AGENCIAS
Cientos de jóvenes alzan el típico pañuelo para celebrar el inicio de las fiestas de San Fermín.
Los Sanfermines 2006 comenzaron este jueves la mediodía con el lanzamiento del tradicional chupinazo desde el balcón de la Casa Consistorial de Pamplona que, en esta ocasión, correspondió al concejal de Aralar, Javier Eskubi, quien empleó una fórmula nueva al loar las fiestas en lugar de al santo.
El edil optó por gritar, en castellano y en euskera, "viva las fiestas de San Fermín" en lugar de utilizar el habitual "viva San Fermín, gora San Fermín", ante lo que la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, de UPN, tomó un micrófono y, por sorpresa, reprodujo a continuación esta fórmula que, como la anterior, fue coreada por los miles de asistentes que abarrotaban la plaza y sus aledaños.
Eskubi ya había anunciado su intención de modificar la frase que cada año da paso a estas internacionales fiestas, dada su condición de agnóstico.
Miles de personas festejaron el comienzo de los Sanfermines 2006
El acto fue seguido tanto desde la plaza del Ayuntamiento como desde otros tres escenarios de la ciudad -Paseo de Sarasate, parque de Antoniutti y plaza de los Fueros- en los que se instalaron pantallas gigantes para seguir en directo este acontecimiento con el apoyo, por primera vez, de dos intérpretes de lenguaje para sordos.
En una mañana fresca y seca, a pesar de que las previsiones advertían del riesgo de alguna lluvia débil, pamploneses y foráneos se dieron cita ante el Consistorio y sus alrededores con suficiente antelación como para disfrutar de la espera, en la mayoría de las ocasiones compartiendo el típico almuerzo de la víspera del día grande de las fiestas.
Cuando faltaban escasos minutos para el mediodía, los concentrados repitieron un año más la escena de levantar sobre sus cabezas los pañuelos rojos en forma de triángulo a la espera de poder anudárselos al cuello con el estallido del cohete, mientras en el centro de la plaza podían verse una ikurriña gigante y dos pancartas, una de ellas en favor de la independencia.
Antes, las botellas de cava, único objeto contundente que las autoridades permitían meter en la plaza, se descorcharon por cientos al tiempo que se sucedían los cánticos a San Fermín y otros propios de estas fiestas.
Con las campanadas de las 12:00 horas, Eskubi, médico traumatólogo de 61 años, natural de Bilbao, prendió la mecha del chupinazo con el deseo, según comentó instantes antes, de que este momento sea "la explosión del proceso de paz".
Mientras se lanzaban el resto de cohetes desde el Ayuntamiento, el público que abarrotaba la plaza dio rienda suelta a la alegría y extendió la fiesta recién iniciada por el Casco Viejo pamplonés, que inmediatamente se llenó de música.
Un ambiente que se prolongará de forma espontánea y también organizada por el Ayuntamiento durante nueve días ininterrumpidos, durante los cuales el programa oficial incluye un total de 302 actos, entre los que destacan los encierros y las corridas de toros.