los análisis ginecológicos no arrojaron la existencia de “lesiones internas”, que la vagina estaba “normal”, que la denunciante presentaba “tan sólo un hematoma en la cara interna del muslo derecho, que pudo haberse hecho unos días antes”. Aunque el fiscal argumentó que esto pudo deberse a que los técnicos sanitarios habían introducido una jeringuilla con un líquido, “para lubricar la zona y facilitar la penetración, algo que comprobarían con la introducción de sus dedos para posteriormente violarla”.

Durante el juicio se conoció que la ropa que llevaba la presunta víctima no se conservaba, “que la había tirado”, porque ella “sólo” quería “olvidarse de todo”, y que según la versión de los testigos M.L.A.C estaba “agitada y nerviosa: escupía y se zarandeaba”. Aunque en este punto los dos acusados se contradijeron: Suárez indicó que la presunta agredida bajo tranquila de la ambulancia y Romero que todavía estaba ansiosa y que tuvo que decirle que “ya estaba bien”.

La amiga de M.L.A.C. aseveró que en “varias ocasiones” le prohibieron acompañarla en la ambulancia y que por eso tuvo que seguir con su coche el recorrido del vehículo sanitarios, “que circulaba entre los 20 y 40 kilómetros por hora”, lo que la “preocupó” porque pensaba que “su salud estaba empeorando”. Sin embargo, una ficha del Centro Canario de Salud refleja que la ambulancia tardó dos minutos en llegar al Centro de Salud del Puerto.

En ese tiempo, la presunta víctima, que declaró tras un biombo y no pudo evitar llorar durante su declaración, dijo que Suárez la agarró con una mano, mientras con la otra se bajó los pantalones y los calzoncillos, al tiempo que le tocaba los pechos, lo que es algo “imposible”, según la abogada de Suárez, Soledad Méndez. M.L.A.C. expresó que “no ocurrió como lo denunció, pero ocurrió”.

Con estas declaraciones la jueza deberá ahora decidir si declara culpables o no a ambos acusados y si considera los agravantes del voto de confianza que se deposita en los técnicos sanitarios de las ambulancias.

La mujer que denunció que la “agredieron” sexualmente en una ambulancia no reconoce a...
Comentarios