Por Miguel Ángel de León
Repetir que la Lotería de Navidad no ha caído en Lanzarote (independientemente de que les haya caído en suerte a algunos afortunados que trabajan en Lanzarote) no es noticia. Nunca veo los informativos de televisión (soy animalito de prensa escrita y sólo me creo las noticias cuando las leo, no cuando las veo), pero ayer me enteré por la tele del bar que la cifra del Gordo de este año terminó en 7, que no sé si es mi número de la suerte pero sí el que compro por inercia por aquello de que me coincide con el natalicio, que se remonta hasta casi un ratito antes de que los dinosaurios se extinguieran de la Tierra.
Unas horas antes del viernes, Día del Sorteo entre los sorteos, Dimas Martín me había dejado ya el reintegro en forma de última entrevista antes de entrar en la cárcel por no se sabe cuántos años exactamente, con la única condición de que fuera emitida precisamente una vez que él ya hubiera o hubiese ingresado en prisión. No fue ningún logro profesional por mi parte, puestos a contar verdades, pues apenas tuve que mover ni un solo dedo para ello. La idea se le había ocurrido al propio Dimas la última vez que coincidimos en un plató de televisión, justo al finalizar una anterior entrevista en directo: “La víspera de mi ingreso en prisión me gustaría dejar grabada aquí una entrevista contigo, si a te parece bien”. No me parecía ni bien ni mal, pero sé que otros hubiesen pagado por ese caramelo catódico, como me consta que también otros muchos medios se han quedado con las ganas de entrevistarle durante estas últimas horas en libertad (hasta donde sé, en la última semana de Dimas como hombre libre sólo cazaron esa codiciada pieza informativa Lanzarote Radio, Canal 6 y Archipiélago Televisión, muy poquitos medios teniendo en cuenta la cantidad de los ya existentes).
Justo antes de iniciar la grabación de la entrevista de marras, ya a muy altas horas de la noche, le previne al auto-invitado que ya sabía la sorpresa que tenía guardada: entrar en la cárcel de Tahíche justo un día antes de la fecha establecida, para darle así esquinazo a la prensa y para evitar así el habitual “espectáculo” de sus fieles mostrando su adhesión inquebrantable (hasta que llegan después los transfuguismos masivos) al principal y cuasi único líder del PIL.
-Ah, pero eso no lo digas, Miguel Ángel...
-Pero ya va a dar igual, porque cuando el programa se emita ya estará usted en prisión...
-Sí, pero prefiero que no lo digas. Y no me refiero sólo al programa. Te lo pido como un favor...
-Pues me rompe usted el primer folio del guión, que se basaba precisamente en ese ingreso imprevisto y adelantado.
Ese fue el acuerdo y la única condición previa, aparte de la ya citada de emitir la entrevista una vez que el entrevistado ya estuviera del otro lado de los barrotes. Dimas me había roto parte del guión, en efecto, pero cumplió al pie de la letra con el que él mismo tenía previsto: ingresar en la cárcel antes del día y la hora acordada, darle esquinazo al grueso de la prensa... y dejar algo más maguados de lo habitual a los que todavía, a pesar de los pesares y las sentencias, siguen creyendo en él. Sobre el resultado de la entrevista no soy el más indicado para opinar. Si le digo le engaño. (de-leon@ya.com).