La Fundación César Manrique (FCM) ha comunicado este miércoles oficialmente la inminente apertura de la nueva Casa-Museo César Manrique en el municipio de Haría.
Según han puesto de manifiesto en rueda de prensa el presidente de la institución, José Juan Ramírez, y el director de Actividades Fundacionales, Fernando Gómez Aguilera, la apertura al público se producirá durante el próximo mes de agosto, todavía sin una fecha concreta por definir.
La que fuera la vivienda – taller del genial artista lanzaroteño entre 1974 y 1992 se convertirá en el Centro de Visitantes más caro de toda la Isla debido, según la FCM, “a la necesidad de reflejar también en el precio la gran puesta en valor de la personalidad y el carácter de Manrique”.
Las visitas al nuevo centro, que servirá para mejorar la conservación del patrimonio del artista y también tratará de dinamizar la vida social y económica del municipio norteño de Haría, se organizarán de forma anticipada, ya que se cursarán visitas por grupos y cupo limitado. No habrá tampoco descuentos para residentes, aunque sí unos seis meses tras la apertura en los que podrán realizarse visitas gratuitas.
Tal y como ha expuesto Gómez Aguilera, el comunicador Jaime Puig gestionará la nueva oficina de relaciones con los medios de comunicación hasta que se desarrolle el proyecto que están llevando a cabo en estos momentos.
Los cinco grandes ejes sin equipamientos adicionales
Gómez Aguilera, por su parte, ha destacado que la FCM ha renunciado a infraestructuras y equipamientos propios como accesos exclusivos al nuevo centro o una gran carretera aledaña. El proyecto se estructura sobre cinco ejes principales: la vivienda de César Manrique; sus bienes, muebles y hasta 1.500 objetos que acumuló; los espacios sociales de la vivienda, orientados hacia la cara norte, la parte de la casa por donde iba a empezar el artista una rehabilitación que quedó inacabada; el taller, “la joya de la corona y capilla de este Museo, que se mostrará tal y como quedó”, y la finca y el jardín de enarenados sobre el que se asentaba la antigua vivienda de Manrique, “donde el artista se dedicó de lleno a disfrutar del arte, concretamente la pintura en su máximo esplendor, y la naturaleza y el entorno del lugar”.