miércoles. 14.05.2025

Por Miguel Ángel de León

Ustedes no lo recordarán porque son víctimas, como todo hijo de vecina, del tráfago de las mil y una insustanciales noticias con la que los medios nos aturden a diario, pero fue lo cierto que hace ahora casi tres años, justo un 6 de septiembre de 2003, se produjo otro terremoto en Lanzarote, con algo más del doble de intensidad que el del año pasado (4,4 grados). El de 2003 fue el antepenúltimo movimiento sísmico de cierta importancia registrado en la isla, aunque a mí me pilló fuera de la misma, en el sur de Francia. Poco tiempo después se registró otro, del que tampoco me percaté porque me agarró de noche en Arrecife y ya llevaba puesto el terremoto etílico habitual, que te impide distinguir -un suponer- la ola de una piscina de un maremoto, o un político de una persona humana, con perdón por la redundancia.

Don Vicente Araña Saavedra, el investigador canario perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC para los amigos y demás personas piadosas), nacido en La Palma casi coincidiendo con el final de la Guerra Civil española -para más señas-, afirmaba allá por el año de gracia de 1997 que "en Timanfaya se registraron mil y pico terremotos en 1997, aunque eso es normal en un área volcánica como Lanzarote, donde hay fluidos moviéndose y donde de vez en cuando se abre una grieta". Esta última parte de la frase es pura poesía erótica o pornográfica, si ustedes se fijan bien en los fluidos que se mueven (pleonasmo casi) y en las grietas que se abren. ¡Y a su edad, don Vicente!

El veterano investigador no incluía en su lista los otros terremotos políticos, claro, que fueron tantos o más en esa misma fecha, con su epicentro habitual en el centro de esta pobre islita rica sin gobierno conocido, a la altura del Ayuntamiento de San Bartolomé, el municipio que ombliguea a Lanzarote y en donde consta que se siguen registrando a día de hoy sísmicos movimientos, a pesar de lo que van diciendo o vendiendo por las esquinas sobre una supuesta y nunca vista estabilidad. Ya, ya, como la del Cabildo. El otro decía que no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano...

El señor Araña, miembro también de la Casa de los Volcanes de Lanzarote, lo avisaba así de clarito desde aquel entonces: "El sentido común indica que si Canarias ha sufrido erupciones volcánicas en todos los siglos, el siglo XXI también tendrá la suya". Aunque la estadística suele ser la gran mentira (véase el caso del engañabobos de las encuestas, que se basan también en datos estadísticos y por eso no aciertan nunca ni por equivocación), supongo que su razón tendría don Vicente para aventurar con sobrados argumentos esa gran erupción o terremoto que barruntaba en los estertores del pasado siglo XX, cambalache.

Lo que sí está incluso más claro que la publicidad bancaria, sin la necesidad ni la necedad de pertenecer a ningún Centro Superior de Investigaciones Científicas, es que los otros terremotos políticos en Lanzarote van a seguir siendo de aquí hasta mayo de 2007, a buen seguro y conociendo la feroz fauna política local, tantos o más que los que vienen registrándose anualmente en Timanfaya (véase no más lo que se están diciendo ahorita mismo en el Cabildo los del PSOE a CC y los de CC al PSOE, pese a pertenecer los integrantes e intrigantes de ambas formaciones a un mismo y “muy estable” pacto de gobierno). Y lo peor es que esos otros terremotos desestabilizadores serán más peligrosos y dañinos que los de origen volcánico para la inmensa mayoría de los conejeros que seguimos condenados en las últimas décadas a elegir entre políticos malos o políticos peores. Comparado con ellos, el peligro de los terremotos y de los volcanes de don Vicente se queda en mera broma.

Ya ni los terremotos son como antes. Todo degenera, aunque no tanto ni a tanta velocidad como la política lanzaroteña, como es triste fama. (de-leon@ya.com).

Terremoto inminente
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