El Cabildo de Lanzarote, a través de la Consejería de Asuntos Sociales, y los ayuntamientos de la Isla, firmaron el pasado jueves una prórroga de dos convenios de colaboración que integran varios programas de prevención de riesgos y ayuda a los menores, que ya estaban funcionando en la Isla. Concretamente, los Servicios Sociales de Lanzarote atendieron a 150 menores en situación de riesgo el año pasado.
Macarena, socióloga del Servicio de Planificación de la Infancia, explicó a esta redacción en qué consiste exactamente una situación de riesgo: “cuando, por distintas circunstancias - familiares, del entorno o personales - no se produce el adecuado desarrollo del menor”. Es decir, cuando el menor presenta un alto absentismo escolar o pasa hasta seis horas en la calle sin ningún control por parte de los padres, cuando está en unas malas condiciones de alimentación o higiene, cuando dedica su tiempo libre a lo que los expertos llaman “ocio marginal”, etcétera. También pueden darse circunstancias en las que los padres padecen algún tipo de adicción a cualquier tipo de sustancia tóxica.
Muchas veces, según afirmó la socióloga, los problemas surgen porque los padres no pueden conciliar su vida familiar y laboral. Macarena puso el ejemplo real de una mujer que trabaja en el sector del turismo que cada día tiene que coger una guagua a las 6:00 de la mañana y otra de vuelta a las 18:00 horas. ¿Quién controla a sus hijos? ¿Quién supervisa si desayunan y lo que desayunan? ¿Si van al colegio o se quedan en la calle? ¿Dónde comen? Son preguntas de difícil respuesta y, sin embargo, como dice Macarena, “mejor que la madre trabaje a que no haga nada”.
¿Cómo llegan los menores a los programas de apoyo? Macarena explicó que la detección de una posible situación de riesgo normalmente llega a Asuntos Sociales a través de una denuncia de los colegios, los hospitales o centros de salud, la propia Policía Local y también desde los equipos técnicos que apoyan al Fiscal en los Juzgados. Todos estos agentes son los primeros en detectar “los primeros indicios de una no adecuada práctica de las funciones parentales”. Posteriormente los trabajadores de Asuntos Sociales realizan una investigación en la que hablan con los tutores o profesores, médicos o incluso con los padres de los chavales.
Una vez detectada e identificada la situación de riesgo para el menor, se pone en marcha un “equipo de apoyo a la convivencia”, que es uno de los programas insertos en el convenio que ayer se firmó. Este equipo actúa ofreciendo al núcleo familiar pautas que varían en función del problema y que van desde una correcta administración del dinero hasta nociones de higiene y alimentación. A veces, dice la socióloga, ahí acaba su trabajo porque el problema queda resuelto. Pero en otros casos, cuando se detectan indicios de que se requiere una intervención mayor - ya sea por algún tipo de consumo (de sustancias tóxicas), una enfermedad mental u otras circunstancias adversas graves - porque así lo decide una “mesa de valoración”, se da paso al “equipo de riesgo”, otro de los programas que se incluyen en el convenio de colaboración entre el Cabildo y los ayuntamientos.
Los Centros de Día responden a la necesidad de “guardar” al menor mientras sus padres no pueden estar con él porque, por ejemplo, están trabajando. En este sentido, Macarena recordó que éstas no son medidas sancionadoras, sino preventivas y de ayuda a la familia. En estos casos, los trabajadores sociales recogen al menor del colegio y les llevan al Centro de Día, donde comen y realizan actividades educativas hasta que sus padres les recogen. Actualmente hay tres centros en la Isla: Arrecife (40 plazas), Tías (30 plazas) y Haría (15 plazas). Ante la pregunta de si son suficientes para cubrir la demanda de Lanzarote, la socióloga no lo duda: “No”, pero es mejor que nada. Existen unos requisitos de acceso y se priorizan los casos más delicados y urgentes.