miércoles. 14.05.2025

Por Miguel Ángel de León

Este viernes, mientras iba en el coche, alcancé a escuchar en la tertulia del mediodía de Lanzarote Radio la rectificación de Tirso Blancas con respecto a una afirmación suya de la semana anterior sobre el supuesto descubrimiento de una suerte de vacuna definitiva contra la caries. Ya le avisé en aquella ocasión que ese presunto hallazgo tenía más de leyenda urbana que de verdad científica. Aunque, como dirían los “conspiranoicos”, nunca se sabe...

Tiempito atrás tuve que llevar a una chinija al servicio de Urgencias del Hospital General. Durante la espera (curiosamente, en Urgencias casi nunca se dan mucha prisa; otro misterio sin resolver), una azafata (enfermera, quise decir) del Hospital tuvo tiempo de contarme la Biblia en verso. Y, entre otras revelaciones, me dejó caer una intrigante suposición:

-Suponte, por ejemplo, que una mañana alguien, cualquier científico de los miles que hay en todo el mundo, descubre o inventa, aunque sea por pura casualidad como le pasó al doctor Fleming con la penicilina, una vacuna que acaba radicalmente con las caries para siempre jamás. Y entonces va el tío, o sea, el científico de esta historia, y se lo cuenta en secreto a su mejor amigo (a su mujer no, porque habla hasta por los codos). Pero toca la casualidad que su mejor amigo es un dentista que además preside la poderosa Asociación de Odontólogos de ese ignoto país. ¿Me sigues?

-Sigue, sigue...

-Bueno, pues entonces surgen una serie de inevitables preguntas que paso a plantearte a ti, que trabajas en esos medios de comunicación en donde sólo sacan boberías y no cuentan nunca estas cosas gordas. ¿Qué primer pensamiento puede pasar por la cabeza del dentista desde el mismo momento y hora en que su amigo le revela tamaño secreto profesional? ¿Se impondrá su amistad a su dedicación profesional? ¿Va a ocultarle la “buena nueva” a la Asociación médica que él mismo preside? Y cuando se lo cuente a sus colegas, ¿qué le aconsejarán éstos a su presidente? ¿Me vas entendiendo?

-Si te digo te engaño...

-Pongamos otro supuesto entonces: alguien inventa o descubre que...

-Perdona que te interrumpa, pero es que inventar no es lo mismo que descubrir, para mi gusto...

-Ya lo sé, hasta ahí también llego. Tengo mis estudios; no vayas a creer que el título de ATS lo dan en una tómbola de los Sangineles. Pero para el caso que te cuento da igual inventar que descubrir. Estábamos en que alguien va y halla una solución sustitutiva de la gasolina...

-Ya puestos, podía ser del gasoil, que es lo que yo le echo a mi coche...

-Bueno, alguien encuentra un sustituto barato para el petróleo o el crudo, en general. Por ejemplo, agua de mar, como hace Inalsa...

-Sí, Inalsa hace aguas... y el agua le llega ya al cuello, por lo que tengo entendido.

-Vale, pero mejor aparcamos un momento los jueguitos de palabras, si no te importa, porque lo importante de verdad es que, si eso que te conté antes sucediera, ¿podría dormir tranquilo el inventor o descubridor de ese milagroso hallazgo sustitutivo de las energías contaminantes? ¿No peligraría su vida, teniendo en cuenta el inmenso poder internacional de las grandes compañías petroleras? ¿Quién va entonces a osar ponerle el cascabel a ese gato tan enorme y poderoso?

-¿Seguro que tú sólo estudiaste Enfermería, muchacha? (de-leon@ya.com).

Vacuna contra la caries
Comentarios